jueves, 15 de marzo de 2012

IRENE

APPLE BAY (2006)

Antes de embarcarme en la divertida aventura de seguir la iniciativa de entregar los tan populares premios Liebster que estos días van rulando por la red, me ha apetecido organizarme antes (tengo que elegir veinte blogs, que no sé si es saltarme las 'reglas' del juego, pero si he recibido cuatro y he de poner cinco por barba, me salen las cuentas) y para hacer tiempo poner un disco con el que recibir el anuncio de la inminente llegada de la primavera. Me adelanto al día veintiuno, fecha oficial de la bienvenida, porque hoy ha sido el primer día en este crudo invierno que se nos va poco a poco, en el que me he quitado la chaqueta y el jersey, para quedarme en manga corta debido a la agradable temperatura con el sol reinando en el ambiente. Hace un día espléndido y no veo mejor manera de celebrarlo que con este sexteto (aunque a veces su formación crece hasta de ocho a doce miembros) de Göteborg (Suecia), pues sus melodías y canciones en general son un preámbulo de días felices.

'Apple bay' fue su debut, un disco donde mezclan su pasión por dos bandas tan diametralmente opuestas entre sí como lo son The Beach Boys y The Smiths, y ese es su principal encanto, saber unir ambos mundos y hacerlo de manera sabia. Se puede juntar el indie-pop tristón de los 80's y el pop psicodélico optimista de los 60's, si. Para ello crearon este álbum, para demostrarle al mundo que sí, que no es una idea descabellada y que incluso se puede hacer sin perder por ello la identidad, ya que además de la influencia de esos dos grandes referentes musicales, está su sello distintivo. Sus armas se hacen notorias en la voz de ese gran cantante que tienen y esa instrumentación que recurre a los vientos cada dos por tres y le da un enfoque genuino.

Obsesionados con las playas y el surf, estos muchachos se conocieron en un bar de su ciudad donde solían coincidir a menudo. Como un ejercicio de total camaradería, uno de ellos propuso entrar a grabar y de ahí salieron singles y Ep's que tendrían su ejecución total en este larga duración en que llegaron a implicarse hasta quince músicos. Su admiración por la música veraniega de los sesenta, fue punto común y la cantidad de pintas de cerveza compartidas en el local que frecuentaban, hicieron de terapia conciliadora para que la grabación fuera viento en popa. El resultado final inmejorable, una excitante experiencia que funcionó muy por encima de sus expectativas, tanto que lograron llamar la atención del prestigioso sello Labrador Records, que les ofreció un contrato para entrar a formar parte de su catálogo, editando de inmediato el disco que tenía recién salido del horno.

Mucha inocencia, mucha armonía Brianwilsoniana, reminiscencias twee-pop, el alma de Morrisey planeando sobre sus mentes, unas pinceladas de The Miracles, energía juvenil coronada por el tono grave de su antes mentado vocalista, textos sobre fiestas junto al mar, tímidos amores junto a fogatas nocturnas, mucho esplendor y et voilá! tenemos la definición de Irene. Basta con meterse de lleno en la escucha de temas como "Simple chords (intro)", ese inicio arrebatador al son que rompen las olas, con el registro melancólico y la delicadeza acústica, que se ve interrumpida por la radiante belleza de "Stardust", festiva, reluciente, ideal para cantar a pleno pulmón, tan breve como el minutaje del disco en sí, To be with you", que incluso puede recordar a The Magnetic Fields en su etapa 'Distorsion', un corte bien bonito que abruma por su coralidad luminosa, "Little things (that tear us apart)", que en cierto modo trae a la memoria a su paisano Boy Omega que práctica un estilo similar envuelto en hermosa esperanza auditiva y lírica, como también se puede definir la propuesta de I'm From Barcelona, otros vecinos ilustres de ambos, "Waterfront" palmas y ritmos cálidos para una pieza algo nostálgica en su recorrido, variando ligeramente su mensaje, "Only you", otra perla que invita al desenfreno por su alegría rockera de alma cincuentera, jugueteando con el folk y los sonidos del pasado en general, "Accidentally yours", tranquila balada de melosidad entrañable, toda una declaración de sentimientos enamoradizos que repite un estribillo tan manido como eficaz, "Cold feet", con esos 'para-ba-ras' tan resultones, en un dueto vocal chico-chica que se aproxima a los estadounidenses The Essex Green, e "Into the sun", inequívoco título, una celebración que evoca un viaje en coche por la costa Oeste americana al amparo del Lorenzo, caluroso como nunca antes lo haya estado.

Un trabajo muy breve en su duración, pues ninguna de las doce pistas alcanza los tres minutos, pero muy placentero, uno de esos que entran directos al gaznate cuando tienes un día bueno. Con tres discos en su haber Irene deberían ser ya una realidad, pero por desgracia aún no ha llegado su despegue. En sus dos siguientes pasos, el grupo buscó nuevos horizontes sonoros, pero su labor no decayó lo más mínimo. Tobias 'Bobby' Isaksson es el alma-mater del proyecto.

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