LAMB

WHAT SOUND (2001)

En días como hoy, que tengo la mente despejada y los recuerdos vienen en forma de notas musicales a causa de estar de celebración, suelo acompañar esta sensación de bienestar con sonidos que disfrutaba mucho antaño y que por alguna extraña razón han ido quedando olvidados en la polvorienta estantería de cd's. Vivimos tiempos fríos en el sentido de que ya todo lo que escuchamos sale de los altavoces de un ordenador, pasando las mini-cadenas de audio a mejor vida. Es una pena porque como he mencionado muchas veces sin querer caer en la nostalgia del llorón que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor, cuando degustábamos los discos en un formato que no fuera una carpeta de datos encerrada en una computadora, como que se disfrutaba más, y ahora veo aquella inversión muriendo de asco sobre mi cabeza (tengo los compacts en línea sobre unas largas maderas, por eso lo digo), ahí tan bien apilada y correcta, sin protestar porque la haya dejao de lado, y me da mucha lástima que la cosa haya evolucionado así, que haya pasado tanto tiempo sin que se despierte mi interés por arreglar el reproductor de mi viejo Aiwa (marca barata con rendimiento discutible) y volver a disfrutar de trabajos como este 'What sound' de Lamb al que tantas horas dediqué cuando todavía no disfrutaba de las ventajas de tener conexión a internet en casa. Tal vez por pereza o simple descuído, tengo muchos discos que me gustan y que jamás caigo en la cuenta de recuperarlos para la causa auditiva, buscándolos en la red.

El que fuera el tercer trabajo en la discografía de los de Manchester (Inglaterra), fue para mi hilo conductor para conocer lo que se conoce hoy día como trip-hop y reconozco que estuve bastante enganchado a su contenido durante un largo tiempo, antes de que me prendara perdidamente de álbumes como 'Mezzanine', 'Big calm' o 'Pre-millenium tension', obras cumbre (respectivamente) de gente tan grande dentro del género como Massive Attack, Morcheeba y Tricky. Ayer mientras pensaba que en que grupo elegir para escribir sobre ellos, salieron a la palestra dentro de mi mente, y decidí que hoy sería una buena jornada para dedicarles unas líneas a la salud de mi pareja, que hoy cumple años y me apetece compartir con ella algo de lo que me hacía vibrar cuando era un recién estrenado veinteañero (quiero decir que hacía poco que había entrado en esa edad, que me parece que ha sonado un poco equívoco lo que digo, jeje). Sé que lo lógico y coherente sería que posteara para la ocasión un disco de su exquisito agrado en vez de algo que sé que no conoce, pero resulta que ya no me queda nada (y si es así seguro que me corrige) que poner por estos lares que sea de su gusto prioritario, así que me lanzo con esta apuesta que espero que guste no solo a ella sino a todo aquel que lea esto y escuche estas canciones sin haberlo hecho antes o a los que como yo, recuerden a este dúo británico con una sonrisa y les apetezca reverdecer laureles auditivos.

Con una de las piezas que podemos encontrar aquí, Lamb, adquirieron una fama que se les había resistido hasta entonces. A partir del éxito cosechado con ese tema llamado "Gabriel", su propuesta comenzó a sonar a menudo en las radiofórmulas y en las emisoras independientes consiguiendo un estupendo equilibrio que les permitió reunir en sus directos a público mayoritario con distintas preferencias pero con una afinidad común por sus composiciones. Ya antes habían estado en boca de muchos por "Gorecki", un precioso tema de su debut homónimo publicado a finales del siglo pasado, en el que se inspiraron en la tercera sinfonía del autor que homenajean en su título, al que por cierto da nombre, pero el verdadero impacto lo dieron con este corte y un álbum que le daba cobijo y escolta con un buen puñado de pistas que les hicieron ganar enteros en líneas generales. Aún con todo ese reconocimiento masivo tampoco llegó a atravesar exageradamete las fronteras del Reino Unido, excepto aquí y en Portugal, donde sus discos tuvieron buenas ventas. Hasta entonces habían encaminado su discurso hacía derroteros dominados por el drum'n'bass, la electrónica robusta y el tipo de ambient que poco después se dio en llamar chill out.

Llegó la hora del cambio y de asentar una identidad y aquí completaron la mutación adquiriendo una actitud que tenia que ver mucho más con la escena de Bristol (Inglaterra), que con la de su ciudad de origen. En su variedad mezclaban jazz, dub y breakbeat, sobre sus bases habituales citadas en los párrafos de arriba, con un fuerte elemento vocal y algunas influencias acústicas. Las once pistas de este álbum son bastante distintas entre si, destacando cada una a su aire y funcionando bien cuando se reproducen de una tacada. Buenas muestras de ellos son por ejemplo "What sound", que comienza con la voz de la chica del grupo, afinando en un registro que trae a la memoria ligeramente a Björk, aunque un tanto más melosa y clara, un inicio deslumbrante con un sugerente atmósfera orquestal y una base rítmica que tarda en llegar pero cuando lo hace marca el pulso de forma idónea, "One", más grisácea y potencial, inquieta, cruda a fin de cuentas,  electrónica opaca en onda Moloko o Everything But The Girl, "Sweet", mi favorita del lote por su compás eléctrico, su slap funkero y su glorioso estribillo tarareable, "I cry", con un principio estableció de aire tribal que se mueve sigiloso entre la tristeza y el lamento, "Scratch bass", primer rompe suelas para la pista de baile, una especie de jungle lustroso enteramente instrumental, disparando loops a mansalva y haciendo apología del scratch en la línea de Portishead, "Gabriel", esa maravilla que como decía antes les dio a conocer en sociedad, una canción fascinante que muchos recordaréis por haber servido de hilo musical spot publicitario  sobre un famoso perfume masculino o un gel de baño (no esto seguro), y "Just it", cierre que se aproxima con sus programaciones y la dulzura vocal a los islandeses múm. Viva la memorabilia!

Lamb, es un cordero sin descarriar que forman todavía, aunque con poca actividad, Louise Rhodes (que estuvo inmersa a mediados de la pasada década en su carrera en solitario, que derivó en un recomendable debut titulado 'Beloved one') y Andy Barlow (que ha quemado las horas muertas creando otros proyectos, concretamente Hoff y Luna Seeds, además de dedicar tiempo a su tarea como productor dando forma al genial 'Distance and time' de Fink). En este trabajo contaron con muy buenas colaboraciones, destacando la figura de gente como el artista de jazz moderno Arto Lindsay, los arreglistas Adam Brown, Gavin Wright, Will Malone, Guy Sigsworth y Chris Bolster, los guitarristas Jimi Goodwin (miembro de Doves), Oddur Runasson, el teclista Ned Scott, la London Session Orchestra, el prolífco bajista Me'Shell NdegéOcello (fabulosos sus trabajos en solitario que mezclan jazz, funk, reggae y soul con suma naturalidad y colaborador esporádico de gente como The Rolling Stones, John Mellencamp, Bassement Jaxx, Alanis Morrissette e Indigo Girls, ahí es nada), los coristas Amy Biggins, Benjamin McKone, Imani Robinson, James McKone, Josephine Taylor, Safiya Robinson, Sam Biggins, Tabitha Taylor, Wesley Etienne, el vocalista Michael Franti (conocido por ser el cerebro de Sparhead y mitad de la monstruosa banda de hip-hop The Disposable Heroes Of Hyphoprisy) y Tony Vegas, encargado de plasmar el arte del scratch.