miércoles, 29 de julio de 2015

LITTLE JESUS + CHEETAH BRAVA - HELIOGÀBAL (BARCELONA) 21/07/15

NORTE [JAPANESE VERSION] (2015)

Una repentina avería en mi querido portátil, me ha retrasado en la idea de escribir sobre el maravilloso directo que presencié el pasado Martes en el emblemático Heliogàbal de la Ciudad Condal, con los barceloneses Cheetah Brava y los mexicanos Little Jesus, como protagonistas. Como ya sabéis los habituales de este humilde blog, siento una especial predilección por estos últimos y si hubiera podido habría escrito estas líneas la misma noche del evento con la excitación y la emoción de lo vivido en plena efervescencia, pero por desgracia ya me había visto en la obligación de llevar a reparar mi trasto (así celebré su primer aniversario, porca miseria), así que como digo no pude hacer más que resignarme y guardar en mi memoria cada instante de esas dos gratas horas de buena música ofrecidas por estas loables bandas y así poder plasmar bien las sensaciones, algo que dicho sea de paso no ha sido complicado porque disfruté tanto que siento al recordarlo como si estuviera volviendo a gozarlo en este momento. Pasada una semana mi perspectiva de lo fulgurante que fue el recital del quinteto del D.F. no ha dejado de ir en aumento y me pregunto con frecuencia si no estamos ante unos genios capaces de hacer canciones efectivas con suma facilidad que todavía no han llegado ni a una décima parte de lo que puede dar de si su creatividad, pero es que además le doy vueltas a lo impactante que me resultó percibir su talento para transmitir el valor de su propuesta en un lugar reducido en el que apenas estuvimos medio centenar de personas, de la misma manera que lo hicieron en un marco tan amplio y repleto como el Lunario de la capital azteca donde los vi actuar a principios de año.

Si tengo la completa seguridad de que aquella presentación será conservada en mi retina el resto de mi vida, esta es muy probable que también, porque aunque diferentes en impacto y resultado, ambas fueron inolvidables. Pero bueno, vamos por partes. Supe del desembarco de Little Jesus en nuestro país con bastante antelación, virtudes de la red, claro, y de inmediato inicié una campaña de acoso y derribo a mis amigos para que se animaran a venir al concierto. No me costó mucho convencerles porque se apuntan a un bombardeo si hay cerveza de por medio y ya habían escuchado 'Norte' o temas sueltos que suelo colar en nuestras reuniones de terraza, póker y piscina de plástico, vía pen drive. Otro factor a tener en cuenta era lo barato de la entrada (tan solo seis euros, ciento dos pesos mexicanos al cambio) y lo atractivo de ver a un par de festivas bandas en una noche de verano bastante calurosa, todo sea dicho. Así las cosas, tuve la fortuna de estar acompañado de varios de mis mejores colegas, Serra, Lucho, Toni y Dany, en su mayoría núcleo duro de los Karl Malone de la Isla (el mejor equipo de basket de la noble ciudad de L'Hospitalet de Llobregat... que si no lo decimos nosotros nadie lo dirá), que al finalizar estaban sumamente satisfechos de haber venido porque les encantó la propuesta de esta gente. Quedamos para tomar un refrigerio previo en nuestro barrio y fuimos hacía allí con tiempo porque yo era el único agonías que había comprado mi pase vía internet de forma anticipada, con lo que el temor a que se llenara el garito (algo factible porque no es que sea muy grande que digamos) y solo pudiera entrar un servidor, estaba presente. No hubo lleno, nadie se quedó fuera y lo cierto es que dentro de lo que cabe hubo un buen número de personas allí dentro sin agobios ni colapsos, salvo para las propias bandas que seguro sudaron la gota gorda en la esquinita del local en la que se ubicó el teórico escenario a ras de suelo.

Había estado en el ilustre Heliogàbal un par de veces, una de ellas viendo a una banda argentina de rock sinfónico, afincada aquí que se llamaban Petruska y otra para ir a tomar algo después de un Minifestival, y lo recordaba acogedor, fresco y con buen sonido, amén de que siempre hubo un buen  hilo musical, pero también me venía a la memoria su clientela selecta de estética hipster, muy elitista a mi parecer, y realmente daba por hecho que sería lo que nos encontraríamos al llegar. Efectivamente así fue, pero eso no fue un hándicap salvo porque al final del repertorio de Little Jesus no reclamaron un bis que yo habría rogado, pero bueno, así de robotizada es la mente de los modernos, que le vamos a hacer, o quizá no, puede que así seamos en esta ciudad, unos conformistas, aunque bien mirado fue una manera de entender que estos chicos lo habían dado todo y no hacía falta mas por una cuestión de salud porque aquello era una sauna (y eso que había aire acondicionado). Una gira intercontinental debe consumir mucho y ya llevaban unos cuantos bolos casi consecutivos a lo largo y ancho de la península. Aparte les quedaban dos más sin jornada de descanso de por medio. Todos contentos. No he dicho nada.

En fin, ya metidos en harina, cogimos posiciones y nos quedamos pegados a la pared lateral con una visibilidad regulera para ver a Cheetah Brava, un trío compuesto por dos damas y un caballero cuyo discurso había degustado a través de su Soundcloud. Me gustaron mucho, la verdad. Sus canciones me sonaron bien en estudio, pero en vivo cobraron más fuerza y sentido, más teniendo en cuenta su buena comunicación con el público asistente y su desenvoltura. Tres teclados, sintetizadores, un ordenador para destilar programaciones, refrescantes percusiones, una guitarra eléctrica comedida, dos voces que se complementan a la perfección y un estilo electrónico con mucha luz pop y rebosante de aires tropicales que si bien puede asociarse a gente como El Guincho, brilla con luz propia y mucha identidad. Joanna Miramontes, Carla Blanch y Director Wilkins, nos hicieron pasar un buen rato, de hecho yo me habría echado unos buenos bailes a su salud en medio de la pista de no ser porque el aforo estaba un poco encorsetado.

Dieron un exhaustivo repaso a 'Tremo Forto', su primer lanzamiento discográfico lanzado en formato Ep, recurriendo a temas tan exultantes como "Máscaras", "Fieras", "Lobo" o "Mamíferos", y no pararon de destilar melodías inquietas y profundizar sobre desarrollos trepidantes, sin acusar las carencias de sonido aunque hubiera momentos en los que la voz no llegara muy nítida al rincón donde nos colocamos. A medida que avanzaba su recital se iba caldeando el ambiente y fueron despedidos con una calurosa ovación al tiempo que los componentes del grupo principal de la noche disfrutaban sus canciones en primera fila. En resumen, un poderoso trío que a buen seguro conseguirá colarse en festivales a corto plazo porque su ideario resulta idóneo para trasladarse al directo y sonar en grandes acontecimientos. Les seguiré la pista, que duda cabe, casi que hasta me quedé con ganas de mas por un lado, aunque debo reconocer que ansiaba el comienzo de Little Jesus porque desde la última vez que los vi, los tengo en un pedestal por su facilidad para crear un microcosmos de comunicación sobre las tablas (aquí no hubo tablas, no obstante, pero ni falta que hizo).

Allá por el mes de Enero, cuando estuve en la capital de mi querido México, visitando a mi chica, estos muchachos tuvieron la buena iniciativa de convocar un encuentro con sus seguidores en la bella plaza anexa al Monumento a la Revolución, y allí nos personamos mi querida Sra. Esmiz y un servidor para conocerles, comprar el disco y entradas para su presentación en el Lunario, tal y como os conté por estos lares pasadas unas semanas de dicha fecha, con lo que en vistas de lo majetes que fueron pensé en acercarme a saludarles cuando acabaran de tocar sin la intención de ser muy palizas tampoco, pero cual fue mi sorpresa que al cruzarme con ellos se acordaban de mi y de mi nombre, incluso habiéndome desprendido de las melenas de ye-ye que llevaba en aquella ocasión. Pude departir con cada uno de ellos y Bárbara (esposa del teclista) y que buena gente, que alejados están de la típica pose de artistas altaneros que muchos otros músicos de menor meritocracia dan la impresión de tener, que admirable me parece su sencillez y su honestidad. Son unos tipos que sientes conocer de toda la vida con solo unos minutos de conversación, también supongo que lo veo de ese modo motivado por lo que supone adentrarse en los textos de sus composiciones y hallar en ellos ideas comunes, pero bueno, que de corazón digo que me gustaría que se comieran el mundo y su imaginario triunfara en cada rincón del planeta porque realmente lo merecen por su trabajo y por su forma de ser.

Santiago Casillas a la voz y guitarra rítmica, Fernando 'Poni' Bueno, Carlos Medina, Arturo 'Chimo' Vázquez-Vela y Juan Manuel 'Truco' Sánchez Rocuboco ofrecieron un set impecable y correoso, donde no faltaron momentos de paz ni de virulencia. Su tropipop iluminó la ciudad entera desde ese íntimo lugar en el que se colgaron sus instrumentos. Se inició la faena, sino me falla la memoria con el orden, con la poderosa "Cruel", un trallazo rockero que calentó motores e hizo que todo fuera viento en popa desde el primer minuto, aunque aparecieran unos pequeños problemas de sonido especialmente con los micros, para repasar acto seguido piezas tan directas como "Cretino", recuperando la nitidez a pasos agigantados, y consiguiendo la claridad buscada en "Color", rescatando ya a pulso completo "Truco", donde las guitarras llevaron el peso con ese punteo veraniego marca de la casa. Durante el tiempo que duró la canción, mi amigo Dany me susurró al oído 'observa lo que hace el teclista' y ahí me quedé abobado viendo como 'Chimo' ejecutaba su función a la perfección, y luego vendría la preciosa "Norte", que a medida que voy machacando el disco hasta la extenuación, se va convirtiendo en mi favorita del álbum, para crear un pequeño receso que permitió coger un poco de aire.

Pero eso no significa que en el segundo acto hubiera tregua. Sin tiempo para asimilar este perfecto período, Santiago anunció la vuelta al rock y tocaron una instrumental espeluznante que yo diría que es inédita, una fiera de alma punk-rock o más bien garagera que hizo temblar los cimientos, y a seguir con "Pesadilla", la cual me es imposible no visualizarla como la que abrió la lata en el memorable show del Lunario y lo que supuso ese momento, "Mal", una de las joyas que no pasó la criba de lo que sería la colección de pistas definitiva de su debut, pero que aún con todo es una de sus creaciones mas celebradas (madre mía como sonó el bajo en ese corte!), la infalible "Berlín", y esa bestial despedida llamada "Azul", que se puede definir como himno del grupo. Sin tiempo para más y tras casi una hora de una intensidad que supo a gloria solo me quedó aprovechar que se quedaron por ahí tomando algo para acercarme a felicitarles. La gente salió encantada y por lo que me cuentan varias personas que fueron a ver su conciertos de Zaragoza y Madrid en los dos días siguientes, no solo nos quedó esa alegría a los barceloneses.

Y bueno, que más se puede decir de este gran combo...ha sido un lujo tenerles por aquí, girando por Portugal y España, demostrando que pueden tocar ante multitudes como la que supongo congregaron en el Festival Internacional de Benicàssim o locales reducidos como en el que me tocó verles, sin importarles otra cosa que no sea disfrutar y hacer disfrutar. En estos días viajarán por Chile y Argentina, y seguro que será un éxito su visita al lindo país sudamericano porque lo que han creado es muy grande y merecen llegar a lo más alto. Ojalá un día me los encuentre por las calles de su ciudad yendo en limousina y me digan que van a tocar en el Primavera Sound, Coachella o Glastonbury como cabezas de cartel, porque me parecería que por una vez se hace justicia con la buena música. Pero bueno, quien sabe si eso es algo perfectamente factible teniendo un mánager capaz de todo como es Lalo Rojas. Tiempo al tiempo. Y nada, así acabó esa idílica velada en la que acabamos Toni, Serra y un servidor, cenando una hamburguesa en cierto establecimiento estadounidense de comida rápida, tras perder el último metro y para hacer tiempo hasta la llegada del bus nocturno. No hubo queja, la noche había sido inmejorable.

https://soundcloud.com/cheetah-brava

https://soundcloud.com/thelittlejesus

4 comentarios:

  1. Qué maravilla! Muchas gracias!!!!!!!!!!!!!!!!!! Os va una ronda en el próximo bolo! Salúdennos y que siga la fiesta!

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  2. Oh! Que alegría que os haya gustado la reseña aún con sus defectos y alma ladrillesca, jeje. Me quedé con las ganas de felicitaros por lo que nos regalastéis, así que brindo por esa ronda en vuestro próximo bolo, que corra de mi cuenta!
    Precisamente hoy me decía uno de los amigos que vino conmigo a veros, que todavía tenia vuestros ritmos sonando en su cabeza. Sonó de fábula.
    Un abrazo trío de hermosuelos!

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  3. Gran crónica, Txarly! Me da envidia que disfrutaras de un concierto más extenso del que yo pude ver (inconvenientes de verlos en festival), me quedé con ganas de mucho más, pero lo que vi me pareció acojonante. Imposible escucharlos y quedarse quieto. Y encima me dejan su CD a precio de fan que, por cierto, vaya doble CD más guapo y qué bien cuidan la estética en ese sentido también. En fin, grupazo! Me apunto también a Cheetah Brava, ya te contaré qué tal.
    Siento estar tan perro para comentar o para postear en el mío, pero larga vida a Music is my girlfriend, hostias!

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  4. Es la jodienda de los festivales, nunca es reducido el cansancio, nunca son reducidas las aglomeraciones, pero pero siempre se hace escasa la cerveza y la duración de los conciertos, porca miseria. De todos modos no creas que el directo que di aquí fue muy largo, de hecho apenas duro una hora, pero bueno, no hay queja de ambos por lo que veo. Tienen un repertorio tan adictivo que pasa volando, esa es la pena al margen devlo que dure. Cuando los vi en México se fueron casi a las dos horas y se pasó en un suspiro, aún tocando todo su repertorio (te he de pasar unos inéditos que tengo por ahí, por cierto) y una versión.
    Cambiando de tema pero siguiendo con lo mismo, la presentación del digipack es fabulosa. Cuidan mucho eso, es verdad, y son un puntazo los dos temas cabtados en japonés, eh? jeje

    A Cheetah Brava te puedes enganchar perfectamente. Son bien curiosos, sus ritmos penetran en la mente y se hace imposible no echarse unos bailes escuchándolos. Eso si, no suena similar a ninguna otra banda que te pueda nombrar para que te hagas una idea de por donde van los tiros, toda una virtud para ellos. The Faint y El Guincho, quizá, pero muy de refilón. Molan mucho.

    Yo ya ves lo holgazán que estoy con el blog y ahora mas aunque no sea excusa, porque tengo el portátil en el taller y están tardando un huevo en arreglarmelo (puto MediaMarkt, debe ser que yo si que soy tontolaba perdido por haberlo comprado allí). En fin, que quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza y toda esa mierda...qué te voy a contar...

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