sábado, 7 de septiembre de 2013

RIGHT AWAY, GREAT CAPTAIN!

THE CHURCH OF THE GOOD THIEF (2012)

Una escapada de dos semanas con su consiguiente abandono del blog, han hecho que recién llegado esta mañana tuviera muchas ganas de escribir y no he querido prolongarlo mas, tras haber deshecho las maletas y engordado de nuevo los armarios. Un año más por estas fechas he huido al pueblo como alma que lleva el diablo para disfrutar de esa relajación necesaria que ansiamos durante el resto del verano los que residimos en ciudad superpoblada. Estar allí, como he explicado otras veces, me proporciona un infinito regreso a los recuerdos y un perdurable halo de calma, al gozo de los pequeños caprichos de valor meramente emocional. Todo tiene su ciclo está claro, y si bien antes tenía las mismas sensaciones pero exprimía las noches en locuras de juventud empapadas en alcohol y juergas con la cuadrilla, de un tiempo a esta parte y por causa mayor ajena, vivo la estancia vacacional de un modo casi diametralmente opuesto a aquel movimiento descerebral. Imagino que es lógico y sano (sobretodo para el hígado y la salud física en general), pero donde antes nos bebíamos hasta el agua de los floreros, ahora asamos carne y nos sentamos como Dios manda alrededor de una mesa que escucha mil anécdotas del pasado, y que queréis que os diga, me quedo tan satisfecho o más que antaño.

Recorridos en idílico silencio paisajístico, de esos en los que te acercas con el coche a la deriva hasta aparcar en un rincón montañoso que parece cerrarse como la gélida niebla de invierno, para empezar a caminar guiándote solo por la curiosidad de tu conciencia, han presidido las jornadas de relax en soledad y ante tal belleza visual la música se aprecia con una mayor perspectiva, se convierte en banda sonora del momento y con ello, dicho sea de paso, resulta más fácil encontrar la adecuada para ese instante. En una de esas tardes, me acerqué a una vieja cantera medio abandonada en la inmensidad de los montes de la comarca y como no había un alma cristiana alrededor salí del auto y dejé el equipo encendido con el discurso de Right Away, Great Captain! sonando a alto volumen, mientras bordeaba a paso conciliador las improvisadas pirámides de grava con el cielo multicolor porque el sol comenzaba a descender reinando la panorámica junto al campo yermo y los senderos de estrecho margen florecido, y era como vivir cada suspiro natural en perfecta sintonía con la delicadeza instrumental de este sensacional pero impopular artista, un momento mágico en el que los elementos se funden para brindar un intervalo fascinante.

Conocí a este artista de rebote, buscando vídeos de otros grupos en la red. Me gustó mucho y al instante rastreé un poco de información sobre él con la inconsciencia de que se trataba de un proyecto en solitario. Me enteré que se trataba de una historia paralela al margen de una banda que no me sonaba ni de oídas, Manchester Orchestra, así que antes de investigar más volví al canal de vídeos en el que había dejado de fondo diversas pistas de este álbum en lista y miré si había algo de ellos también para hacerme una idea de cuanto se desmarcaba del mensaje general que ofrecía en compañía. Finalmente y tras una escueta pero intensa escucha quedé prendado de ambas vías de comunicación musical pero más de la fragilidad de las canciones que completaban este debut de Andy Hull bajo ese curioso alias de grumete marino. Moviéndose entre el folk y el indie-rock en una línea similar a su paisano y vecino Phosphorescent, este joven músico de Atlanta (Georgia), deja a un lado su vena guitarrera ensalzado en su proyecto principal, para endulzar un discurso próximo e íntimo que de momento consta de tres álbumes de estudio de los cuales este es el último. Tanto este tercero como los dos anteriores ('The bitter end' y 'The eventually home'), forman parte de una trilogía que se cierra con esta obra, que en mi opinión es la guinda inspirada de un pastel rico y con fundamento. Cabe destacar su carácter conceptual y la importancia que tiene seguir su historia a través de los textos de cada una de sus canciones en riguroso orden, así que no daré mas información que la base de esta preciosa pero a la vez triste fábula, que narra la saga de un marinero del siglo XVII que descubre a su esposa en un acto de traición con su propio hermano. En este fantástico 'The church of the good thief', se cuenta un desenlace abrumador que conquista por completo.

La estimulación viene de la mano de canciones tan íntimas y reconfortantes como la inicial "Blame", en la que desnuda el alma para transmitir con su acústica un alarido para cicatrizar heridas por cerrar, una declaración suave y cercana con pocos elementos instrumentales que sin embargo pone en situación para lo que va a significar este maravilloso recorrido, endulzando más si cabe la idea en su parte final, con un casi imperceptible coro femenino y unas teclas de sensibilidad refrescante, "When i met death", que comienza como un susurro climatológico en la nada, abrazando los corazones con un registro vocal próximo al inimitable Connor Oberst, el hombre tras Bright Eyes, Desaparecidos, Commander Venus y Monsters Of Folk, entre otras historias, una pieza que busca la complicidad sensitiva del oyente creciendo al compás de una melodía optimista, "I am aware", más leña al fuego de ese hogar que acoge al desprotegido, un homenaje al folk espectral, ese que alza la voz entre atmósferas bucólicas y en el que tan bien se mueve genios como Justin Vernon (ya sea con sus Bon Iver o a solas) o Sufjan Stevens (sobretodo en sus comienzos en lo que refiere a la comparación), "Old again", reverberada ternura, apagado lamento que se arrima a un piano dócil que emula de manera encubierta un cariño maternal de amor incondicional, "Fur stop caring", con unas estrofas accesibles que encajarían en el ideario reposado de Josh Rouse, Sam Amidon, William Fitzsimmons o J.Tillman, "I wait for you", una guitarra que llora o más bien se compadece a la hora de canalizar la tristeza con leves atisbos de voluntad, una preciosa canción con base bluesera y que sorprendentemente acaba sacando una sonrisa de oreja a oreja al final de su reproducción, "Barely bit me", en la que viene el nombre de Ben Bridwell a la cabeza al segundo de degustarla y es que tal vez si el afable barbudo que lidera a los magistrales Band Of Horses se dicidiera a volar en solitario, haría algo similar a lo que hace el bueno de Andy, "Rotten black root", monumental en su desarrollo tímido pero decidido, un tema cuyo estribillo es de los más logrados del lote, ensalzado por ese ambiente con aromas a desierto, esencia de duelo a muerte y viento huracanado anunciado el fin, "We were made out of lightning", no solo su mejor composición sino una de las mejores que he tenido el honor de llevarme al oído, un corte que penetra en la piel y se queda alojado a perpetuidad, una de esas delicias emocionales que uno puede sentir como eternas una vez ha conectado con ella de primeras, "Memories from the end pt. 1", que nos coge recuperándonos de su antecesora con las defensas bajo mínimos y que no sé si por ello es capaz de congelarnos la última lágrima y convertirla en algo mágico, y es que es asombroso como este hombre puede tocar la fibra sensible con apenas arsenal, y "Memories from the end pt. 2", que solo hace que refrendar todo lo mostrado y dicho, una despedida a la altura de las circunstancias ofrecidas para poner un broche de oro a un álbum redondo que a mi juicio personal debería ser de culto.

http://rightawaygreatcaptain.bandcamp.com/album/the-church-of-the-good-thief

4 comentarios:

  1. Bienvenido de nuevo por estos lares de la rutina TXARLS, una rutina bella. La que nos hace escribir sin descanso y con amor de todo aquello que nos gusta.
    Y la verdad es que la propuesta de RIGHT AWAY, GREAT CAPTAIN! le va al pelo al día con el que parece recibirnos esta vuelta a casa. El tiempo cambia y nosotros con él, pero que maravilla moldearnos cual plastelina con el cambio de las estaciones.

    Espero que estos días de "esbarjo" hallan sido recargantes que todavían nos quedan buenas sorpresas!!

    ResponderEliminar
  2. Grazie mille, fratello!
    Bendita rutina, es cierto! a veces pienso en la de años que llevamos dándole actividad a este hobby y me sale una sonrisa, del mismo modo que me entristece ver que otros blogs han ido desapareciendo (hace poco dejó de publicar Jesús en 'Fonocpiando', una bitácora que no sé si conoces pero es genial...http://fonocopiando.blogspot.com.es/), supongo que es algo que por desgracia tiene fecha de caducidad, aunque bueno, de momento nosotros gozamos sin mirar más allá, verdad? jeje.

    Pues ya ves que parece que conmigo ha llegado el mal tiempo y eso que te puedo asegurar que no vine cantando en el viaje, jaja. Vaya chaparrones, cagüen el copetín!
    Imagino que ha quedado muy revelador lo de haber puesto este disco tan melancólicamente otoñal, que cosas :D

    Dale un buen tiento a este álbum porque es una joya. Espero que te guste, sorprende que sea tan poco popular, porque la verdad es que suena muy bien.

    Espero que haya disfrutado de las vacaciones tú también.
    Un abrazo grande!

    ResponderEliminar
  3. Lo he encontrado desde el link de la última revisión... me encanta. Es que el título y la portada son brutales y ya te ponen en sintonía. Y la voz... Buff. Me puedes recomendar otro de sus discos?

    ResponderEliminar
  4. Que alegría me das! me encanta lo que hace este tipo y por desgracia no es nada conocido. Aquí te dejo la bandcamp, donde podrás escuchar sus dos anteriores discos. Tanto 'The bitter end' como 'Eventually home', son dos joyas que rayan a la misma altura (aunque me gusta un pelín más la atmósfera melancólica de este).

    https://rightawaygreatcaptain.bandcamp.com/

    Las portadas de los tres son magníficas, y la del recopilatorio (aunque de demos de viejas canciones, así que se puede considerar como otro álbum) que sacó meses después de 'The church of the good thief', también es preciosa, ya verás como te resulta incluso familiar :)

    Abrazos y buen fin de semana!

    ResponderEliminar