viernes, 6 de julio de 2012

SAHARA HOTNIGHTS

SPARKS (2009)

Me gusta mucho la propuesta de estas veteranas de la escena alternativa escandinava. Les veo como la respuesta femenina a sus paisanos Caesars o también la réplica sueca a formaciones estadounidenses como The Donnas, The Muffs y Sleater-Kinney, por nombrar solo algunas que proponen un discurso similar, aunque ellas aparecieron mucho antes, de hecho fueron pioneras en su país de origen de un movimiento musical transgresor que rompió ese tópico que afirmaba antaño que de allí solo salían cosas del estilo de Abba, y fue a principios de los 90's cuando dieron sus primeros pasos para cerrar esa misma década con trabajos prometedores como su Ep 'Suits anyone fine' o 'C'mon let's pretend', el debut de largo minutaje que tanto se esperaba tras años y años de batallar en espera de una oportunidad discográfica.

Junto a ellos, otros compatriotas como Mando Diao, The Hellacopters, The Hives o The (International) Noise Conspiracy, derrocaron las barreras fronterizas y conquistaron la atención mediática del resto del viejo continente y del otro lado del charco para ofrecer su excelsa combinación de garage, punk e indie-rock en un carrera muy loable compuesta de cinco álbumes de estudio, de los cuales me apetece destacar el penúltimo de todos, porque se distancia de aquel sonido primitivo de sus comienzos para adaptarse mejor a los tiempos que corren pero sin perder ni gota de energía ni encanto. Este disco supone la evolución y la entrada del pop a su ideario, con lo que darle cancha esta soleada tarde se me antoja algo muy adecuado para relajarse y coger con ganas el fin de semana. Pero ojo! antes que nada aviso que se trata de un disco de versiones. No sé si es muy justo que me decante por un álbum de esa condición, pero la elección de las piezas es tan certera y pasional, sumado a que sufren un lavado de cara muy loable a la hora de hacerlas suyas, que no he podido resistir la tentación de decidir publicarlo.

Me llamaron la atención cuando me enteré que provenían de un municipio más pequeño incluso que mi pueblo, Robertsfors (Suecia) ubicado en la provincia de Västerbotten, una excusa tan decente como cualquier otra para hacerme con sus obras y mira tú por donde que de ese modo tan simple, descubrí un grupo francamente atractivo. En un principio, recuerdo que me llevé al oído 'Jennie bomb', su segundo asalto, y enseguida me vino a la cabeza la inmediatez ramoniana de las japonesas Shonen Knife y The 5. 6. 7. 8's, pero solo como una retirada el parecido, puesto que rayaba un punto por debajo de lo que hacían estas viejas glorias del país del sol naciente, pero cuando me puse este que nos ocupa, cambié de idea, no porque fuera mejor o peor, ni tan siquiera por la anécdota que supone oír canciones que conoces de otros revisados en un polo opuesto, simplemente porque no tenía nada que ver con los nombres que me habían sugerido sus canciones a modo de influencia que achacarles. 'Sparks' era algo renovador dentro de su exposición, una colección de piezas que salían adelante por si solas, sin caer en el parangón de la odiosa comparación (bueno, es verdad, es inevitable esto teniendo en cuenta que no son de su cosecha, pero de verdad que brillan como si hubieran salido de su ingenio personal). No es un disco imprescindible, pero entra muy bien y a veces con eso basta.

Las pistas que nos encontramos en 'Sparks' están mucho más cerca del power-pop de lo que jamás hubiera imaginado nadie que les siga desde que hicieron sus primeros pinitos llevándose los elogios de la prensa especializada en otros géneros más agresivos. En el horizonte asoman ecos de clásicos que nunca antes habían reivindicado consciente o inconscientemente y así vamos sonriendo al asociar este divertimento a la pista de baile sin aparcar su espíritu original a raíz de esos pequeños tributos envueltos en celofán. Ejemplos de esto son "Wide river", versión de Steve Miller Band, inicio rompedor que rebosa optimismo y nos hace pensar tanto en Big Star como en sus vecinos The Ark, en una fusión perfecta entre el pop de guitarras y el coqueteo sixtie, "In private", ese hit de Dusty Springfield (aunque 'regalada' a la artista británica por Pet Shop Boys) que despojada del confetti de la original es, con casi total probabilidad, la mejor del lote, con esa orquestación pegadiza y esa base heredera de Blondie ante la que imposible mantenerse impasible, "Big me", sorprendente revisión en clave synth-pop del famoso tema de Foo Fighters, encantadora y simpática, más luminosa si cabe que la que compusieron los de Dave Ghrol, y eso que aquellos nos hicieron reír como niños con aquel fenomenal vídeoclip creado para la ocasión que parodiaba un spot publicitario de una conocida marca de caramelos americanos, "Mess around", tan dócil como la de Red Kross, bajándola de revoluciones, pero respetando el duelo vocal chico-chica y aplicándole una telaraña atmosférica preciosa, "Japanese boy", escrita por Bobby Heatlie aunque para que la llevara a la fama la escocesa Aneka (esta canción fue un boom en los 80's en el Reino Unido) y de la que respetan su gancho ochentero incorporando un poco de la esencia actual de los fabulosos Sambassadeur, "City of brotherly love", tan estupenda como la que firma el gran Cass McCombs, incluso con más épica, sin acusar el hecho de tener un grado de desnudez emocional en la interpretación a diferencia de su espejo, "Calm down", sobriedad eléctrica donde la distorsión, en todo el trayecto presente, crepita a todo volumen, un corte que antes editó Birdy, pero del cual desconozco su labor (no tiene nada que ver con la nueva sensación adolescente del mismo nombre), así que solo puedo decir que su melodía es sobresaliente, "Love will never do (without you)", una vuelta de tuerca al éxito de Janet Jackson en clara tendencia Americana, una nota de riesgo vencedora, "If you can't give me love", un calco y por lo tanto honesto homenaje a Suzi Quatro, que bien podría ser uno de esas artistas que veneran en la intimidad, y "Die forewarned", que indica la eclecticidad en el gusto de estas muchachas, porque es una relectura de un viejo corte de los pioneros del doom metal, Pentagram, y no hacen nada que no sea engrandecerla. Un capricho de galón y medalla.

Sahara Hotnights, cuyo nombre proviene del nombre de un caballo por el que apostó una de sus componentes en una visita al hipódromo en alguna ciudad de Australia, son Maria Andersson (que además es la pareja sentimental del líder de The Hives, Howlin' Pelle Almqvist), Josephine Forsman y las hermanas Jennie y Johanna Asplund.

2 comentarios:

  1. Muy buen sonido, gracias por el descubrimiento

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  2. No se merecen las gracias Jesús, para eso estamos :P
    Si acaso te las debo a ti por comentar y haber disfrutado de este disco.
    Un abrazo!

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