jueves, 18 de noviembre de 2010

SPACE NEDDLE

THE MORAY EELS EAT THE SPACE NEDDLE (1997)

Para volver a emprender la marcha he elegido un disco diametralmente opuesto al anterior que publiqué aquí, porque de alguna manera el cuerpo me pedía reivindicar un plato de dura digestión en virtud de reivindicar a bandas olvidadas y algo desconocidas que es la idea original que tenía pensada para que este blog aportara algo distinto a lo que ofrecen los demás. Me resulta difícil defender el que fue el segundo y último trabajo de esta extinta formación de Providence (Rhode Island), que cogía prestado su nombre de la famosa torre de Seattle (Washington), más allá de la mera anécdota por ser el grupo experimental en el que se curtió el gran Anders Parker antes de entrar en las filas de Varnaline y Centro-Matic e iniciar su brillante carrera en solitario, puesto que su discurso es muy denso y extravagante, pero tienen un punto que me resulta realmente excitante. Su sonido navega entre el post-rock, la psicodelia setentera (la portada es un claro tributo a dinosaurios como Yes, Asia o Hawkwind), el indie-rock, el jazz y el slowcore y eso hace que esta obra, aún teniendo momentos que se hacen infumables en los temas largos (no para mí. Aunque no me preguntéis porque), apruebe con nota gracias a algunas piezas que calan en el oyente por sus atmósferas finas de indudable calidad. Variado y complicado, "The moray eels eat the space neddle", está compuesto por diez temas rebuscados, inconformitas y arriesgados, que muestran a un grupo sobrio sin pretensiones y que aún con todo consiguió colar un tema en un documental que posteriormente ganaría un Oscar. Mi consejo es que os introduzcáis en este universo personal sin prejuicios de ningún tipo y tal vez al acabar de sentir esta experiencia sin parangón (realmente no sabría con otras bandas comparar a Space Neddle), esbozéis una sonrisa al comprobar que por lo menos algún corte de los diez que forman el conjunto, se ha quedado en vuestro subconsciente. A mí me costó pero ahora no me puedo quitar de la mente alguno de ellos. En los dos lados de la balanza situaría en cuánto a prueba de fuego, el degustar sin tapujos las canciones largas, empezando por la inicial "Where the fuck's my wallet", una atrocidad instrumental de más de trece minutos, que deja a las claras que la tarea digestiva de este álbum va a ser harto complicada, pero en la que cabe destacar ese inicio que recuerda mucho a los desaparecidos Tristeza o incluso a Goodspeed You Black Emperor!, para arrancar con unas distorsiones abrasivas que se calman en un interminable solo de batería en plan jam session, la hipnótica "Flowers for algernon", que comienza cálida con esos sutiles punteos de guitarra y esa voz susurrada a ráfagas en un trayecto de casi ocho, la tétrica "Hyapatia Lee", instrumental lenta y apesadumbra de tintes arábigos que llega a abrumar por su densidad terrorífica y lineal que flirtea con el doom metal en su parte final, y que roza los diez, y la algo más condescendiente "Bladewash", que a pesar de quedarse a las puertas de los doce minutos de duración se goza por su proximidad al indie-rock noventero de Sebadoh. Sin embargo en el otro lado conquistan con los temas cortos como "Never lonely alone", el cuál comentaba hace un rato que sonó en el galardonado documental 'Black tar heroin: the dark end of the street' de Steve Okazaki, además de aparecer en un capítulo de la aclamada teleserie estadounidense Veronica Mars, y que sin duda es la mejor canción del disco, con esas atmósferas y ese tempo de pulso dulzón, la popera "Love left us strangers", que les muestra en algún lugar entre David Bowie y Lou Barlow con una melodía preciosa, el dramatismo shoegaze de "Old spice", que por sus capas de poderío oscuro podría encajar tanto en un disco de My Bloody Valentine como de Low, la trotona "Hot for krhisna", otra instrumental que incluye un violín que les lleva a terrenos alt-country, mientras la batería va cambiando el rumbo cada dos por tres, la alternativa "More than goodnight", otro acercamiento a los 90's para endeudarse con Guided By Voices en este caso, y la magnifica "One kind of lullaby", un tierno folk-rock juguetón de estribillo pegadizo que sirve de perfecto cierre a un conjunto de canciones que como mínimo consiguen evitar la indiferencia. El título del álbum es un tributo a la banda folk de los 60's The Holy Modal Rounders y su lp 'The moray eels eat the holy modal rounders' del '68. Anders Parker, Jud Ehrbar y Jeff Gatland, más la ayuda de Max Buckholtz al violín, formaban Space Neddle.

4 comentarios:

  1. Oye, ¡que banda más interesante! El caso es que alguna de sus canciones me sonaban.

    PD. Tienes el Megaupload petao... si quieres, el disco tb está disponible aquí: http://www.mediafire.com/?kgnyybmfzj1

    ResponderEliminar
  2. Que alegrón que te gusten y que te suenen, Giro! tiene canciones muy largas que pueden resultar plomizas pero aún así me gustan hasta esas. Todo lo que ha hecho Anders Parker me parece genial. Por ahí tengo un ep de él en solitario y un disco de Varnaline (en la lista de bandas posteadas los encontrarás si te pica la curiosidad), que siendo otro rollo suenan muy bien. Imagino que siendo uno de los contertulios de lujo que tiene Sulo, ya lo tendrás controlado jeje, pero por si no es así, te los recomiendo.
    El Megaupload me tiene frito. Cuando les da el puntazo me desactivan el link para al rato activarlo. Voy a mirar que tal me aclaro con mediafire.
    Un placer tu visita.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Hola,:) fijate que no se me hizo raro, me encantó es BUENISIMO! gracias.

    ResponderEliminar
  4. Es que tú eres muy afable y no tienes prejuicios en escuchar cosas nuevas, como debe de ser :)
    Gracias ti por darme tú opinión, cosita!
    Mua!!

    ResponderEliminar