sábado, 12 de noviembre de 2011

IDAHO

WE WERE YOUNG AND NEEDED THE MONEY (2002)

Día triste, pues ir a un velatorio y un entierro no es plato de buen gusto para nadie, aunque sea alguien que no te afecta del mismo modo que lo haría un familiar directo o un amigo, pues es un drama verse en acontecimientos tan crudos, ver a las personas mas cercanas del fallecido afectadas y volver a recordar la relación que tenías con esa persona para acto seguido tener que asumir que nunca volverá. Muchas han sido las imágenes de la infancia que han venido a mi mente esta mañana al ir a tomar café a casa de la difunta junto a mis padres y mi tia. Allí nos han acompañado los hijos y nietos que han empezado a recordar anécdotas que yo conservaba intactas en la memoria, incluso puedo decir que muchas escenas permanecían en mi memoria a pesar de haberse dado cuando yo era un pedúgo que apenas había comenzado el parvulario.

Por todo ello, aunque no estoy hundido pues supongo que como acostumbra a decir todo el mundo 'es ley de vida' (ese tópico horrible que suelta todo el mundo cuando quién se va, como en el caso de hoy, está en plena vejez, como si estuviera justificado que nos tengamos que morir sin que nadie tarde en olvidar lo que ofrecimos en vida, como si el dolor en esas situaciones estuviera condicionado por el aspecto del cuerpo inerte. Que frívolo es el ser humano a veces), al llegar a casa cansado por haber dormido poco, solo he podido estirarme un rato en la cama y elegir un disco para momentos delicados, de angustia controlable, uno de esos álbumes que agradeces escuchar en estas situaciones porque sin ser del todo tristes si resultan idóneos para que la melancolia cale hondo a tus sentidos.

Idaho es la gran desconocida de aquel movimiento que se dio en llamar slowcore, sadcore o emocore (dependiendo de donde llegaba la información, pues ya sabéis de la miscelánea de las etiquetas) a la sombra de bandas imprescindibles como Codeine, Red House Painters, Bedhead, Sunny Day Real Estate, Seam, Early Day Miners, Rex y en otra línea estética Low, pero se convirtieron no obstante en una banda de culto dentro de aquel género lento nacido a principios de los noventa para ofrecer una alternativa al exceso grunge y la electrónica para estadios. Una fascinación emotiva que nos hace pensar en paisajes gélidos presididos por la nieve. Instigadores como todos ellos de la música triste contemporánea, estos muchachos de la cálida Los Angeles (California), lugar contradictorio para este tipo de sonidos, asumieron mejor que nadie su papel de antihéroes ejerciendo una resistencia moral contra la urgencia y la aceleración de la sociedad moderna a lo largo de una discografía basada en ocho trabajos de estudios, y continuando en activo tras cumplir veinte años de actividad con el reciente 'You were a dick', un flamante nuevo álbum que ha roto seis años de silencio pasando tal vez desapercibido para las masas pero no para sus más fieles seguidores. Comenzaron como dúo y hoy día se puede considerar un proyecto en solitario de su indiscutible líder Jeff Martin y de todo lo que han editado hasta ahora me ha apetecido mucho optar por publicar este recopilatorio de temas inéditos que compré en un cajón desastre de ofertas en una tienda ubicada dentro de un centro comercial.

No sabía casi nada de ello, solo por donde iban los tiros de su propuesta y el precio del cd era tan asequible que ni me lo pensé, además me sorprendió mucho que lo editara un sello barcelonés, Cydonia Records, en el que si no recuerdo mal estaban involucrados como cappos los interesantes Madee del hoy popular The New Raemon, que para mí han sido clave en mis últimas alegrías musicales pues les achaco parte de la 'culpa' en la presencia de los SDRE hace dos años en mi ciudad cunado ya me había resignado por completo al no verles en vivo jamás. En los créditos había adjunto un folleto promocional que explicaba la devoción que tenían por este grupo y aquello me contagió de esperanza al empezar a escuchar esta colección de diecisiete temas grabados entre el 93' y el 00', con solo dos pertecientes a alguno de sus álbumes (el resto eran descartes de gran nivel).

En fin, como allí decían, pequeños tesoros para sus intrépidos adeptos y una buena dosis de material para aquellos que quisieran iniciarse en los misterios de este proyecto. Para ser 'sobras' el disco suena compacto y formidable destacando sobre maneras cortes como "Social studies", que comienza con ese bajo peleón y la nostálgica voz de Martin recordando a la de Mark Kozelek y Mark Eitzel (muchas veces se les comparó con Red House Painters y American Music Club), con grillos de fondo para ponerle un tono nocturno a una canción ya de por sí dócil dentro de su densidad interior, "Teeth marks", más potente y escurridiza incorporando un piano que flirtea con el jazz unos segundos y una carga de pesadas guitarras, y donde se desgañita nuestro protagonista de hoy con fiereza desconsolada, "This day", una pieza que hará las delicias de todo el que en estos tiempos disfrute con The New Year, "Come over", mi favorita del lote por su contundencia tanto en el concepto como en la forma, una pieza que podría entrar perfectamente entre lo más granado del estilo si existiera un ranking de las mejores de su historia, "Shoulder back", profundidad de altos vuelos adaptada a la tristeza expuesta por el tono vocal con un estribillo ante el que es imposible no estremecerse, "Flat top", robusta, próxima incluso al hardcore convincente de mediados de la gran década indie-rock, haciendo crepitar la distorsión sobre una atmósfera reverberada en el ruido de la percusión, "A second chance", pura desnudez sentimental al servicio del oyente empático, muy en la línea de lo que ofrece Jeremy Enigk en sus discos en solitario, "Much closer now", cambio de registro en la voz para ponerse serio pero decidido a cambiar las costumbres que le asfixian, "Spiral", regreso a esos desarrollos en los que un punteo comanda la nave con soltura, "Stayin' out in front", u poco de luz entre las sombras para acercarse al pop sin perder compostura y facilitando el tarareo con una sonrisa dibujada en nuestras bocas, una pista que recordará posiblemente a Death Cab For Cutie en su cara más inocentona, "Traces", veloz, continuista porque se les reconoce de igual forma, pero significativa por el hecho de que demuestra que se adaptaban bien a la inmediatez, como también podemos percibir en esa excelente clausura con "Drown", maravillosa en su deuda con los primeros Peal Jam (aunque este simil es algo muy personal, quizás solo está en mi cabeza el parecido), cuanto menos en su base rítmica.

Un grupo que no por underground ha sido mejor, pero que reconforta saber que sigue en funcionamiento desde el anónimato. Idaho eran entonces Jeff Martin, John Berry, David Kendricks, Brian Kertanyan, Terry Borden, Mark Lewis y Dan Seta (vamos, quiero decir que todos ellos tocaron en este disco, pues la formación iba cambiando a cada álbum prácticamente).

8 comentarios:

  1. Sentida entrada TXARLS , a la que no prefiero añadir ninguna frase pues parecería: Tópica ,recurrente y trillada.
    Espero que el trago lo pases lo mejor posible aunque cosuele poco (lo se por experiencia).
    UN ABRAZO.

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  2. Era una mujer que sin ser familia (era hermana de un tio mio) la tenía casi como tal, ha sido una pérdida importante a pesar de que tenia 88 años y que no andaba bien de salud últimamente. Ayer estuve con mil recuerdos en la cabeza, vivía en Sant Just y aquella casa que tenía era como ir a casa de los abuelos. En mi niñez tanto ella como su marido, que también murió hace unos años, me dieron mucho afecto y lo agradezco porque ya sabes que toda mi familia está entre Aragón y Madrid, así que aquí de no ser por ellos hubiéramos estado muy solos en ese aspecto.
    En fin, vaya charla te he dado, jeje, menos mal que ya me conoces.
    Siempre traes buenas palabras contigo, eres un tio muy grande.
    A ver si nos vemos pronto, leches.
    Un abrazo!

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  3. Una entrada que dibuja a la perfección tu estado de ánimo. Un abrazo colega.

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  4. No deja de ser curioso que los dos hayamos pasado por cosas similares estos días, aunque los dos casos hayan sido bastante diferentes. Te quedó una entrada preciosa, y como dice nuestro querido bboyz, muy sentida. Yo también odio aquello de "es ley de vida", odio escucharlo y odio reconocer que es verdad, es un consuelo espantoso.

    Excelente elección el slowcore para momentos así, es un género de esos que nos desahogan a la vez que nos transmiten la paz necesaria para afrontar cosas así. Y encima, en tu caso, todo un amasijo de recuerdos de tierna infancia. Pero no tengo el placer de conocer a esta banda, pero tal y como lo pintas, tiene que sonar de maravilla.

    Un beso muy grande y muchos ánimos!!!!!

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  5. Justo ahora vengo del blog de atticus y estaba pensando lo mismo: qué horrible casualidad.
    Dices cosas muy ciertas en tu post, txarls. Los tópicos en esas situaciones pueden hasta sonar fríos e insensibles, pero por otro lado sin ellos la obligada y muchas veces absurda ceremonia social sería insopotablemente incómoda. Vamos, que es una mierda.

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  6. Muchas gracias por los ánimos Joaquim, que grande eres, hostias!
    Estas cosas son jodidas aunque no te pillen tan cerca como a un familiar directo, pero de rebote y por la parte en la que estás implicado un entierro es un suceso crudo que hace imposible que no le des vueltas a las cosas.
    Encima esta lluvia que nos acecha estos días en nuestra ciudad, no ayuda nada...
    Un abrazo grande!

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  7. Si es curioso Atticus. Me alegra que os haya gustado la entrada, aunque no pretendía más que deshaogarme sin llegar al extremo de la tristeza absoluta, veo que no se me dio muy bien.
    Son casos distintos como tu bien dices, pero a la muerte no debería hacerse a la idea nadie y menos todos esos personajes que tiran de tópicos vilmente. Verdad que jode porque están en lo cierto, pero a veces más vale estar callado y dejar que los más próximos al que se va permanezcan en silencio llevando la procesión por dentro sin necesidad de oír frivolidades que lo único que hacen es acrecentar la pena.

    Todas esas bandas que cito en el post, sientan muy bien. A pesar de ser sonidos pasados por un filtro nostálgico y afligido, reconfortan y conmueven de buena manera, como un alivio a los pensamientos. Vamos, que coincido plenamente con la descripción que haces del género, de hecho solo valía con decirte esto y no añadir nada más.

    Espero que te gusten Idaho, es uno de esos grupos que se ganan un hueco en tu corazón cuando les escuchas en un momento cumbre.

    Besos y muchas gracias por el comentario.

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  8. Explícito y razonable como siempre, JM :D
    No deja de ser un recurso para quitar hierro al asunto, pero no sé muy bien si a veces es bueno. Mucha razón tienes con que de no desvíar la atención con esos consuelos discutibles, resultaría muy denso un velatorio, pero me pongo en la piel de la familia más directa y no sé si me darían ganas de pegar un grito clamoroso para silenciarlos, de hecho cuando murió mi abuela me tuve que salir a la calle un buen rato porque tuve deseos de hostiar a más de uno. Cuando perdemos el respeto por la gente mayor significa que hemos perdido el alma y carecemos de valores.
    Un abrazo tio y gracias por el comentario, que la verdad es que me ha hecho pensar.

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