martes, 29 de diciembre de 2015

LEMMY KILMISTER (1945 -2015) MOTÖRHEAD

BASTARDS (1993)

Anoche nos dejó para siempre el gran Lemmy, posiblemente uno de los tipos con más carisma en la historia del rock. Al leer la noticia de su muerte, fantaseé con la idea de que a algún graciosillo se le hubiera ocurrido ser macabro e inventarse que había estirado la pata por eso de que ayer fue el día de los santos inocentes, pero al buscar más información en la red, vi que era totalmente cierto. Me entristeció mucho porque aunque sea verdad que el hombre ha vivido como quiso y se va de este mundo con la satisfacción del deber cumplido dejando una huella imborrable en todos los que disfrutamos de su figura, considero que a sus setenta años aún le quedaba cuerda para rato. Además su voz rasgada acompañó muchos momentos de mi adolescencia, cuando llevaba puesta día si y día también, una camiseta con su imagen caricaturizada y el logo de su banda, el pelo me llegaba a la cintura, los vaqueros elásticos me hacían caminar como un cavernícola y escuchaba cosas un poquito más guitarreras que las que me suelo llevar al oído ahora. Tengo muchas anécdotas alrededor de Motörhead, la banda que le dio lustre al difunto, y para mi será difícil no recordarle siempre, de hecho sigue siendo unos de esos grupos que me encantaban antaño y sigo disfrutando en la actualidad con la misma percepción.  La mayoría de veces que recurro a sus discos es en busca de adrenalina y da igual la elección, porque 'Orgasmatron', 'Overkill' u 'Overkill', que quizás sean sus álbumes más emblemáticos, son excelentes, pero sus trabajos menos laureados me gustan por igual, especialmente el que sin ningún género de dudas es mi favorito, el atronador 'Bastards', con el que quiero rendir tributo a una banda que se puede considerar leyenda y que por desgracia toca a su fin tras esta trágica pérdida irreparable.

En un principio me había planteado postear 'Bad magic', su obra más reciente, publicada este mismo verano, por ser muy digno en su imprevista condición de póstumo, pero el que fuera su onceavo paso por el estudio de grabación un imprescindible para mi, con lo que no podía ser otro el elegido. Me viene la memoria una conversación con Marcos, un antiguo compañero de instituto con el que solía intercambiar cassettes y que era aficionado a todo lo que tuviera que ver con el metal extremo, llámasese Death, Grindcore, Doom o Black. , rompiendo de alguna manera con su pasado y adaptándose a la nueva corriente. Mientras bebíamos en la calle una litrona con un raro sabor a caramelo que después supimos que había caducado doce años antes (hecho 100% verídico), conversábamos sobre el partido de basket que habíamos jugado por la mañana y me comentaba que el nuevo disco de Motörhead era brutal, que le había encantado porque sonaba veloz y potente como los viejos clásicos del thrash (según él, encajaba entre sus plásticos de Kreator, Testament, Metallica, Anthrax, Megadeth, etc). Yo no lo había escuchado aún y de hecho no sabía de su existencia a pesar de que era un acérrimo seguidor del grupo y tenía toda su discografía, así que al día siguiente me acerqué a Discomania, una tienda de discos que había en mi barrio, y busqué la cinta ya que como he contado alguna vez por aquí no disponía de un equipo con compact-disc y todo lo que compraba era para la pletina. Lo encontré y para mi sorpresa, aún siendo una referencia novedosa estaba en un cajón de ofertas y me costó cien pesetas, con lo que al segundo de escucharlo supe que jamás adquiriría una ganga semejante.

Discrepé al instante en algunas cosas con mi colega porque no se ajustó su descripción del todo a lo que contenía 'Bastards', al menos desde mi humilde opinión. Si era una colección de canciones con nervio que mostraban a la banda en un estado de forma descomunal, pero poco tenía que ver con los estilos que le gustaban a él. Aquí hay punk-rock acelerado o mejor dicho mucho rock 'n' roll ejecutado a velocidad terminal, que a fin de cuentas era como quería que se etiquetara a la banda el Sr. Kilmister, porque siempre huyó de asociaciones, a pesar de que ellos fueron considerados parte de la llamada NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal) surgida en las Islas en los 80's, junto a formaciones como Iron Maiden, Girlschool, Def Leppard o Saxon. En cualquier caso, pasó a mi ranking personal de favoritos en un chasquido de dedos por canciones tan formidables como "On your feet or on your Kness", 'Burner", "Death or glory", "I am the sword", sin duda mi predilecta", "Liar" y la magistral balada (algo inédito en su trayectoria) "Don't let daddy kiss me", y por ello he querido compartirlo en esta triste tarde de duelo.

Ian Fraser Kilmister, nació en Burslem, un pequeño pueblo situado en la localidad de Stoke-on-Trent, que a su vez pertenece al condado de Staffordshire (Inglaterra) y ha fallecido en Los Ángeles (California), tan solo cuatro días después de convertirse en septuagenario. Un cáncer irreversible que se le había diagnosticado esta misma semana, ha sido la causa de su fallecimiento, pero su llama permanecerá siempre encendida en las grabaciones de Hawkwind y Motörhead, las bandas que triunfaron con él en sus filas. Seguro que ahora mismo está deslizando sus dedos sobre las cuerdas de su inseparable bajo mientras su buen amigo Joey Ramone le acompaña a los coros. DEP.

https://www.youtube.com/playlist?list=PL763354E4283B3056

2 comentarios:

  1. Que pena que los grandes se vayan! y no otros como el Romero Santos haha, besos.

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  2. jajajaja, vale! estoy de acuerdo pero con un matiz...que se vaya pero bien lejos, a otro planeta si es necesario, pero tampoco es necesario que estire la pata :D muy pesado el tipo este con voz de castratti, jaja, tienes razón, no deberían irse los viejos rockeros, ni que sea por todo lo que nos han dado y por la energía que todavía conservaban mucho de los que partieron, como el incomparable Lemmy.
    Besos macabros!

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