jueves, 25 de octubre de 2012

FUNKADELIC

MAGGOT BRAIN (197O)

Muchas veces se nos pasa por alto la valía de algunos clásicos como elemento a destacar en base a su  influencia, por ser referente indiscutible de infinidad de bandas que en la actualidad copan las listas del reconocimiento popular. El otro día vino a mi cabeza una genial propuesta, que ya cité en su día, pero vale la pena revisar, por parte del inefable Johnny Dibud, publicada hace unos meses en su magnifico blog  'Woody Jagger', en la que se animaba al personal a crear una pequeña selección de los que consideraba cada uno que eran los grupos más importantes de la historia del rock, algo que yo vi como un reclamo para enumerar las que veo más relevantes como fuente de inspiración para las nuevas generaciones (en el nombre del maestro, he enlazado el post del que hablo) y pocos fuimos los que citamos a Funkadelic, la innovadora banda que formó el genial George Clinton a finales de la década de los 60's, al rebúfo de su 'hermana' Parliament, donde el de Kannapolis (North Carolina), alternaba sus funciones como mentor (más que nada el tema es que fue la misma  agrupación pero con distinta denominación en sus comienzos, antes de cambiar su ciudad de residencia). Suele olvidarse con facilidad lo imprescindible que resultó su sonido transgresor y avanzado para muchos de los estilos que hoy en día hacen vibrar a millones de jóvenes en las pistas de baile de medio mundo, al igual que su desprejuiciado talento para crear una fusión rompedora entre géneros. Todos citamos a The Beatles, Pink Floyd, Led Zeppelin, The Smiths o The Rolling Stones como mayores exponentes a la hora de atribuir referencias a la mayoría de bandas del momento, pero ahí quedan en el anonimato formaciones que tal vez sean menos obvias pero no por ello menos merecedoras de dicha distinción.

Funkadelic son muy posiblemente la banda mas emblemática dentro del sonido funk, sobretodo por su constante lucha por profundizar dentro de un estilo excitante de por si. Su mezcla de dicho género con el soul, el rock y la psicodelia fue un autentico fenómeno en el panorama musical setentero, etapa donde vivieron su mayor esplendor. Una trayectoria compuesta por quince álbumes (dos de ellos de rarezas y viejos cortes desempolvados, editados en este siglo) que mostraban un algo único y que han ayudado a la aparición de gente de distinta afiliación como The Rapture, Rage Against The Machine, Radio 4, Audioslave (que versionearon "Super stupid",  un tema de este disco, en la gira de su álbum 'Be yourself'), Primal Scream, Wu Tang Clan, Prince, Lenny Kravitz, Ben Harper, The Stepkids, Gogol Bordello, Red Hot Chilli Peppers, Faith No More, Level 42, Beck, Jamiroquai, Satchel, Blind Melon, los primeros Pearl Jam o Talking Heads, de la misma manera que ellos se bebían los mares por James Brown, Jimi Hendrix y Sly & The Family Stone en su inicios.

De todas esas obras, mi favorita de esta cuadrilla afincada en Detroit (Michigan) pero originaria de Plainfield (New Jersey), no es otra que 'Maggot brain', que muy posiblemente sea la más reconocida de su discografía. El motivo principal es tan básico como que en ella se incluye una pieza que me animó a escuchar mi chicolina comestible (a través de su antigua bitácora), que además se da la casualidad que es el monumental corte de apertura del disco, a colación de una conversación sobre lo que escribí sobre el 'Shine on you crazy diamond' de Pink Floyd en el enlace que he escondido bajo su nombre un poco más arriba de este párrafo. Allí, para los que os de pereza leer o recordar lo que puse, comenté que esa canción de la banda británica fue la que me aficionó a este noble arte de la sonoridad cuando era un chiquillo que no levantaba dos palmos del suelo y ella me sugirió que si aquella maravilla de guitarras me ponía la piel de gallina, tenía que escuchar a Funkadelic y la primera joya de este álbum, sin depreciar el resto del minutaje, dicho sea de paso. Como todo lo que diga va a misa (si, amigos, los hombres tenemos que ser sumisos y escucharlas...por la cuenta que nos trae) hice caso de inmediato y degusté de cabo a rabo la magia que desprenden las diez pistas que componen (siete en su versión original, tres más en la remasterizada del 2005) el que fue su tercer trabajo de estudio.

Mi primera reacción fue de asombro, de emoción, de reflexión, como si pudiera permanecer inmerso en todos los estados naturales a los que nos exponemos cuando algo nos penetra dentro del alma. Era una de las canciones con más fuerza sensitiva que había escuchado jamás. Tenia una vieja cinta grabada con el 'Pump and the jam' de Technotronic (que tiempos) en una cara y el 'The electric spanking of war babies', la que fuera su última obra oficial, pero apenas había hecho hincapié en la búsqueda de material antiguo, así que un escalofrío recorrió mis venas haciendo hervir la sangre ante este artefacto incomparable. "Maggot brain", el tema homónimo que daba el pie era suculento, lustroso, inabarcable para no degustar en total concentración, y así abordé la primera escucha completa de él, pues me gustaron tanto sus primeros minutos que emplacé la audición a una mejor ocasión en primera instancia. A la tarde-noche, le di caza, tumbado en la cama, con la luz apagada, con la ventana que da al lavadero del patio interior abierta de par en par mientras veía como iba anocheciendo, en un instante fascinante. Sonaba esa instrumental con sus aires espaciales, su delicadeza, su épica progresiva y las cuatro paredes de mi cuarta absorbían toda la intensidad de un sueño invencible, podía ver de un modo real todo cuanto se puede querer tener en esta vida y lo hacía flotando sobre cada nota y por ese experiencia apoteósica escribo hoy sobre estos grandes genios. Pero la cosa no quedó ahí, el resto de la aventura que supone deleitarse con esta sagrada biblia, varía el discurso pero mantiene intacta la esencia, el pulso significativo, dejando de lado la fantasía para abrazar una coartada adrenalítica, vitaminada y adictiva con la seducción de "Can you get to that", que te saca del coma de la digestión provocada por ese deseo irrefrenable de dar al botón de 'repeat' sin cesar, de modo que pasamos página y el fin que justifica los medios entra directo al corazón, atacando en el órgano cubierto por los pálpitos, recuperando el espíritu que nos mantiene con los pies en tierra firme, conscientes de la realidad y agradecidos por ello, nos movemos al ritmo de esa batería pesada y esos coros en falsete que conquistan la sonrisa, y la cosa sigue en esa golosa onda sin que nos duela en exceso el giro estilístico (todo un logro), con la llegada de "Hit it and quit it", puro rock'n'roll de raíz negra, juntando pinceladas de gospel, soul, blues y lo que se les ponga por delante, como una apisonadora sin piedad ni control, la voluptuosa y convincente "You and your folks, me and my folks", con una base rítmica atronadora, la gravedad del bajo haciendo honor a toda la fama de ese instrumento como máximo protagonista de la vertiente sonora que practicaba el grupo, la gigantesca "Super stupid", un trallazo rock magistral, con una potencia apabullante y un toque hendrixiano muy fiel a su devoción por el malogrado músico, la divertida y bailable "Back in our minds, breve pero intensa, explícita y tarareable, como el amigo ebrio que no importa aguantar cuando vas sereno, y "Wars of armageddon", una alegato social pro-derechos humanos, algo de lo que siempre se han dado lustre, su compromiso incansable.

Obra maestra que grabaron por última vez con la formación original del grupo, que no era otra que la compuesta por George Clinton, Eddie Hazel (del que pronto se cumple veinte años de su defunción), Tawl Ross, Bernie Worrell (que después trabajó con Talking Heads), Billy Bass Nelson, Tiki Fulwood (que falleció nueve años después de la edición de 'Maggot brain'), Garry Sheder, Calvin Simon, Ray Davis (que también nos dejó hace unos años), Grady Thomas y Fuzzy Haskins.

4 comentarios:

  1. Por el umbral de lo increible llegó Maggot Brain soplando en mi mente a Hendrix y Frank de la mano y así me embarqué en un viaje cósmico, abriendo los brazos y susurrando:

    Hey! Txarls, amor! esta canción te tocará los sentidos, así como a mí, pues ellos recorren nuestro oído con intensidad, sentimiento, entrega, una formación que piensa, que va concibiendo algo mágico en lo profundo de su realidad, logrando por lo menos que la mía sea más placentera y que afirme que cuando el reproductor suena que en mi mundo ellos son de otro planeta y si James Brown es el padre del funk pues George Clinton y cuadrilla son los hijos sagrados! Y después de leer esta entrada, manifiesto una y otra vez... que eres tú mi glorioso espíritu santo! †

    ¡♥! Besos

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  2. Amén, hermana! mantén misericordia y fe en tu media naranja, oh si! jaja
    Que bonita definición has hecho de las sensaciones que provocan Funkadelic, querida :)
    'Maggot brain', es una de las mejores piezas de todos los tiempos, cuanta razón tenias, como siempre!
    Tú si que apareces siempre por el umbral de lo imposible, soplando esa preciosa y cálida brisa de ternura.
    Por cierto...una duda que espero no sea tonta...a que Frank te refieres? Sinatra? :P
    Mi no entender.
    Millones de besos!

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  3. Ooh... los setenta... mmmmhhh.

    Hace poco honraste a los Dead, ahora los Funkadelic, y todo gracias a tu señora. Dale un casto y sentido beso de mi parte.

    Te lo escribo escuchando a Cactus... por si un día te animas, je, je.

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  4. Es que ella y sus gustos valen un potosí, que te voy a decir yo, jeje.
    Me apetece ir recuperando algún clásico setentero por aquí, a ver si me aplico que solo he puesto a esos dos que nombras, Pink Floyd, King Crimsom, The Seeds y poco más que recuerde ahora así a bote pronto. Con la cantidad de buenas bandas que había en esa gloriosa década...
    Ojo Cactus!! palabras mayores, que buen gusto tiene usted buen señor!

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