lunes, 2 de abril de 2012

SOUNDGARDEN

SUPERUNKNOWN (1994)

Empiezo la semana con la sana intención de aplicarme un poco de disciplina en esta recta final antes de afrontar las vacaciones primaverles publicando cada día de aquí al viernes un disco interesante. Ya veremos a ver si cumplo porque voy algo atabalado, pero de momento saco este hueco para recordar un álbum del que quería hablar desde hace mucho, mucho tiempo, uno de esos trabajos que considero imprescindibles incluso de algún modo legendarios por su importancia en la historia del rock alternativo de las últimas décadas, uno de esos que todos conocemos y que muchos seguimos manteniendo intacto en nuestra memoria desde el día que vio la luz. Tanto es así que a diferencia de lo que sería normal con cualquier otra obra, no voy a destacar más que lo que me impactó su irrupción en el panorama musical de la época.

Recuerdo como si hubiera pasado ayer todo el aluvión grunge que nos atrapó como una letal arma sonora a principios de los 90's, la fama que alcanzó Nirvana con 'Nervermind', el mastodóntico 'Mellon collie and the infinite sadness', con el que The Smashing Pumpkins se abrieron a un público más amplio, Pearl Jam con 'Ten', un debut que nos dejó atónitos, aquel rocoso 'Dirt' de Alice In Chains que contenía todo el sufrimiento de una generación perdida en la desidia, y un poquito más tarde la abrumadora punta del iceberg, este monumental 'Superunknown' de Soundgarden que copaba todas las portadas de las revistas especializadas en rock, metal o pop, sorteando con ello la pesada carga de la limitación que conlleva que etiqueten una propuesta dentro de los parámetros de un solo género.

Fue esta su cuarta referencia discográfica y la que les dio su posterior fama a nivel mundial a pesar de que ya contaban con un buen material en su haber. Fue divertido porque en la primera edición de este disco regalaban una camiseta con la imagen de la portada como anzuelo para conseguir ventas y fue un éxito la idea, pues mucha gente se vio atraída por esa maniobra de marketing. Yo lo compré meses más tarde pero me da igual, porque fue un dinero muy bien invertido en vistas de la calidad del contenido auditivo del mismo. Me hice aún más devoto del grupo, que ya me había conquistado algo con 'Badmotorfinger', pero lo que aquí crearon fue redondo, un salto con pértiga a la élite con esa influencia de Led Zeppelin y Black Sabbath llevada a su terreno y transformada en magna sensibilidad, rozando la magnitud de sus maestros.

'Superunknown' flirteaba con la psicodelia para tomar nuevos caminos o mejor dicho nuevas fuentes de inspiración y a ese colorido setentero le acoplaron una carrocería férrea desprejuiciada que permitía la entrada de melodías aptas para luchar por un hueco entre lo más granado del rock. Se extrajeron cinco sencillos del álbum, algo muy destacable para una banda que hasta entonces no había dado el estallido y a estas alturas sigue siendo un disco vendedor que no ha acusado el paso del tiempo y sigue sonando igual de novedoso e impactante. Fue una apuesta arriesgada desde su minutaje (supera los setenta minutos de duración) y número de pistas (dieciséis), un disco que tenía un cumplir con un cometido harto complicado y lo hizo con creces.

Cada uno de sus cortes tiene una cualidad destacable y en conjunto suena como una apisonadora. Solo es necesario darle a reproducir y degustar canciones tan enormes como "Let me drown", donde las guitarras llevan el peso e irradian con fuerza lamentos de inquietud al compás de una batería que suena a lata adrede para dar un atractivo empaque garagero, "My wave", cercana al stoner-rock, con un ritmo portentoso, reluciendo sobremanera la voz del infalible Cornell y más próxima a los de Eddie Vedder que a los de Kurt Cobain si tenemos que buscar un referente grunge, "Fell the black days", algo más oscura, seductora, mística en su definición, una pieza magnifica fortalecida progresivamente por su base, sumamente eficaz en su desarrollo apacible con licencia para el despegue moderado, "Mailman", un tributo implícito a las enseñanzas de Tony Iommi, "Superunknown", exaltada proeza de título homónimo, que saca su lado gamberro y aguerrido, "Head down", exótica, de tintes arábigos y demencia psicodélica, "Black hole sun", sin duda su corte más emblemático, o incluso se podría decir su mejor canción, poseedora de un sonido de guitarras denominación de origen que idea el maestro Thayil para la ocasión y que aparte de todo ese trajo consigo un vídeo onda David Lynch que seguro que todos recordáis, pues es inolvidable para toda nuestra generación, "Spoonman", con ese inicio que parece prestado del 'Benefit' de Jethro Tull, añadiendo esas cucharas haciendo las veces de simbólico instrumento como hacía el protagonista de su letra en las calles de su Seattle (Washington) natal, un músico callejero por el que tenían especial devoción y que participa además en esa parte, "Limo wreck", una de mis favorita del lote a pesar de no ser ni de largo del selecto grupo de las llamadas 'ilustres', un tema sobrio que arrastra la nota hasta la extenuación y ruge en su parte media, "The day i tried to love", mi predilecta (esta si), de la que podría hacer una tesis doctoral si me regara a esos niveles el poco cerebro que tengo, "Kickstand", fulgurante, vertiginosa, una bofetada punk-rock que más tarde tendría su continuidad en el excelente 'Down on the upside' con la no menos adrenalítica "Ty cobb", "4th of July", que me crea el grato dilema de la elección, pues muchas veces me hace cambiar de opinión y se erige en mi preferida, dependiendo del estado de ánimo, creo que por su deje tristón y tenebroso, ese sabor a doom metal que por sorprendente abruma en el buen sentido, y "Half", difícil no recuperar para la memoria a Blind Melon cuando uno se enfrenta a ella de manera receptiva.

Total, que este es un disco mítico creo yo, y aún lo será más con el paso del tiempo. Solo espero ver algún día a Chris Cornell, Kim Thayill, Matt Cameron y Ben Shepherd subirse a un escenario conmigo entre el público (ya puestos...) o cuanto menos, tener noticias de que vuelven al estudio de grabación para ofrecernos un poco más de su magia. La banda contó con la ayuda de April Acevez, Artis 'the spoonman', Michael Bienhorn, Gregg Keplinger, Justine Foy y Natasha Shneider (teclista y clarinetista rusa ya fallecida, conocida por ser esposa de Alain Johannes de Queens Of The Stone Age, con quién además compartía banda en su etapa como músicos de Eleven).

2 comentarios:

  1. una verdadera patada en las bolas pero bien colocado (uno mismo, no la patada, ja)

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  2. Con puntera de hierro en la bota! un álbum potente, de esos que todos tenemos en un pedestal supongo, no sabes la alegría que me da ver un comentario aquí, que se me había quedado muy abandonada esta entrada :D

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