CHARLEMAGNE

CHARLEMAGNE (2004)

No pondría impedimentos a la intención de que alguien querido me regalara algo lujoso, obviamente siempre y cuando estuviera forrado de dinero, pues a nadie le amarga un dulce, incluso es más, lo aceptaría de cualquiera, para que nos vamos a engañar, pero si algo me hace ilusión en esta vida es que alguien importante para mí tenga un detalle que tal vez para alguien sea ínfimo, pero para mí es enorme. De esa manera llegó a mis manos este debut de la banda que montó Carl Johns tras disolver Noahjohn, por obra y gracia de mi idolatrada Sra.Esmiz, que aliviando mis penurias por no encontrar nunca material de esta banda y porque no decirlo, supliendo con creces mi desidia e ineptitud para buscarme la vida con la adquisición lucrativa de música en la red, se aventuró a comprar cada una de las pistas de este álbum para darme una alegría.

Tenía tantas ganas de tener algo de esta gente que llevo degustando esta obra con la misma intensidad que el primer día, supongo que por el valor sentimental que conlleva el hecho de que diera con ella de ese modo, pues tampoco se puede decir que sea algo imprescindible (aunque a mi me gusta muchísimo), ni tan siquiera creo que pase para muchos de la mera anécdota que este hombre haya cosechado la misma fama con este proyecto que con el anterior que lideró en su día, pues sé que ambos son sumamente desconocidos, motivo por el cual me animo a preguntar a todo el que lea esto y quiera contestarme por aquí, que si os parecería mejor ahora que no actualizo el blog tan a menudo que optara por postear discos que todos hemos escuchado o que me decante por rarezas poco reconocidas como ésta.

En fin, dilemas, dimes y diretes al margen , la cuestión es que Charlemagne es un grupo sin apenas repercusión fuera de su Madison (Wisconsin) natal, pero su valía esta fuera de toda duda, con el carisma de Johns al frente y una serie de músicos notables alrededor, sin alejarse en demasía de lo que se podía escuchar en los tres discos editados por Noahjohn (cuatro sin contamos el compartido con el inclasificable gurú del bluegrass piscodélico, Eugene Chadbourne), pero endulzando un poco más su discurso para sacar el lado pop a ese brillante indie-rock de finalidad alt-country abrumado por la magnifica voz de su líder.

Tres discos de estudio han visto la luz hasta el momento y este fue el que les presentó en sociedad, compuesto por once lustrosos temas que sientan de fábula al pabellón auditivo, comenzando con una brevísima intro que emula una fiesta sorpresa entre alaridos para dar paso a la exquisita "Prisioner of", de ritmo lento con destellos country, ideal para esos trayectos matinales para dirigirse al curro, cuando los párpados pesan todavía a causa del madrugón y uno necesita activarse poco a poco, vamos que con ese título pocas palabras bastan para confirmar lo que digo, "Two steps ahead", mi predilecta del lote, con esa melodía tan seductora y esa base tan consistente y endiabladamente confortable que a mitad es acompañada por unas palmas que le dan un formidable toque sixtie derivado en diversión vital, "In absentia", vuelta a la nocturnidad, con poso ralentizado y tristón, encogiendo las emociones para hacerlas entrar en el cofre dorado de los buenos recuerdos melancólicos, "Dawn upon", una verdadera preciosidad, rápida, ágil, sin duda la mejor del álbum, una gema pop cubierta de ingredientes ajenos que la hacen fundamental para entender su ideario, "August evening", vuelta al reposo para acercase, seguro que no pretendidamente, a aquellos Brad que lideraba Stone Gossard, guitarrista de Pearl Jam, un corte limpio, sincero e intimista, "Holland Daisy", una pieza que bien podría ser un hit potencial con esos silbidos que recuerdan a Edward Sharpe & The Magnetic Zeros y ese estribillo que da la impresión de ir apagándose dentro de su desarrollo, utilizando la misma fórmula que en el resto del minutaje, es decir acústica y guitarras bajas, golpes Casio, y la voz sin esfuerzo cantado sobre la angustia, la pérdida y la desesperación, un efecto primordial que le da un sonido distintivo, original, eficaz y convincente al que suma la influencia de Uncle Tupelo y Richard Buckner, "How could he", una pista que bien podría estar firmada por los primeros Wilco o Fountains Of Wayne en su máximo esplendor, y la férrea despedida angustiosa que supone "Portrait with no shortage history", comatosa entre atmósferas para dar la razón a quién, como yo, quiera describir este trabajo como un ejercicio pop con botas de vaquero.

En uno de los pocos escritos que leí sobre el disco en su momento alguien decía que hubiera sido una gran respuesta underground al 'Mutations' de Beck pero tuvo tan poca promoción que nunca pudo aspirar a ello, y puede que sea verdad, pero que más da, la única conclusión que saco es que es uno de esos ratos musicales que sin saber muy bien porque te llenan de paz y que querrías que todo el mundo sintiera lo mismo al escucharlo. Grabaron esta puesta de largo, el cerebro Carl 'Charelmagne' Johns, William 'The Equalizer' Borowski, Kaleen 'Katydid' Enke, Tenaya 'Ladybird' Darlington, Alex 'A12' Fulton, Curtis 'The arty bastard' Whaley, Brandon 'Kid B' Schreiner, Dietrich 'Titrich' Gosser e Ivan 'Klipstein, como podéis observar, firmaron con pseudónimos.