jueves, 3 de marzo de 2016

SHE WANTS REVENGE

SHE WANTS REVENGE (2006)

Se acerca el final del invierno y ya empieza a alargar el día, dentro de nada y menos volveremos a cambiar la hora y la noche tardará un poco más en hacer acto de presencia con lo que me apetece recurrir a uno de esos discos de impacto directo, de oscuridad latente y formas eléctricas, vamos que para compensar la ausencia de luz hasta que llegue definitivamente ese nuevo rumbo luminoso y en vistas del pausado ritmo que llevo al publicar, veo ideal profundizar en las virtudes del debut de esta gran banda olvidada con el paso de los años pero que sigue vivita y coleando a pesar de que en la actualidad se encuentra en un hiato que mantiene su regreso en incógnita. She Wants Revenge puede que sea la banda americana que mejor ha sabido trasladar la herencia del post-punk, la darkwave y el gothic rock de las islas británicas y eso sin necesidad de hacerlo desde un paisaje gris, puesto que son originarios del soleado San Fernando Valley (California), con lo que se le daba dar más mérito a su propuesta, repleta de una esencia tenue adaptada a la modernidad de las músicas que han brotado en lo que llevamos de este milenio. Todavía más fieles al legado de Joy Division de lo que lo han sido otros como Interpol o Editors, el dúo estadounidense lleva once años en la brecha pero hoy me quiero centrar en sus inicios y en ese mentado álbum homónimo con el que irrumpieron en la escena independiente por la puerta grande.

Recuerdo que mi primera toma de contacto con ellos fue gracias a la pareja de hermosos que regentan el espacio creativo aktivitÄtbcn, que me nombraron una serie de bandas hasta entonces desconocidas para mi y que estaban pegando fuerte en Inglaterra. Ellos estaban viviendo en Londres y traían un montón de recomendaciones que apunté mentalmente y en la gloriosa lista estaban entre otros White Rose Movement, de los que ya escribí por aquí poco después de aquella amena conversación sobre música y nuestros dos protagonistas de hoy. Superada la resaca producida por las cuatro o cinco jarras de cerveza de barril con sabor a azufre y ausencia de gas que me metí entre pecho y espalda aquella noche en un antro infecto de la ciudad, comencé a recuperar extractos del festival y vino a mi memoria el nombre de este proyecto, decidiendo de inmediato permanecer en la cama pero con el imaginario de los californianos reproduciéndose en mi portátil vía streaming. Fue como un chute de adrenalina curativo, porque a las tres canciones ya me había incorporado para prepararme algo de merendar a la vez que movía el esqueleto al compás de su cancionero. Canciones robustas y magnéticas, aromatizadas por un fino manto electrónico de textura aterciopelada y tintes electrónicos nada desdeñables acompañaban unos severos textos que hacen hincapié en el desamor, la autodestrucción y otras reflexiones personales ejecutadas con un lenguaje explícito. Me engatusó desde la primera escucha y tuve un larga adicción a su minutaje, pero antes de alabarlo por pistas, quiero contar más sobre los avatares de la banda.

La razón es que meses después de aquel affaire me trasladé de piso y me fui a vivir con amigos al centro de la capital teniendo de ese modo acceso a internet, algo inédito para mi por aquel entonces, y claro, estaba todo el día navegando por la red, saciando mi curiosidad sobre mil cosas y una de ellas obviamente era averiguar más sobre las formaciones que me gustaban. Buscando datos sobre su historia me sorprendió leer que habían vendido muchísimos ejemplares de este plástico alrededor del mundo y que su fama había crecido como la espuma en un corto espacio de tiempo, lanzando tres sencillos con la presencia en dos de ellos de la vocalista de Garbage, Shirley Manson colaborando como actriz y del actor Joaquín Phoenix ejerciendo de director. También me enteré de que habían terminado sendas giras mundiales junto a Depeche Mode y Placebo, que habían colaborado con el prestigioso productor Timbaland y que su mayores influencias reconocidas por ellos mismos eran The Cure y Bauhaus, cosa que a decir verdad ya intuía escuchando sus temas. Después de eso les seguí la pista de cerca merced a este bendito invento y aunque su popularidad no fue en aumento se mantuvo dignamente con sus siguientes pasos, los Lp's 'This is forever' y 'Valleyheart' y tres Ep's (en total tienen cinco contando los embrionarios 'These things' y 'Tear you apart'), 'True romance', 'Save your soul' y 'Up and down'. Todo su material aguanta el tipo en la comparación, pero sin duda su obra cumbre e imprescindible es 'She wants revenge'.

Reflujos del 'Land of rape and honey' de Ministry, del 'Dukes of stratosphear' y el 'Chips from the chocolate fireball' de XTC, puntos en común con sus coetáneos de Lansing-Dreiden y The Bravery. todo metido en una coctelera de agridulces sabores y tenemos canciones tan ricas como "Red flags and long nights", que da comienzo al álbum con esas guitarras cansadas con aspecto de cobre gastado y un espíritu poderoso planeando sobre hoscos pesares, "These things", donde entran a colación los teclados para cubrir con un manto innegablemente ochentero los filtros acogedores de la sobriedad lírica del corte, un medio tiempo excitante y estimulante, "I don't wanna fall in love", subiendo la temperatura en pos de una agresividad envolvente que no le hace ascos a la pista de baile y bebiendo a morro de los New Order del 'Power, corruption & lies', "Out of Control", más carnaza para seguir el guión con una buena dosis de poderío vocal y una distorsión amenazante sustentada por las máquinas en la que tal vez sea la pieza que cuenta con el estribillo más dotado del lote tanto instrumental como melódicamente, "Monologue", una de mis predilectas aunque es posible que no esté entre las favoritas de mucha gente, pero es que su ritmo adictivo y esos ruiditos pegadizos se quedaron permanentes en mi cabeza a partir de la primera audición que hice del disco y la suma de ingredientes la convierten, a mi parecer, una de las más inspiradas de su carrera, "Broken promises for broken hearts", como si David Bowie hubiera metido mano en las grabaciones de Nine Inch Nails, respetando parte de la manera de hacer las cosas de su colega Trent Reznor, "Sister", la niña de mis ojos, una perfecta fusión entre energía, cordura, seducción y aptitud, "Disconnect", preciosa instrumental para coger aire y acometer el segundo acto que se inicia con "Us", golpe de efecto, un desafío a su propio manual de estilo, acercándose más al rock progresivo de aires metálicos de unos Queensrÿche que a cualquiera de sus palpables referentes, "Someone must get hurt", fulgurante y adrenalítica con una línea de bajo bien marcada que destaca en la base rítmica, y "Tear us apart", su pista más conocida y encargada de cerrar la faena por todo lo alto.

She Wants Revenge eran entonces, Justin Warfield que anteriormente tuvo editó un disco en solitario de hip-hop, pasó por la banda de trip-hop One Inch Punch y participó en trabajos de gente como Bomb The Bass, The Chemical Brothers, Freestylers, Boo Radleys, Crazy Town, Placebo y The Crystal Method y Adam Michael 'Dj Adam 12' Bravin, que también actualmente trabaja en su nuevo grupo Love Ecstasy Terror y ha sido disc-jockey personal de presidente de Estados Unidos, Barack Obama (¿¡!?), forman She Wants Revenge. El bajista de Vast, Thomas Frogatt, les ayudó en el disco tocando algunas guitarras. Como dato curioso añadir que el descubridor de este talento fue Fred Durst, vocalista de Limp Bizkit.

https://www.youtube.com/watch?v=JSIlPzeAa3k

2 comentarios:

  1. Algo asi como una mezcla de Sister of Mercy, Happy Mondays siniestros, unos Cure de baile onda Mixed up... Otro grupo para apuntar.

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  2. Mejor definido imposible! son un grupo de gran mezcla respecto a influencias, pero con mucho estilo y variando un poco los códigos de esos que tienen como referentes. A ver si te gustan.
    Un abrazo, crack!

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