sábado, 4 de junio de 2016

SUEDE + GOAT - JORNADA INAUGURAL PRIMAVERA SOUND (FÓRUM DE BARCELONA) 01/06/16

COMMUNE (2014)

Gran tarde-noche la del pasado Miércoles en la inauguración del Primavera Sound 2016, con un cartel atractivo que incluía las actuaciones de Doble Pletina, El Último Vecino, Sr. Chinarro, Goat y Suede en el Parc del Fórum de la Ciudad Condal. El acceso era gratuito y eso permitió que me fuera más fácil atraer la atención de mis amigos Serra, Toni y Nico, que desconocían la mayoría de bandas que formaban parte de la programación pero que se apuntan a un bombardeo si hay visos de pasarlo bien. Fue un acierto por su parte porque pasamos un buen rato a pesar de que tan solo pudimos ver a los dos últimos grupos entre los que he citado unas líneas más arriba, y es que la inoportuna huelga de transporte que está matando estos días a la gente de a pie de este urbe, forzó que un servidor decidiera coger el coche y tuviera que comerse con patatas el tráfico infernal de la ronda. Salimos de mi barrio a eso de las seis menos cuarto con la seguridad de que nos perderíamos el inicio, porque vivimos en la otra punta de la capital, pero no esperábamos estar casi dos horas atrapados en una interminable caravana ni pasar tantos apuros a la hora de aparcar en una zona que no está tan superpoblada como otras, pero bueno, la intención era ver mínimo a los dos reclamos más importantes del menú, el par de formaciones internacionales encargadas de poner el broche de oro a la velada, y por suerte a eso llegamos relajados o casi, porque al entrar al recinto ya se escuchaban las primeras notas de la apertura de Goat, mi obsesión de la jornada.

Al sexteto de Korpilombolo (Suecia), lo tengo en un pedestal desde que mi chica me los dio a conocer con el bestial 'World music', uno de nuestros discos favoritos de lo que llevamos de década, un compendio de sonidos excitantes que fusionan con una puesta en escena deslumbrante, llena de ritmo y color. Había visto como se las gastaban en directo en un vídeo que muestra por completo su presencia en un festival escandinavo (creo). Aluciné al verlo, por su potencia, su parafernalia, su efectividad en ese formato y claro, tenía muchas ganas de verlo por mi mismo, aunque no fue hasta última hora que supe que podría darme el gustazo porque la verdad es que me daba mucha pereza desplazarme hasta allí solo y propuse un poco tarde a la cuadrilla la idea de ir. Posiblemente por esa sensación de la ilusión cumplida me marqué un sprint casi adolescente desde la entrada al escenario y llegué agitado a agenciarme un buen lugar de preferencia casi sin percatarme de que dos de mis colegas se habían quedado atrás en busca de los urinarios. No pasó nada, enseguida nos encontramos y ya metidos en harina nos concentramos en la función, porque lo que nos brindó esta gente no fue un espectáculo musical al uso.

Ataviados con sus largas túnicas y sus máscaras tribales, los nórdicos ejecutaron un set sin tregua que sobrepasó por escasos minutos la hora de duración, pero el hecho de que enlazaran la práctica totalidad de sus canciones y que no mediaran discursos entre medias hizo que todo fuera más intenso. Las danzas de las dos vocalistas del grupo llevaron el peso junto a la pericia instrumental. Todo era magnético, cada detalle tenía su interés, ya fuera el riguroso oscurantismo del bajista o la inmaculada claridad del guitarrista, la imponente espiritualidad de las mentadas cantantes o la contundencia del un batería que en un segundo plano llevaba el compás con soltura, pero lo que de verdad cuajó fue el repertorio

Su afrobeat de tintes psicodélicos, sonó atronador, con esos riffs deudores de Jimi Hendrix y esa esencia heredera del mejor Fela Kuti, convenciendo a propios y extraños defendieron canciones tan grandes como "Words", a la que aplicaron una maquinaria de efectos digna de los más granado del krautrock, "Talk to God", mucho más intensa que su versión de estudio, "Gathering of anciente tribes", mi favorita de la tarde, una pieza que hizo temblar los cimientos y que nos arrancó el alma para dejarnos sin aliento en un baile psicotrópico eterno sin necesidad de recurrir a drogas artificiales, "Let it bleed", un vendaval de energía vocal, "Disco fever", una de las composiciones más fieles a su devoción por las sonoridades africanas, la eléctrica "Run to your mama", soberbia en cuanto al tempo, deslizando las baquetas sobre los parches y estirando las notas al más puro estilo Black Sabbath, "Goatslaves", tal vez su corte más emblemático, un ciclón del desierto que crea una maraña ruidosa donde se unen los estigmas del space-rock y la electrónica primitiva, y un bis con "Hide from the sun", afinando su depurada técnica en virtud de un aura setentera y un místico sentimiento arábigo, y "The sun to the moon", envolvente magia de proximidad funk que supuso su despedida. Me quedé totalmente saciado y entregado a este monstruo de seis cabezas. Muy grandes, aunque no todos los presentes los conocieran o entendieran su mensaje.

Puede ser que la razón fuera la distancia que les separa en cuanto a popularidad del plato fuerte de la noche (o al menos el que motivó a la gente a acercarse al lugar), porque los británicos Suede son ya un clásico de la escena pop y su música no entiende de experimentaciones ni innovaciones y ni falta que hace porque siempre fueron una máquina de construir hits y pasadas tres décadas desde su fundación siguen en plena forma. Un lustro después de su reunificación, la banda liderada por el inefable Brett Anderson pisaba tierras catalanas con el reciente 'Night thoughts' bajo el brazo y no solo no defraudaron si no que sorprendieron a propios y extraños con un recital que superó con creces las expectativas meramente nostálgicas. Nos obsequiaron con un show trepidante en el que no faltaron sus cortes insignia y en el que lo dieron todo, así, literalmente, por lo menos su alma mater, que acabó con una sudada de órdago, con la camisa rota, y manoseado por la descarada marabunta de las primeras filas.

Puesta en escena en loor de multitudes y enseguida a ponerse el mono de trabajo y tocar una colección de canciones impolutas con "Introducing the band" a la cabeza, una de las mejores piezas de su reputado segundo álbum 'Dog man star', que por su introducción épica ya se podía presagiar que usarían como inicio, luego siguieron con "Outsiders", una de las mejores de su último trabajo y que recupera las antaño más visibles influencias del grupo (The Cure y Pulp, aunque quizá esta no esté tan clara, porque son coetáneos al fin y al cabo) para ponerlas a disposición de una audiencia que recibió bien los nuevos cortes pero que en el fondo anhelaba la retahíla de himnos, y no se hicieron de rogar porque acto seguido llegó "Killing of a flashboy", del genial 'We are the pigs', que esta vez sonó más aguerrida de lo normal, despertando al personal que todavía estaba metiéndose en el meollo tras el parón para refrigerarse, cambiar el agua al canario y cargar la maleta estomacal.

A continuación llegaba el primer golpe en la mesa con la esperadísima "Trash", la secundaria de lujo de aquel glorioso 'Coming up' que pronto cumplirá veinte años, una de esas canciones que forman parte de la banda sonora de una generación y que nos mostró a unos músicos entregados, tanto que la enlazaron con "Filmstar", su predecesora en aquel pedazo de disco y aunque yo esperaba que la fiesta siguiera con "Lazy", todo quedó en agua de borrajas por finalmente fue uno de los descartes entre sus grandes éxitos (esto ha sonado a título de cassette de gasolinera), pero como no hay mal que por bien no venga, me consolé con la magnífica "Animal nitrate", en la primera concesión a su ópera prima de título homónimo, para volver a su segundo asalto y rescatar "We are the pigs", que maravilla cantar su estribillo a viva voz, "Sometimes i fell i'll float away", de aquel 'Bloodsports' que les sacó de un ostracismo discográfico que se alargó la friolera de once años, "Everything will flow", perteneciente al que hasta el momento era el único álbum sin canción alguna en el setlist, "The drowners", otra vuelta a sus orígenes, enérgica, vital, la balsámica "Still life", otro guiño a su segunda referencia, que he de confesar que es mi predilecta, "For the strangers", momento en el que el bueno de Brett casi fue violado por la multitud, que metían sus manos hasta el garrón sin ningún tipo de rubor, y es que creo que no fue buena idea lo de acercarse tantísimo a la gente, aunque bueno, bien mirado también es saludable que los artistas se humanicen de esa manera, y una recta final con "So young", "Metal mickey" y la deseada "Beautiful ones", que dieron paso a un breve descanso antes de un bis formado por una relectura acústica de "She's in fashion" y la significativa "New generation". Memorable. Tras la descarga de adrenalina, encuentro con los impagables bboyz, del blog cinco estrellas 'Café, copa y puro', que en pocos días seguro que hará una crónica de lujo de lo que ha vivido en los tres días grandes del festival (suertudo él!) y Miguel Arribas, orgullo colchonero y gurú de los melómanos apasionados, una charla conjunto tan agradable como cabía esperar y a buscar el coche para volver a casa con la satisfacción de haber pasado una fantástica noche.

https://www.youtube.com/playlist?list=PLs658VcxIqHrxhhRP_WrAOMzE956Edu95

2 comentarios:

  1. Coño no lo habia leido, te has pasao tres pueblos con lo de guru de los melomanos que mas quisiera, tu blog fue una de las razones de mi reincorporacion a la escucha musical, lo de guru se lo dejamos al bboyz jeje

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  2. Que va! no seas modesto, leñe, que anda que no me abasteces de buenas propuestas musicales a través de la red social azul. Si no fuera por ti, creo que no me enteraría ni de la misa la mitad, jeje. Bueno, gurús los dos, tú y Don Michelangello y en paz :D

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