NUEVA VULCANO

PRINCIPAL PRIMERA (2004)

He empezado el día escuchando en modo bucle a Postmeridians y J.Leahy, los dos discos en los que está involucrado mi buen colega Silencekid, responsable de ese magno blog llamado 'Mi paraguas sandinista', y como me suele pasar cada vez que me pongo a ello he disfrutado a lo grande de esos proyectos suyos (donde de verdad, uno de los elementos que más me gustan es su voz, dicho esto por si lo lee) y me ha abierto el apetito de escuchar buena música en castellano y en especial de los barceloneses Nueva Vulcano, ya no tanto por las conexiones auditivas entre su primera banda y el trío, como por el hecho de compartir afinidad por ellos. Ya en su momento escribí sobre su genial segundo largo, 'Juego entrópico', el cual me parece uno de los mejores discos editados en este país en los últimos diez años, pero me apetecía reivindicar la valía de su debut 'Principal primera', un álbum que nos traía la buena noticia de que había vida más allá de Aina, el grupo que lideraba anteriormente su vocalista y que por desgracia para la considerable legión de seguidores que dejó, desapareció a mediados de la pasada década.

Una continuación a lo mostrado por el músico en su anterior formación, pero mezclado con la potencia e innovación accesible de Shanty Rd y la suculenta base rítmica de The Moon Men, combos de los que provienen los otros dos componentes de esta historia. Un sonido correoso, contundente e interpretado en nuestro idioma en el que destacan como aspectos más cautivadores, el distintivo sonido del bajo, que en momentos puntuales parece llevar el peso de cada tema, y la siempre dotada voz de Artur Estrada, que como creo recordar que dije en la otra entrada que les dediqué, me recuerda muchísimo a la del gran Walter Schreifels, otrora líder de los imprescindibles Quicksand, Youth Of Today y Gorilla Biscuits, con los que fue una eminencia dentro del género post- hardcore, y actualmente alma mater de los gigantescos Rival Schools, pero que algunos se han empeñado en comparar con la de Santi Balmes de Love Of Lesbian (ni hablar de la peluca en mi opinión, pero hay lo dejo, que cualquier opinión es respetable).

Un grupo que define su estilo como punk-rock, pero que tiene cierta influencia del emocore (del bueno, el noventero), que practicaban los coetáneos del citado neoyorquino, una poquita de Los Planetas, aunque tengo mis dudas de que sea reconocida por ellos y hasta puede que con razón por ser casi inexistente, una otra poca del indie-rock de la era alternativa, es decir el que también abordaban míticos como Archers Of Loaf, Chavez, Sunny Day Real Estate o Guided By Voices, pero ante todo ese sonido que diferencias al segundo, en ese amalgama de maestría, carácter y, sobretodo, honestidad, que pocos grupos estatales saben encontrar.

Un paso firme en su ambición de mantenerse en la brecha fue el de mantener la idea de transmitir los geniales textos prescindiendo del inglés, lengua que había estado omnipresente en las otras aventuras discográficas de sus miembros, y eso hace posible que lleguemos a la conclusión de que muy posiblemente estemos ante uno de los mejores letristas del país y que ha sido una suerte que se haya animado a escribir en el idioma de Cervantes. Aún con todo solo son detalles, pues la música no debe entender de esa barrera si brilla como lo hace la instrumentación del modo que podemos disfrutar en sus tres referencias de estudio publicadas hasta la fecha ('Peces de colores' es su obra más cercana en el tiempo y dista de dos años).

En su primer álbum, dieron algo que estaba por encima incluso de lo que esperábamos de ellos. Un disco completo de arriba a abajo, donde se notan mucho los años de actividad latente en otras bandas y donde nada desentona dentro de lo que es un inicio de carrera, hasta el punto de que podemos echar una ojeada a su periplo y ver que han ido de menos a más, pero desde la cúspide de su propio listón, tan alto como el que saltaba siempre sin pestañear el ilustre atleta de salto con pértiga, Sergey Bubka, por hacer un paralelismo con el deporte en estas fechas olímpicas. Se abre este fulgurante trabajo con "Síndrome de Estocolmo", un corte que recoge toda la esencia de los nombres que comentaba en las líneas anteriores, un perfecto preámbulo estilístico para ponernos en situación en la que tal vez fue la pieza más celebrada del lote, poderosa, furiosa, con luz cegadora en un reflejo esperanzador, "Quiromancia", donde las guitarras se enredan entre ritmos robustos, con empaque y una cierta épica vocal oculta entre una borrasca instrumental que agradará por igual a incondicionales tanto de Foo Fighters como de Shellac, "El día de la luna", un poco stoner en su exposición, con el bajo marcando la nota y las distorsiones siguiendo la estela de su guerrero estribillo, "Rima disonante", a la que doran de una sensibilidad acústica maravillosa, cocida a fuego lento y con las emociones al aire, "La venda negra", vuelta de tuerca radical respecto a su antecesora, posiblemente su canción más acelerada y musculosa, que enlaza a la perfección con "M.R.U.V.", una pista que sigue la misma onda, pero con recesos para la calma momentánea, "El beneficio de la duda", su acercamiento al pop sin abandonar sus ideales, y "segundas residencias", una delicia que despide este fantástico plástico con una entrada magnifica que va cogiendo carrerilla a lo Sonic Youth en 'Murray street', para agotar su fórmula hasta la extenuación.

Artur Estrada, Wenceslao Aparicio y Albert Guárdia, unos grandes ya no solo en lo musical sino, intuyo, como personas, solo basta con leer entrevistas de ellos en publicaciones escritas o en la red, donde se muestran humildes y cercanos, congratulados de tener buena fama entre su público y dando una perspectiva distinta de esta, a veces, artificial ciudad, algo que también se resaltaba en el fragmento de promoción del sello BCore, su casa todos estos años, y que decía esto...'el único grupo que hace que el punk rock sea más elegante que cualquier otra baratija tendenciera de esta Barcelona del diseño, y más conmovedora que cualquier engendro sentimentaloide disfrazado de arte'. Amén.