miércoles, 10 de abril de 2013

ELF POWER

A DREAM IN SOUND (1999)

Día de emociones fuertes al menos en el ámbito deportivo, puesto que en unas horas me voy a ir a ejercer mi derecho de socio culé al Camp Nou, y con los nervios a flor de piel, voy a ver si uno de mis dos equipos del alma (el otro es el Real Zaragoza, como ya sabréis algunos de los que entráis aquí a menudo) se clasifica para las semifinales de la Liga de Campeones. No será fácil porque es posible que no juegue la estrella del equipo cuyo nombre saben todos los aficionados al fútbol, y también porque por desgracia se corre el riesgo de que los protagonistas sean una vez más el árbitro y sus secuaces de la línea de banda, que a buen seguro tomarán decisiones lamentable que tanto podrán perjudicar al cuadro azulgrana como a su rival de esta noche, el Paris St.Germain francés, todo sea dicho, pero que duda cabe que estarán en el punto de mira en vistas de los inagotables errores que han cometido los de su gremio en todos y cada uno de los partidos de esta ronda eliminatoria. Soy un gran aficionado a este deporte desde un punto de vista nada fanático, pero cada vez me produce más repugnancia lo corrompido que está por culpa de unos estamentos que no quieren que evolucione. Es el único espectáculo que da la espalda a la tecnología y deja en manos de cobardes (que no personas que tengan unos colores y unos intereses en querer que pase uno u otro, como se cree) que nunca se atreven a pitar lo correcto por temor a no se sabe bien que. No es necesario ponerse una bufanda para hablar de esto, porque no se trata ya de mérito ganado en el campo el llegar lejos en una competición, si no de lo que suceda con estos individuos, sin importar al equipo que se martirice. Lo visto ayer en Dortmund es un ejemplo de muchos, y todos los equipos de Europa ya sea en competición doméstica o internacional tienen pleno derecho a queja.

Como ando con nervios a razón de este sentimiento tan irracional como pasional que es balompié, he utilizado como recurso para animarme, desconectar hasta la hora del encuentro y hacer palmas sonriente al compás de un karaoke lozano, la música de Elf Power, la veterana formación de Athens (Georgia), que fue cabeza visible junto a otros grupos de su cuidad del colectivo Elephant Six, aquel sello en el que figuran nombres tan respetables como los de Neutral Milk Hotel, The Apples In Stereo, Olivia Tremor Control, Beulah, Of Montreal o Circulatory System y que revolucionó a mediados de los 90's la historia del indie-rock estadounidense. Una dosis necesaria de evasión produce la sonoridad excitante de este genial canalizador de pop psicodélico y folk rock electrizante, que se implicó como nadie en aquel magnifico invento que se basó en las múltiples colaboraciones entre músicos de toda esa lista de conjuntos citados, siendo además casi los únicos que han permanecido en la cresta de la ola desde su fundación hace casi veinte años. Desde entonces el 'poder elfico', ha dado para dieciséis trabajos de estudios (dos de ellos en formato Ep e incluyendo uno junto al malogrado Vic Chesnutt y The Amoprhus Strams, dúo formado para la ocasión por Sam Mixon de The Sunshine Fix y Curtiss Pernice de Porn Orchard).

Prácticamente se puede decir que no requieren de presentación alguna, salvo alabar su trayectoria e invitar a vivir sus canciones en primera persona. Formados en el 94' por Andrew Reiger y Laura Carter, líderes del proyecto y pareja sentimental, vivieron tiempos difíciles en sus comienzos, editando dos álbumes con dinero de su bolsillo, pero esa lucha dio sus frutos con el tiempo hasta consolidar una carrera que echando la vista atrás ha sido reconfortante y muy respetada por crítica y público. Fue cuando se trasladaron una temporada a New York City (New York), cuando su nombre empezó a circular entre la legión indie. Cuentan con la admiración de gente tan importante como The Shins, R.E.M. y Wilco, y mantienen una gran relación con The Flaming Lips y Mercury Rev, de hecho el gran productor Dave Fridmann, viejo componente de ambos, ha sido el encargado de estar en la mesa de mezclas en la mayoría de su obras, de las cuales hoy quiero destacar especialmente 'A dream in sound', el que fuera su quinto lanzamiento y el segundo publicado bajo el amparo de una discográfica.

Tal vez no sea su mejor muestra, pero es tan complicado destacar una sobre las demás que lo he echado a suerte lanzando una moneda al aire. A mi personalmente me encanta y puede ser que sea mi preferido de ellos si me paro a pensar. Quizá la razón esté en temas tan divertidos y exaltantes como "Will my feet still carry me home", preciosa en su melodía y desarrollo pop, una pieza que es solo un ejemplo de concordia con la sensación que deja el global, que embellece el ambiente en un paraíso en el que parece fluir el falsete de Neil Young con la sofistificación de Robin Hitchcock y el desenfado de T-Rex, "High atop the silver branches", más edulcorada y directa, irradiando armonía optimista, una piedra preciosa del rock alternativo que tan en boga estuvo durante ese período en el que se grabó el álbum, un corte más en la línea de Young Fresh Fellows y Belle & Sebastian que de Pavement o Superchunk, no obstante, "Willowy man", fiel a sus coetáneos, pues podría encajar en el ideario de cualquier de ellos (sus compañeros de escudería, me refiero), lento, dócil con una sutil trompeta a mitad que le da un enfoque distinto, "Olde tyme waves", simpática y divertida, cercana a The Beach Boys, influencia que siempre está presente en este tipo de bandas, pero que a buen seguro se puso al otro lado de la barrera para ser referencia para las nuevas generaciones, con The Wave Pictures como nombre más coherente a la hora de achacar esta categoría, "Jane", la mejor del lote, un himno pop que merece ser descrita como una de las más bonitas creaciones surgidas de su intelecto, una delicia, "All the passengers", biberón para esos casi recién nacidos Yuck que tan de moda se pusieron hace un par de años con su notable debut , ternura acústica y fragilidad letrística en un paseo de apenas dos minutos adornado con un órgano hipnótico, "We dream in sound", donde el primer nombre que me viene a la cabeza es el de Spoon, ya que lo que hacen estos va en la línea de lo que aquí mostró el quinteto, ecléctica, veloz, poderosa, afín también a lo que hacen los noruegos Lodger, "Carnival", locura máxima entre la marcha militar y la música de feria ambulante, con sus pequeños toques zíngaros, y que aparte de servir como excusa para la colaboración de Natalie Merchant de 10.000 Maniacs (han sido siempre unos rarunos simpáticos hasta el punto de desperdiciar una voz como la suya para solicitarla en un destello instrumental de cincuenta segundos), sirve de introducción a la segunda parte del disco, que contiene un poco más de garra, comenzando por ese derroche enérgico llamado "The well", entrando la distorsión y los estribillos descarados a la palestra, y "Simon (the bird with the candy bar head)", como si Stephen Malkmus y los suyos se unieran a Guided By Voices y cogieran prestados los metales de Boy Omega. Sabrosísimo.

Elf Power eran entonces Andrew Reiger, Laura Carter, Aaron Wegelim, Bryan 'B.P. Helium' Poole y Adrian Finch.

2 comentarios:

  1. Grandes ELF POWER!! Este disco precisamente fue el primero creo que me compré de ellos y con el que los descubrí, gracias creo que a una compilación de RockdeLux. A partir de ahí no pude dejar de seguirles la pista, a esos medios tiempos perezosos y revitalizantes que tan acordes con GRANDADDY y PAVEMENT me parecieron.
    Ellos quizás en un terreno bastante más socarrón y feliciano que yo criñosamente le llamo "hippie", ese rollo Beatlemano que impregnan a todas sus canciones "Betlemano" bien entendido porque creo que solo recogen algunos aspectos de esa vieja época.
    Estas son el tipo de músicas que mejor me hicieron soportar todo el escaparate del BritPop y las sucesivas modas que se fueron inventando en GB,y del que a mi gustarme gustarme solo me gusta cuatro cosas contandas. Que grande JANE y lo mucho que me recuerda al desaparecido Mark Linkous,THE WELL infecciosa,WILOWY MAN, WE DREAM IN SOUND,etc etc pequeños tesoros que dejaron abandonados por el camino, suerte que siempre hay algunos que se entretienen con una mosca, embobaos como digo... y como mola ser un embobao para deisfrutar de las raras hermosuras.

    SALUDINES!!

    ResponderEliminar
  2. Muy grandes bboyz! como me alegra haberte tocado la fibra de los buenos recuerdos meolómanos, oye! aquellas maravillosas compilaciones de Rockdelux, que digo yo que debían ser cojonudas, aunque no tenga ninguna, jaja, pero es que he comprado tres ejemplares de esa revista en los últimos tiempos y menuda flojera dan las recopilaciones que hacen ahora, realmente infumables, al menos las que me han tocado en gracia, jeje, así que imagino que las de antaño serian mucho mejores.

    Grandaddy es el referente que tenía en la punta de la lengua y no me salía! cuantos puntos en común ahí aqui con los de Jason Lytle, que gran verdad. Si que tienen un lado hippie muy feliciano, creo que por eso me han gustado tanto desde siempre, porque tienen mucho más desenfado que muchos grupos que ahora rinden pleitesia a aquellas bandas noventeras. Creo que ahora hay demasiada presencia, pero poco humor, echo mucho de menos eso, me pasaba lo mismo que a ti en ese sentido con lo del brit-pop, del cual nunca fui muy adepto, salvo esos Dodgy que sé que también te gustan (o se me está yendo la olla a Camboya y era otro grupo del palo, el que coincidiamos en apreciar?) y unos pocos más de los menos populares.

    Que grande también el bueno de Linkous, que pena su trágica muerte.
    Por cierto...grandísimas frases finales, pura lírica realista, amici mei! :D

    Un abrazo!

    ResponderEliminar