miércoles, 18 de septiembre de 2013

DUMP

A PLEA FOR TENDERNESS (1997)

Haciendo tal vez un paralelismo un tanto estúpido, para mi la música y el cine muchas veces son como el fútbol o el baloncesto, más bien como los deportes de equipo, un entretenimiento en el que si uno va más allá de la simple escucha o visualización, acaba atando cabos y relacionando cosas que hacen crecer el interés por tan fascinantes mundos. Saliéndome de madre diría que el que me gusten por un igual esos campos, forma parte de un mismo conato de indagación curiosa que hace que tenga siempre ganas de saber más de cada jugador, actor, compositor, intérprete o cualquier elemento relacionado con la parafernalia exterior de esas aficiones que tanto disfruto. Estoy atento al mercado de fichajes en Verano para ver los movimientos e imaginar con una camiseta distinta a esos tipos que cobran un dineral por correr detrás de un balón o botarlo sin parar, del mismo modo que profundizo en el reparto de una buena película para enterarme de que otras buenas actuaciones puedo degustar de ese artista que borda el papel protagonista o se erige como un secundario de lujo, así como miro los créditos de un disco para averiguar los nombres de los componentes de una banda para luego buscar en la red si por casualidad tienen proyectos paralelos o anteriores y así completar el árbol genealógico de dicha formación. Eso puede ser un entrenimiento tan grande como la propia acción, aunque también puede suponer un verdadero fiasco si luego el artista balompédico o baloncestístico es un paquete, cosa que se puede deducir en tres partidos, si el presunto genio del séptimo arte ha vendido su alma al diablo por dinero a cambio de aparecer en un bodrio fílmico, o en el caso del músico, si se le ha ido la pinza cambiando de género o simplemente formando parte de algo que raya a un nivel mucho más bajo que su aventura principal.

Estas cosas pueden pasar, claro que si, pero acorde a mi experiencia, puedo decir que en contadas ocasiones, o por lo menos lo contrario pasa mucho más a menudo. Evidentemente y en honor a la verdad, hay que reconocer que si un club invierte muchos millones de euros por una promesa que apenas ha triunfado un año en otra liga, se arriesga mucho, que si un director pide a la productora que eche el resto por un veterano que antaño reventaba la taquilla pero dejó de ser un valor seguro, está hipotecando su éxito, y que si un tipo que arrasa como líder indiscutible o pieza clave de un grupo saca al mercado una marcianada en solitario, se dará de bruces comercialmente incluso antes sus propios incondicionales. Pero bueno, lo que me interesa aquí es nombrar la parte positiva de esta reflexión y poner un ejemplo de garantía dentro del sonido que para algo este humilde e inconstante blog está centrado desde su comienzo en ello.

Y como nunca había hecho una doble introducción y es posible que os haya entrado tanto sueño leyéndolas como a mi escribiéndolas, voy a ir al grano. Toda esta pantomima de charlatán viene a colación de que en una de esas búsquedas exhaustivas de la actividad alternativa de un instrumentista, gracias a Yo La Tengo, di con este magnífico divertimento en solitario de su bajista y teclista, James McNew. Los de Hoboken (New Jersey), han sido muy posiblemente una de las bandas mas importantes de la música independiente a lo largo de la historia y por ello gozan de un respeto y un aprecio incomparables que viene avalado por una carrera que se acerca a los treinta años de trayectoria con una salud de hierro. Supongo que al igual que le ha pasado a cualquiera que haya flirteado con esta denominación tan inabarcable, su nombre fue de los primeros que vislumbré en el horizonte cuando me aficioné a este género, y desde entonces siempre les he tenido en una gran estima, así que hace unos años, quise ir más allá y cerciorarme si había otras vías de ejecución por parte de sus tres afables responsables, con lo que di de inmediato con estos Dump, los cuales técnicamente no son un grupo en si, sino una vía alterna para el lozano multiinstrumentista de Charlottesville (Virginia), en compañía de amigos que hacen las veces de colaboradores en el estudio.

Muchos nombres surgen alrededor del trío estadounidense como es lógico en gente que pone tanta pasión en lo suyo, sinónimo inequívoco de proliferación. Esos cambios de plantilla que hubo en los inicios antes de que McNew entrara para convertirse en fijo, hicieron muy divertida la investigación sobre el currículum de los componentes que abandonaron el barco, ya que siguieron sus caminos y a la postre también tenían su pasado. Dave Schramm, que estuvo en Human Switchboard, y colaboró después con gente como Freddy Johnston, Kate Jacobs y Richard Buckner, completos desconocidos para mi de los que luego me hice eco de parte de su material, y Dave Rick, eminencia nómada del indie underground inmerso en Atlantic Drone, King Missile, Bongwater, The Martinets, Wonderama, Overcat, Phantom Tollbooth, Wide Right, y un sinfín de combos más y por supuesto nuestro protagonista de la entrada, que a la larga fue el que más me sedujo con las preciosas canciones que completan este delicado y dócil 'A plea for tenderness', y que aparte estuvo en otra atractiva fábula llamada Christmas, antes de unirse al matrimonio Kaplan-Hubley.

Un álbum que tiene ecos y destellos de su banda madre, pero que aún con todo, en definitiva sirve para canalizar todo lo que lleva dentro como ser vulnerable y dotado de talento. Piezas exquisitas que navegan entre el pop y el indie-rock, dejando una sensación de tranquilidad y de paz consigo mismo. Melodías accesibles, desarrollos intrínsecos, ritmos que parecen prestados de otros estilos (su corte de introducción, "The big bands", es un homenaje a las bases hip-hop), acordes facilones que se pegan al conciencia con eficacia, en fin, un trabajo muy personal y apañado que significaba el tercer largo de sus cinco editados hasta la fecha (uno de ellos basado en versiones de Prince), en una carrera llevada con discreción al margen de su ocupación prioritaria y que consta además de tres Ep's, dos mini-albums y cuatro singles. Una genial obra que deja lo mejor para el inicio, como si de una presentación en mayúsculas se tratara con la estupenda "So long", una pista que sobrepasa los ocho minutos de duración y que cabalga a ritmo almibarado con una armonía vocal entrañable (la voz de McNew es tal y como uno puede imaginar que era la de su amigo invisible de la niñez...de haberlo tenido, claro), tirando de un recurso mínimo como es la repetición de parámetros en virtud de la sencillez y en pro de la proximidad con el oyente que tan solo quiera sonreír mientras se regala un instante musical, "Clarity", preciosa influencia de Daniel Johnston llevada a la cordura, un tema en el que recurre de nuevo al inagotable encanto del lo-fi, con un estribillo emotivo y desgastado en la melancolía que nos hace apreciar más su manera de ser, "My head in your hands", muy intensa a la par que desnuda, aún teniendo en cuenta que aquí rasga la eléctrica con energía sin hacer tampoco gran alarde de destreza, y ni falta que hace, "Again", un par de teclas reiterativas y una pequeña línea variable en el núcleo para escoltar un mensaje introvertido y tristón, "Deep in your heart", que colaría como uno de los temas cortos del debut de los impagables Sebadoh, "Et moi, et moi, et moi", revisión del clásico francés de los 70's que popularizó Jacques Dutronc, una canción que anima el cotarro y le va como anillo al dedo, "Little hat", la que guarda mas similitud con la parte proporcional que le corresponde de mérito dentro de Yo La Tengo, una pieza que podría ser perfectamente un descarte de estos, "White worms", en la que entran en liza los cachibaches para acabar sonando a algo así como una unión entre Eels, The Beta Band y Grandaddy, escrita y compuesta a medias con el desaparecido artista de culto Ernest Noyes Brookings, que en su momento cedió textos para gente como XTC, Morphine, The Young Fresh Fellows o Robyn Hitchcock, y "Knicks win", cuyo título hace referencia a la mítica franquicia baloncestística de New York City (New York) y evoca de manera encubierta y sin palabras su rivalidad con los extintos New Jersey Nets (hoy con sede en Brooklyn), con su consiguiente redención, para acabar de adornar lo dicho al comienzo de este post y dar más sentido a mi extraño símil. Que cosas.

Dump, o lo que es lo mismo, James Mc New, estuvo ayudado en el estudio por Terry Pearson (presente en discos de Live, Eels y Sonic Youth, por citar solo unos pocos ejemplos), Mac Gayden, Buzz Cason, sus compañeros en Yo La Tengo, Ira Kaplan y Georgia Hubley, amén de 13th Floor Elevators al completo y el cantante soul Robert Knight, que participaron en dos de los temas extra que contiene la segunda edición de este álbum. Por suerte he encontrado esas piezas extra en Grooveshark y las he podido incluir en la widget que he adjuntado abajo de este texto.


2 comentarios:

  1. Oh! ohhh! es un lindo disco por su sencillez! empezando por la portada tierna. Los similes por tu parte están muy bien pensados!... mua! además de la explicación sobre el cine, música y deporte! todo en sí va ligado y además es muy bonito que siempre uno se interese en todo el conjunto, me refiero a indagar más allá de una imagen, un sonido o un nombre y así apreciarlo bien.

    Mua! espero una nueva entrada!!! porque ya sabes que soy tu fan! :) besitos

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  2. Que sonrisa me sacas al verte comentar en esta entrada tan poco popular :)
    que bueno saber que queda mejorada con tu opinión!
    La verdad es que si que es un disco simpático, con un especial toque de sencillez que hace que resulte muy ameno al oído, celebro que te lo haya parecido a ti también.

    También me da risa que aplaudas mis patochadas, jaja, que relaciones tan locas hago, verdad? que pesadito con el basket, de alguna manera o de otra lo cuelo por aquí, ni que sea encubierto con alguna otra afición mía, jeje. Que bueno que al menos, te pude explicar bien el sentido de todo esto y que me digas que lo ves así. Es bueno no estancarse y buscar a partir de algo. Suele ser muy divertido y lucrativo (para el gusto, no para el bolsillo).

    A ver si mañana escribo otra entrada.
    Ah! y no eres mi fan, lo que eres es mi ídolo y mi musa, que sin ti este blog no tendría sentido ni vida ni actividad, y bien que lo sabes :D

    Un beso de santurrón que queda en entredicho cuando le acusan de no ver las notificaciones, cuando en realidad lo que le pasa es que no le llegan...he dicho! ^^

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