jueves, 17 de marzo de 2016

THE MARS VOLTA

FRANCES THE MUTE (2005)

Es curioso como el nombre de una ciudad puede estar presente en muchas fases de tu vida o en cosas que te han calado hondo sin que por ello sepas si algún día la visitarás y pasarás a conocerla un poco más en profundidad teniendo en cuenta que no es una de esas urbes famosas por su cultura y por su belleza, de hecho nada más lejos de la realidad en el caso que voy a citar porque por desgracia El Paso, es más conocida a nivel mundial por la mala fama generada por los negocios turbios que por cualquier otra cosa. El río Bravo (también conocido como Grande), separa esta capital de la peligrosa Ciudad de Juárez mexicana y limita los estados de Chihuahua y Texas, convirtiéndose en el segundo punto geográfico de más relevancia a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, justo por detrás de San Diego (California) y eso hace que todo asunto ilegal que ocurra por allí sea noticia, pero la verdad es que siempre tuve un buen concepto de lo que se cocía en su interior desde que a los nueve años la oí nombrar por primera vez. Recuerdo que fue a causa del draft de la NBA de 1989, en el que mis apreciados Golden State Warriors escogieron a Tim Hardway, un base que provenía del equipo de baloncesto de su universidad y que con el tiempo pasaría a ser uno de mis jugadores favoritos de siempre. Pasado el tiempo, siendo un pre-adolescente comencé a ir con los amiguetes a tomar cervezas y hacer el cafre a un bar musical del barrio gótico de Barcelona que se llamaba como la ciudad tejana, y ya por fin en la madurez (si es que alguna vez he llegado a ella), conocí un poco más de su paisaje a través de la serie televisiva 'The Bridge', una versión americanizada de una original sueca llamada 'Broen', que a día de hoy sigue siendo la que más me ha gustado de todas las que he visto, aunque tan solo constara de dos temporadas siendo interrumpida por su incomprensible descenso en las audiencias. Pero aún siendo todo esto fundamental para que le dedique unas líneas introductorias, lo más destacable que en mi opinión ha surgido de allí, han sido dos bombazos sonoros, At The Drive-In y The Mars Volta, pero como de los primeros ya escribí hace un tiempo, voy a dedicar la entrada de hoy a los segundos.

Por tener en sus filas dos de los miembros fundadores en común, es imposible separar ambos proyectos, pero si nos fijamos simplemente en sus formas, nadie diría que tengan afinidades estilísticas y es por eso que idolatro tanto a unos como a otros e incluso puedo meter en el paquete a Sparta, el tercer grupo en discordia con implicados en estas historias. Si unos fueron los reyes del post-hardcore a principios de la anterior década, los otros han sido los principales renovadores del rock progresivo en lo que llevamos de milenio, innovando sobre sus directrices en pos de la experimentación. Omar y Cedric, los cerebros de este artefacto, no tuvieron casi tiempo material para lamentarse de haber dado por finiquitado (en principio, porque hace unos meses se volvieron a reunir) el grupo con el que tantos éxitos cosecharon, puesto que enseguida recuperaron la actividad con una nueva aventura que abordar. En pocos meses ya habían aparcado del todo su otro efímero combo, De Facto, y estaban centrados en The Mars Volta completamente, que en realidad no dejaba de ser la misma banda más la incorporación Eva Gardner y el cambio de nombre. Se estaba cociendo algo grande en su nuevo campo de operaciones situado en Long Beach (California), donde se trasladaron en busca de aires revitalizadores y la muestra inequívoca llegó con su primer lanzamiento, el Ep 'Tremulant'. Una pequeña muestra de botón compuesta por tres temas, que sirvió de preámbulo para lo luego significaría una trayectoria de doce años cubierta de logros sonoros.

Ya asentados tras recoger una infinidad de parabienes, mostraron al mundo su brillante debut en formato de larga duración 'De-Loused in the comatorium', y luego vendrían 'Frances de mute', 'Amputechture', 'The bedlam in Goliath', 'Octahedron' y 'Noctourniquet', que cerraría la fructífera etapa. No sé si puede ser considerado el mejor de sus álbumes, pero por el que guardo más aprecio es el segundo de los citados y en el mismo me quiero explayar a gusto. Un trabajo conceptual a la vieja usanza, en la onda de Yes, Genesis y Pink Floyd, o su propia ópera prima. Inspirado en un diario encontrado en poder del fallecido técnico de sonido Jeremy Michael Ward, las canciones están basadas vagamente en las personas descritas en los textos de sus páginas, lo cual se puede definir como una manera de rendir tributo a la figura de su antiguo amigo y compañero de fatigas, que perdió la vida por sobredosis de heroína. Cinco piezas (que en realidad son quince si individualizamos las partes en las que se dividen tres de ellas) de un eclecticismo abominable, una pericia técnica espectacular y unos desarrollos espeluznantes que funcionan al oído con la precisión de un reloj suizo comenzando por la mastodóntica 'Cygnus...vigmund cygnus", dotada de cuatro fases bien diferenciadas, la inquietante "Sarcophagi", una simple intro ruidosa que ataca los nervios pero tiene mucho sentido a fin de cuentas, "Umbilical syllables", tirón fulgurante que pone todas sus cartas sobre la mesa, "Facilis descenus averni", cálido y sereno extracto acústico que pone tierra de por medio y "Con safo", que cierra la unión recuperando su afán de jugueteo con las máquinas, luego viene "The widow", la elegida como single de presentación, una pista accesible dentro de sus códigos de conducta instrumental, donde la voz de Cedric Bixler, se acerca a la portentosa magia resultante entre la fusión de los registros de Jeff Buckley y Robert Plant, un medio tiempo con aroma a blues donde los solos de guitarra retumban en altitudes celestiales, "L'via l'viaquez', una autentica barbaridad, un terremoto sonoro que tan pronto recuerda a Led Zeppelin como a Santana, Fugazi o Jane's Addiction, una canción que posiblemente suene tan actual y vintage a partes iguales como lo hará dentro de treinta años, "Miranda that ghost just isn't holy anymore", ópera rock (si se me permite la licencia) mostrada en cuatro actos, "Vade mecum", lisergia propia de los spaguetti western, dotada de una mística muy seductora, "Pour another icepick", susurro de sensibilidad fascinante, "Pisacis (Phra-Men-Ma)", hueco para que la base rítmica se anime, y "Con safo", explosión de percusiones sobrias en pro de la épica, y ya en la recta final "Cassandra gemini", la clausura de media hora ejecutada también en varias porciones (cinco, concretamente) con "Tarantism", cabalgar de trote vertiginoso con spoken word incluido, "Plant a nail in the navel stream", donde entran en liza los vientos para intimar con el ideariod e Hawkwind, "Faminepulse", vuelta al post-hardcore que practicaban con sus anteriores empresas musicales, "Multiple spouse wounds", descenso a los infiernos del derrotismo, y "Sarcophagi", recobrar de la cordura para sacar las garras y arañar el asfalto en una recta final de escándalo. Obra maestra incomparable, al menos en su ubicación catalogada.

The Mars Volta eran por aquel entonces el portorriqueño Omar Rodríguez-López y el texano de ascendencia española Cedric Bixler-Zavala (almas mater del proyecto y que aparte de crear esta aventura y las mentadas al inicio del post, han unido sus caminos en su actual grupo Antemasque y volado en solitario con Bosnian Rainbows, Kimono Kult, Radio Vago y Anywhere, Los Dregtones, The Fall On Deaf Dears y Zavalaz, respectivamente) John Theodore (que también ha estado en bandas como Queens Of The Stone Age, One Day As a Lion, Royal Trux, Trans Am, Golden, Puscifer, The Fucking Am, HiM y colaborador de Will Oldham) el californiano Isaiah 'Ikey' Owens (ex-miembro de Long Beach Dub Allstars, Free Moral Agents, De Facto y Look Daggers, que por desgracia falleció hace poco más de un año), Juan Alderete De La Peña (componente de Racer X, The Scream, DC-10, Distortion Felix, Vato Negro y Big Sir) y Marcel Rodríguez López (hermano de Omar, que también cuenta con una destacable trayectoria en solitario bajo el nombre de Eureka The Butcher, y es parte de Zechs Marquise). Omar, con ayuda de Theodore, escribió todas las partes instrumentales (las guitarras, teclados y batería), produciendo y supervisando él mismo las sesiones de grabación. También recurrió a un método que artistas de jazz, como Miles Davis, solían utilizar: cada miembro debía grabar su parte sin escuchar el contexto o las grabaciones de los otros integrantes, obligándolos a interpretar su partitura como si fuera una canción por sí sola. Para facilitar la grabación, los músicos recurrieron al uso de un metrónomo cumpliendo con su cometido a la perfección, algo nada extraño si comprobamos que la terna de invitados estuvo formada por profesionales del calibre de Flea (ilustre bajista de Red Hot Chilli Peppers y Atoms For Peace), su compañero en RHCP, John Frusciante, Larry Harlow (reputado pianista neoyorquino con infinidad de álbumes editados que navegan entre la salsa, el afro-cuban sound y el free-jazz), el percusionista Lenny Castro (en cuya hoja de servicios figuran los nombres de The Rolling Stones, Elton John, Stevie Wonder y un sinfín de grandes artistas de todos los géneros habidos y por haber), el saxofonista mexicano Adrián Terrazas González y su paisano Salvador 'Chava' Hernández, Randy Jones, Nicholas Lane, William Reichenbach, Larry Corbett, Suzie Katayama, Wayne Bergeron (que años después haría la banda sonora de 'Los íncreibles'), Roger Manning (antiguamente en Tv Eyes, Imperial Drag y Malibu), el afamado arreglista y compositor David Campbell, y una sección de cuerda compuesta por Diego Casillas, Fernando Moreno, Ernesto Molina, Erick Hernández, Mario de León, Roberto Cani, Peter Kent, Josefina Vergara y Joel Derouin.

https://www.youtube.com/watch?v=2EkzNGkIPdE

2 comentarios:

  1. En su día les preste poca atención. Quizás porque uno andaba flipando con Fugazi y todas las maravillas que venían del label Dischord. Valga este estupendo articulo para recuperar este enorme disco, de ese orate llamado Omar Rodriguez, espíritu inquieto siempre confeccionando buenos trabajos. Saludos

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  2. A mi me pasó lo mismo que a ti. Al principio no acabé de comulgar con este proyecto porque At The Drive-In me gustaban mucho y vaya, el cambio de rumbo fue radical, pero con el tiempo acabé cogiéndoles el punto y asumiendo que era otra historia.

    Que grandes Fugazi, por cierto, y me acabo de dar cuenta que no he escrito sobre ningún disco suyo por aquí!! que pecado, leches! tendré que poner remedio pronto :D

    Un abrazo y buen fin de semana, Carlos!

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