jueves, 17 de febrero de 2011

ESPERS

III (2009)

Dentro del numeroso elenco de palabras que se utilizan para describir los distintos tipos de folk que podemos escuchar en la actualidad, hay algunas que me llaman especialmente la atención ya que a pesar de sonar hasta cierto punto irrisorias, en el fondo son muy acertadas. Entre ellas, la de Acid-folk de cámara no es una excepción y le va como anillo al dedo a esta magnifica formación de Philadelphia (Pennsylvania) que no conforme con tal definición se empeña de modo inconsciente en añadir tintes psicodélicos a su discurso, creando un universo personal sorprendente que nos traslada por momentos a otras épocas y que se puede meter en el mismo saco que Sleppy Sun, Warpaint, A Hawk And A Hacksaw, Six Organs Of Admittance o Akron/Family (aunque los puntos en común con estos últimos son más discretos). Su cuarto álbum de estudio para el que se tomaron tres años de reflexión desde su anterior lanzamiento titulado 'II' (de hecho su debut tuvo nombre homónimo y estos dos últimos trabajos se enumeran de forma continuada porque a mitad sacaron un fabuloso disco 'The weed tree', compuesto íntegramente de versiones, que consideraron un mero divertimento), volvió a ofrecer todos los ingredientes de nouvelle cousine auditiva mezclada con recetas de la abuela y aunque esto suene a metáfora boba no se me ocurre una mejor manera de definir esa vuelta a sus desarrollos característicos instrumentales, esos ecos brianwilsonianos y esa reducción de las canciones en comparación con sus anteriores obras, que les da un aire lacónico y les acerca a la efectividad del pop. Su música oscura y candenciosa se beneficia de dos elementos habituales en la trayectoria de la banda, como son las voces de sus dos cantantes, Greg, detallista, a ratos comedido y próximo como nunca y Meg, angelical, alegre y mágica, y la onírica Helena, una violonchelista de lujo que cubre de fantasía las piezas de este álbum. Un viaje a lo bucólico, a lo correcto, a lo ensoñador, a los años en que los, por desgracia, ninguneados Pentangle y los elegantes Fairport Convention nos entregaban caramelos en bandeja de plata y ellos se lo hubieran comido para convertirlos en oro en su interior y todo ello por 'culpa' de canciones tan bonitas como la que abre el cancionero "I can't see clear", una pieza que es puro arte, que vale por todo el disco y que como ya imaginaréis es mi favorita del lote, con la etérea voz de Meg y esos guitarreos épicos y setenteros a la par y con una peculiaridad que me gustaría saber si solo percibo yo, y es que le veo un toque en su estribillo, quizás en la base, que me recuerda mucho al tema principal de la película 'Amelie' que compuso el gran Yann Tiersen, en fin, sea así o no, este inicio es maravilloso y después, atrapados en una telaraña de pasión vamos degustando con una sonrisa otras delicias como "The road of golden goast", tristona y deudora a medias de Midlake y King Crimson, "Caroline", con una atmósfera sorprendentemente ochentera, donde todo suena nítido y con las voces de sus dos vocalistas interpretando al unísono a las mil maravillas, "The pearl", dócil y conciliadora entre escamas acústicas y solos de guitarra bluesero o hard-rockeros, según se mire, "That which darkly thrives", que me trae a la memoria el sensacional ideario de My Brightest Diamond, con una contundente base rítmica y el violonchelo abrumando la emoción de un ambiente cargado de sobriedad, "Meridian", lindeza de tintes medievales y melodías taciturnas, "Colony", que arranca mística y coherente y así sigue hasta involucionar en dirección al pasado con unas polifonías dignas de la precisión de un experimentado cirujano, y "Trollslända", una vuelta de tuerca para abrazar la alegría y otros estilos abiertos de miras que sirve de idónea despedida para un disco que alguien como mucho atino describió como un álbum producido sin ostentación que podría haber sido grabado en cualquier momento durante los últimos cuarenta años y probablemente todavía engañaría a cuatro décadas. Ahí queda eso. Meg Baird (que colaboró con su voz en el estupendo ep 'Ask forgiveness' de Bonnie 'Prince' Billy y gracias a ello llegué a Espers, tras una intensa búsqueda de su carrera), Greg Weeks, Helena Epsvall, Norman Fetter, Otto Hauser, John Heron, Ben McConnell y Brooke Sietinsons, forman este numeroso grupo.

7 comentarios:

  1. Buenisima banda de folk para soñar. Os dejo link de mi nuevo blog Discos Pensados, antes Pensando discos. Saludos

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  2. Hola tocayo!
    folk ensoñador, ahí la has dado, jeje.
    Me ha gustado tú blog, más teniendo en cuenta que nada más entrar he visto un álbum de Come que me encanta. Enseguida te enlazo y me hago seguidor, así voy curioseando.
    Gracias por comentar y pasarme el link.
    Un abrazo!

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  3. Por un momento me han recordado a Midlake... pero no me hagas mucho caso.

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  4. Por supuesto que te hago caso, como no hacerlo si además de tenerte por un licenciado del buen criterio y del acertado simil, yo digo lo mismo en el post!! jaja. Si te fijas, sobre el tema 'The road of golden goast' comento que me recuerda a Midlake. Quizás ahí haya más de ellos, pero en el resto del disco también.
    Espero que te hayan gustado, a mí el primer tema me encanta, vale por todo el disco sin desmerecer el resto.

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  5. Ups, eso me pasa por leer en diagonal, que guapetón que estoy a veces callado.

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  6. El disco se escucha bien pero no es para tirar cohetes, je, je.

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  7. No, no es para tirar cohetes, jeje, pero ya sabes que yo suelo poner todo por las nubes. De todos modos, salvo por esos solos de guitarra que chirrian un pelín y que a medida que va avanzando pierde fuelle, el disco me parece bastante digno.
    Y no te preocupes por lo de no haber leído bien el post, si ya eres un bendito por leerlo, valiente! jaja.

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