DUCKTAILS

III: ARCADE DYNAMICS (2011)

Por fin llega la semana del Primavera Sound, dentro de cuatro días dará comienzo el festival más ansiado del año (al menos para un servidor) y ya ha empezado la cuenta atrás con el anuncio de varios conciertos pequeños en distintos puntos de la capital barcelonesa como preámbulo. Para este acontecimiento que cada vez está más cerca, he pensado que no estaría mal postear unos cuantos discos de bandas que participen en el evento y lo hagan a una hora que indique su condición de secundarias, que no excelentes bandas. El motivo para que se les programe a primera hora o a media tarde y en escenarios más bien reducidos, responde al hecho de que son formaciones que todavía no han dado un gran salto, bien sea por llevar poco tiempo o por cualquier otra razón injusta. Para empezar esta miniserie de grupos que me gustaría destacar y que muy posiblemente me pierda al coincidir con otros que me encantan, he elegido a Ducktails, nombre del proyecto en solitario de Matthew Mondanile, líder de Real State (y también en los desconocidos, Dreams In Mirror Field y Predator Vision) que como bien indican en la misma página oficial del festival, en este debut 'desparrama su angulosa concepción del pop y se ha especializado en sepultar melodías bajo cascadas de drones. Como una versión avant-garde de Ariel Pink, Mondanile manipula sintetizadores y moldea la baja fidelidad para convertirse en el cruce imperfecto entre Panda Bear y Calvin Johson'. Escladecedora definición que nos pone en la pista de lo que ha perseguido el músico de Ridgewood (New Jersey), en la elaboración de estas once canciones que podremos escuhar los asistentes al magno acontecimiento el jueves a las 20:30 en el escenario Jägermeister Vice, o si lo preferimos, el viernes a las 15:15 en Parc Central del Poblenou sobre el Escenario 1. A la hora de dar forma a estas piezas en estudio, el bueno de Matt contó con la colaboración de varios miembros de Woods, algunos de sus compañeros de Real Estate y Noah Lennox de Animal Collective (también conocido por su labor en solitario como Panda Bear), que aparecen en varios temas para dar su propio enfoque a unas canciones que tan pronto suenan soleadas y luminosas como melancólicas y tristes, ahondando en su perspectiva experimental y destapando su lado inquieto, tan bien disimulado en su banda madre. Empezando por esa pegadiza intro instrumental de finalidad lo-fi y herencia sixtie que es "In the swing", un breve destello de minuto y medio que nos pone en situación antes de abrir boca del todo con la belleza humilde de "Hamilton road", mi favorita del disco, la cual descubrí gracias a mi buen amigo Victor que tuvo el buen gesto de recomendarme un divertido vídeo en el que se ve a una banda japonesa con chica al frente interpretando la canción, "Sprinter", que se apoya en una fina percusión digital y en una guitarra de tintes orientales repetitivos, con Mondanile ampliando su alcance, cogiendo un profundo acento que recuerda a Elvis Costello, "Sunset liner (for e.young), un anhelo nostálgico donde los tonos de guitarra ofrecen una gama más amplia, incluyendo un cierto desplume country un tanto encubierto y aplastado por una dinámica wah-wah, más una leve inclinaciones hacia el pop-jazz cristalino de The Sea and Cake, "Killin the vibe", en estrecha unión con el antes citado Panda Bear, que impregna la canción de su exquisito pop alucinógeno en una de las pistas más conciliadoras y adorables del lote, con sus preciosos juegos vocales y su idílico paisajismo hawaiano, la edulcorada "Don't make plans", una hermosura que suena como a lo lejos, elevando todavía más la sana intención de nuestro protagonista, desesperado por crear atmósferas surgidas de una mente nada influenciable, y "Art Vandelay", punto culminante del álbum junto a esa atrocidad de más de diez minutos de duración que lo cierra, la genial "Porch projector", dos canciones fenomenales que resumen esta obra, la primera reinando donde el sonido se recoge en un verso irresistiblemente pegadizo, acompañado de bellos coros, una estructura desdibujada a conciencia y uniendo las líneas que separan Ducktails de Real Estate, en una celebración masiva de su talento, y la segunda porque culmina el trabajo como otra curva de la carretera, está vez orientada al post-rock, en una larga improvisación que supone un deambular para abrir otro mundo musical sobre efectos pirotécnicos en evolución , fuegos artificiales y aplausos de asombro.