miércoles, 24 de abril de 2013

LITTLE DRAGON

MACHINE DREAMS (2009)

En Capadocia (región que cambia de nombre según el lugar donde se explique), había un dragón que la tenía tomada con el reino, así que pasado un tiempo, asustados y desesperados, los lugareños decidieron entregarle cada día dos corderos al gigantesco bicho para satisfacer su hambre y que no atacase nunca más la villa. Pero cuando los animales empezaron a escasear se decidió enviar a una persona escogida por sorteo. Aquella familia que veía cómo uno de los suyos era devorado por aquella temida figura, recibía a cambio, todo tipo de riquezas como compensación, porque era pan de cada día el ver como el plan fracasaba. Tras un largo período en el que las muertes de la gente de a pie se sucedían, el pueblo se cansó de que ningún miembro de la realeza fuera enviado y por tanto presionó para hacer ver que debía ser alguien de sangre azul quien fuera devorado. Causó efecto el clamor popular y se mandó a la princesa hasta la cueva del dragón, cayó al llegar en las redes del mito y fue secuestrada, pero allí se encontró al caballero Jorge, que acabó con la amenaza clavándole su espada, y cumpliendo su cometido de galán al rescatarla. De la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo nació una rosa roja que el caballero le entregó a la noble muchacha. Luego imagino que aprovechando la intimidad del lugar se dejaron llevar por la pasión del momento y completaron una jornada lujuriosa jugando a los médicos. Vale, puede que la última parte, la física, me la haya inventado (o no?), pero así se conoce la historia del patrón de Aragón, que también lo es de Cataluña, Inglaterra, Georgia, Portugal, Etiopía, Bulgaria, Cáceres, Alcoy, la ciudad argentina de Pichanal y Tumbuctú, como también lo es (aunque suene a broma) de los Boy Scouts.

Comento esto, porque ayer se celebró el 'Día de San Jorge', y no pude hacer una entrada relacionando el tema con música debido a un problema de espacio y logística, ya que pasé casi todo el día fuera de casa y al volver, tras una tarde de andar de arriba a abajo recorriendo el paseo de gracia barcelonés con una pareja de amigos del pueblo que había venido a que les firmara ejemplares una escritora, solo tenía ganas de sentarme frente al televisor para ver el Bayern-Barça y tras finalizar el encuentro de lo único que tenía ganas era de hacerme el hara-kiri (que descalabro azulgrana, por Dios), así que como nunca es tarde si la dicha es buena, traslado la idea a hoy, porque además hace una estupenda mañana y me apetece bailar hasta que caiga la noche, más que nada porque desde hace un rato tengo puestos de fondo los revitalizantes temas que componen el segundo disco de Little Dragon, banda cuyo nombre me viene al pelo para introducir este post. Una banda de Göteborg (Suecia), que al igual que Asobi Seksu, Deerhoof y Blonde Readhead, cuenta con una vocalista de descendencia japonesa al frente.

El cuarteto se distingue por practicar una suerte de electrónica ramificada en estilos como el dream-pop, el trip-hop, el neo soul, el downtempo y el synthpop, en la que todo cabalga a un ritmo movido, seductor, provocador y, porque no decirlo, ciertamente afrodisíaco. Su música incita a un movimiento de caderas que sube la libido, despierta las emociones y rechaza tanto la vertiente chicletera del electropop de los 80's como la crudeza artificial y elemental de lo que se cuece en esa acuarela de géneros que acarician con un fino pincel, para quedarse a cavilar en tierra de nadie apostando por ejecutar una labor muy personal que no entiende de comparaciones obvias. Mas en la onda de lo que hacen sus paisanos The Knife, que de la gran mayoría de formaciones que parten la lana dentro del electroclash de melodías accesibles, se fundaron a mediados de los 90's, empezando su andadura desde la amistad que les unía por compartir aula en el instituto, y casi una década después, tras muchas horas echadas en el local de ensayo, por fin su esfuerzo se tradujo en material oficial con la de un par de 7" que fueron la antesala de lo que significaría su debut en larga duración con título homónimo.

En la actualidad, con una fama discreta pero destacable al fin y al cabo, ya cuentan con tres álbumes de estudio y han colaborado individual o colectivamente con gente como Gorillaz (gran parte de su éxito se lo deben a la banda virtual de Damon Albarn), su paisano José González (dos de sus miembros estuvieron en la grabación de su flamante 'In our nature'), Maximum Ballroom (proyecto paralelo del guitarrista de Tv On The Radio), Raphael Saadiq, Dj Shadow y SBTRKT (que han tenido la voz de Nagano como invitada de lujo en alguno de sus álbumes). Se puede decir que con su presencia en todos esos recovecos sonoros se han ganado un lugar de privilegio en el panorama independiente a nivel mundial, así como por canciones tan extraordinarias como las once que componen este genial 'Machine dreams'. Cundan como ejemplos dignos, "A new", repleta de drones digitales inundados en elipses como un pensamiento inacabado, un corte delicioso, que recuerda a la inditrónica de Populous y Au Revoir Simone, pero que encajaría en cosas más nocturnas como la banda sonora de 'Drive' o sin ir más lejos, en el ideario de Chromatics, una de las bandas que participaban en dicho score, un inicio embriagador que nos pone en situación para afrontar el resto del minutaje con la esperanza de estar ante una obra compleja llena de sorpresas, "Looking glass", gancho eficaz para atrapar a un público amplio porque puede deleitar tanto a los adeptos de los primeros hits de Madonna, como a los que se dejaban llevar en aquella era por el desliz seductor de los olvidados Miami Sound Machine o la energía adolescente de la alemana Nena, referencias no muy habituales dentro de lo que se suele nombrar a la hora de describir el espejo en el que se miran los coetáneos de nuestros protagonistas de hoy, y claramente orientadas a la ofrenda de algo distinto dentro de las deudas ochenteras de la mayoría, "My step", soberbia pieza que crece constantemente, empezando con un compás próximo a Chicks On Speed, pero en clave oscura, y añadiendo sobre la marcha una base que emula el "The invisible man" de Queen, un tema descomunal que no sé si decir que es mi favorito del lote, porque cada uno brilla a su manera y cuesta mucho tener predilección, "Feather", enorme, intrépida, atmosférica, a mi juicio, algo cercano a lo que hacía Stone Gossard con sus Brad, a pesar de sus estilos estén muy alejados en su concepto, mucho más sobrio y afín al trip-hop que cualquiera de sus antecesoras, "Never never", con una batería robusta marcando el ritmo con la delicada, sugerente, sensual, seductora y frágil voz de la nipona llevando la batuta, una pista que une los imaginarios de Air, Two Lone Sordsmen y el Laurent Garnier más ambiental, "Runabout", espectacular en su incitación a la animosidad desacomplejada, luminosa, bailonga y festiva, enésima genialidad surgida del talento de este fabuloso grupo, "Swimming", que al escucharla lo único que me viene a la cabeza es pensar que Foster The People conocen bien a esta banda, una canción alegre y pizpireta que vuelve a trasladarnos a la edad prolífica del pop, "Blinking pigs", o lo que harían Beach House con un poco más de nervio aplicado a su cerebro, una marca retrofuturista con un envoltorio de técnica preciosista adornada con un estribillo sabroso, y "Fortune", coqueteando con el jazz electrónico como tan bien hacían en sus inicios los británicos Lamb. En definitiva una obra magnifica que sobrevive de lujo en la independencia aún asomando mucho la cabeza en el bulevar del mainstream poniendo al servicio del consumidor unas coordenadas R&B, que entran a la perfección.

Little Dragon son Erik Bodin, Fredrik Källgren Wallin, Arild Werling y Håkan Wirenstrand. En este penúltimo trabajo de su discografía (hace un par de años nos llegó 'Ritual union') participaron también, Dimman, que pone voces en la cuarta pista del álbum y La Scrocka, seudónimo bajo el que se esconde la cantante danesa Kira Skov (líder de la banda indie-rock Kira & The Kindred Spirits), y que aquí participó tocando los timbales en la séptima.

4 comentarios:

  1. Hola; me gustaría contactar con vosotros por correo electrónico. ¿Sería eso posible?

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  2. Hola! soy el que lleva este blog (en solitario, por cierto).
    Si, claro que es posible, creo que en mi perfil está mi dirección de correo personal, aunque no lo sé con seguridad. Si no la encuentras me lo dices y ya me dirás un modo de hacértela llegar.

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  3. La de veces que te he imaginado y recordado con Blinking pigs... tu sabes... me ponen hot! jajaja muaaaaaaaa!

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  4. Pues tendremos que ponerla de fondo a una noche de pasión, no? ardo en deseos de dar al play ya ;)
    Tiene un efecto afrodisíaco para mi también esa canción y este disco en global.

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