viernes, 25 de octubre de 2013

BOMBAY BICYCLE CLUB

A DIFFERENT KIND OF FIX (2011)

Una noche fresca de Abril, como otra cualquiera en la que quedas con un par de amiguetes que hace tiempo que no ves para ponerles al día de las peripecias que has vivido desde la última vez que os juntasteis, volvía del barrio anexo al mío, que casualmente divide mi apreciada ciudad de L'Hospitalet del Llobregat de la siempre acelerada Barcelona (las separa una calle cuyas dos aceras pertenecen a cada una de esas poblaciones), andando y escuchando una buena selección musical en el mp3 que había creado para amenizar mis paseos nocturnos provocados por esas esporádicas reuniones nostálgicas, y de repente, cuando empezaba a notar el cansancio por el trayecto, ya que había más trozo desde el bar donde tomamos algo hasta mi casa del que recordaba, sonó un tema de estos chicos británicos que por aquel entonces acababan de sacar su tercer álbum de estudio, y que desde que había llegado a mis manos a partir de ese single de presentación, no le había dado mucha cancha. Las calles desiertas que dibujaban un panorama desolador de aspecto tenue, aventuraban un trayecto prometedor para desarrollar espontáneas estupideces y de inmediato a ello me puse, porque el ritmo bailable de esa canción y su espíritu aguerrido me hicieron ponerme a bailar y brincar con aspavientos de locura, olvidándome de que estaba a la vista de cualquier alma madrugadora (o trasnochadora, según fuera el caso) que juzgara mi estado mental de forma negativa. Llegué a casa exhausto de la caminata a todo tren, pero valió la pena, además nadie me vio hacer el cabra. Al sentarme en el sofá de casa para coger un poco de aire antes de acostarme, me comí un yoghourt de fresas, leí los titulares de deporte en el teletexto y no pude evitar como último ritual, quedarme con la buena sensación de degustar de nuevo esa pieza. Di a reproducir y me la llevé a los oídos tres veces consecutivas, algo que choca con mi habitual manía explicada en el anterior post.

Ahí comenzó mi idilio con su música y el siguiente paso fue, como no podía ser de otra manera, hacerme con el álbum completo, porque aquella canción me sedujo y pensé que estaría bien acompañada. Ahora con la perspectiva coherente que suele dar el paso del tiempo, puedo decir que este 'A different kind of fix' es uno de mis discos favoritos del último lustro, dentro del apartado 'bandas que no conocía de antes', junto a 'An awesome wave' de Alt-J, 'Teen dream' de Beach House, el homónimo debut de The Pains Of Being Pure At Heart, 'Fantasy black channel' de Late Of The Pier, 'World music' de Goat y 'Lupon' de Y La Bamba, que recuerde así a bote pronto.

La propuesta de estos cuatro jovenzanos nativos del área de Crouch End en Londres (Inglaterra), se mueve entre el indie-rock que practican en la actualidad y el folk acústico que primaba en sus dos primeros trabajos. Desde que conocieron en un asamblea escolar cuando aún cursaban estudio de secundaria y se fundaron a mediados de la década pasada bajo el nombre de The Canals, sus conceptos sonoros no dejaron de progresa y bautizados como Bombay Bicycle Club, alias que cogieron prestado de una cadena de restaurantes de comida india que hay en la capital del Reino Unido, han lanzado al mercado tres largos y tres Ep's (uno de ellos en directo). En sus inicios, cuando aún eran unos adolescentes con acné, editaron 'I had the blues but i shook them loose', con la mirada puesta en el legado de Joni Mitchell, y con la producción de Jim Abbiss (responsable del sonido de la aclamada ópera prima de Arctic Monkeys, y que también ha trabajado para Ladytron, Sneaker Pimps y la multiventas Adele), por expresa petición del grupo a su sello. Una vez sobrepasada la mayoría de edad, llegó su segunda incursión en el estudio para crear las canciones de 'Fawls', donde se profundizaba todavía más en su querencia folk-rock de suavidad melódica. Cosecharon buenas críticas con ese par de dignos e interesantes discos, pero la cosa cuajó a lo grande con la que hasta la fecha es su última referencia, el magistral 'A different kind of fix', que tanto me apetece destacar en estas líneas.

Recuperaron el puso eléctrico, dejando abandonado todo rastro de aprecio por la música de raíz, en virtud de un mensaje vitalista, a ratos taciturno, pero fundamentalmente armónico. Una colección de piezas frescas, bailables, estimulantes, rítmicas y pulidas que a mi personalmente me conquistaron por completo desde la primera escucha. Tan trepidante y colorido como los mejores cortes de The Rapture en su faceta danzante y tan fascinante y melancólico como lo más granado de Bloc Party o Noah And The Whale, cuando se ponen tristones y reposados, así suena esta maravilla, pero también con ecos de Tokyo Police Club, Phoenix, Foals o Arcade Fire. Aunque que para que buscar referentes si a fin de cuentas el contenido emerge con fuerza desde sus propias reglas de compromiso genuino. Una ofrenda enérgica y sanadora que merece un lugar de privilegio dentro de los géneros que abarca por canciones tan majestuosas como "How can you swallow so much sleep", que narra al ralentí progresivo, el viaje épico de un niño que sueña de noche con ir a la luna, una delicia de historia, entrañable y bien contada, flotando sobre percusiones celestiales y un tono vocal delicado, "Bad timming", más robusta pero no por ello exenta de escamas emocionales, rasgando las guitarras en pro de la seducción empática, añadiendo unos teclados que envuelven cada nota en magia tangible, acercándose a la cara amable de The Smashing Pumpkins o My Vitriol, "Your eyes", más divertida, tonteando con lo más recientes Incubus en la búsqueda de acordes eclécticos, recurrentes y pegadizos, pero sin abandonar el pop en su alegre estribillo, "Lights out, words gone", que penetra en los dominios de los de Win Butler, en su lado menos rebosante, una pista que marca un receso en el lote, "Take the right one", preciosa en toda la extensión de la palabra, heredera del indie-pop de Brian y Frank & Walters, con los mejores momentos vocales del minutaje, "Shuffle", su mejor composición hasta la fecha, la que me hizo desvariar aquella noche de regreso al hogar, entre sonrisas y júbilo solitario pensando en lo bueno que tengo en esta vida, una espectacular proeza sónica que pondría a la cabeza de cualquier lista de recomendaciones, y es que esas teclas repetitivas, esos falsetes prodigiosos y esa intensidad rimbombante son para enmarcar y poner como ejemplo de lo que debe ser la perfección en los libros de historia, "Beggars", como si Edward Sharpe & The Magnetic Zeros se fijarán en lo que puede deparar el futuro, rasgando sus vestiduras hippies, "What you want", en la que podrían pasar por una versión renovada de Monaco, aquel magnifico pero efímero proyecto paralelo de New Order, y "Still", donde su cantante muta en una suerte de Thom Yorke, para dejarse enredar por el imaginario espectral de Radiohead. Excelente.

Este fue para mi el mejor álbum de aquella añada, que trajo consigo una gran cosecha, y fue interpretado por Jack Steadman, Ed Nash, Jaime McColl, Suren De Saram y la colaboración de la sensacional cantautora, Lucy Rose.


2 comentarios:

  1. Maravilloso disco si señor, me atrevería incluso a afirmar con vehemencia que puede que sea de los pocos discos que vinieron del Reino Unido aquel año. De los que conservan una personalidad innata como aquellas otrora bandas de los 80/90, donde no había géneros que se establecieran como aburridas dictaduras, si no bandas que creaban el suyo propio.
    Yo los descubrí con su primer disco, como una de las bandas que al grupo de amigos de juventud nos pareció que tenían algo más; a parte de sonar como un calco de aquello que nos vió crecer (The Smiths, The Sound, Echo, The Church, Chameleons, Bauhaus, Joy dIVISION ETC ETC). Aunque me figuro que esa búsqueda es en vano ya que el contexto en el que crecimos los bástagos de los 70 y setenta y pico poco o nada tienen que ver con las generaciones de ahora (todo es demasiado cómodo e intuitivo y se ha perdido un poco la supervivencia creativa).

    Pero vamos que te voy a dar yo ahora la bras con achaques de viejo. El disco me encanta incluso más que su debut, primero porque parecen tomárselo con calam y no dejarse presionar por las expectativas, segundo porque crean su propio universo al margen de la moda, y segundo porque sus melodías parecen hacerse a si mismas si acabar siendo predecibles.
    Por eso creo que va ganando tanto con las escuchas, y eso la verdad es que un valor en alza con el paso del tiempo; siempre estará ahí y cuando lo escuchemos 10 años después no sabremos ubicarlo en tal o cual año. Eso creo que es casi lo más valioso de la música.

    Ah!! Yo si te vi hacer cucamonas... en sueños. Bienvenido al club de los niños dispersos e inmaduros y a mucha honra. El otro día hablaba mi mujer de una reunión con la profe de mi hijo de 11 años sobre los deficits de atención. Y dije....: - Joder, como su padre!! un alelao que siempre estaba soñando, en su propio mundo un poco marginal, y pasando del grupo. Por un momento creí verme reflejado en él, dicen que somos poco maduros y que siempre estamos haciendo el chorra pero... Somos felices y nos buscamos la vida a nuestra manera ¿no?


    UN SALUDAZO, GUTARRAZO, E INFANCIA ETERNA!!

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  2. Con todo esto de Lou Reed, que a través de la entrada se me ha alargado mucho, y que no había entrado al blog antes de escribir sobre ello, se me había ido el santo al cielo y había olvidado responderte aquí, que tio más palurdo soy, jeje.

    Es un disco magistral, como comento en el post, de mis favoritos de los últimos cinco años, porque tiene todas esas virtudes que nombras. Suena británico pero también afín a ese rock alternativo noventero estadounidense que tan anárquico e innovador resultó ser en su día. En estos tiempos encorsetados por la imagen y la repetición de patrones, se agradece mucho que haya grupos con ganas de hacer música sin ataduras ni intenciones secundarias.
    cusriosamente yo empecé la casa de Bombay Bicycle Club por el tejado, es decir, oí primero este y más tarde (y tan tarde, como que me enteré de que tenian dos mas haces escasas semanas) los dos primeros. Son buenos discos, pero sin duda este significa una revolución, ya ardo en deseos de ver hacía donde orientan su sonido en el próximo asalto. Son tres obras bien distintas, verdad? pero la voz de su cantante hace que te llamen la atención desde una primera escucha.
    Ha cambiado mucho el panorama, de achaques de viejo nada, macho, jaja, si hay alguien autorizado para hacer balance de este medio que tanto nos gusta y de su evolución y fobias con el paso del tiempo, ese eres tú, no hace falta ni que te lo diga, bien lo sabes, pícaro :D
    Lo que si veo es que ese debut tenía cosas de esas bandas que te hicieron vibrar en épocas mozas, pero suena personal y el segundo, es otro cantar bien distinto, en tierra de nadie, pero este último es tan propio, tan suyo, tan distintivo...intemporal como tú bien dices con palabras esclarecedoras.

    Y joder, que bueno eso que me dices de que tu hijo (supongo que te refieres al mayor, pero el menor seguro que igual), sigue tu estela. Que grandeza el arte de no crecer por dentro del todo. No hay nada como soltarse y perder ese estúpido sentido del ridículo que nos quieren inculcar desde la etapa escolar. Que viva el temperamento chorra y la felicidad que acarrea!

    Abrazos mil y si! infancia eterna, siempre!!!

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