En esa discreta lista que hice el primer día del año con una serie de discos destacables del pasado ejercicio sin mojarme lo más mínimo en el orden porque soy un 'amarrategui' que además cambia de opinión como de ropa interior (no, no me refiero a que cambio poco, no pongáis esa cara, que yo soy muy pulido), incluí el debut en formato largo (antes editaron un ep) de este sexteto de New Orleans (Lousiana), y aunque como era de preveer hoy cambiaría muchos de los álbumes que engrosaban aquella tira compuesta por treinta y pico discos porque ha habido otros que he descubierto tiempo después que me han entusiasmado más o bien porque simplemente hay algunos que les han comido terreno a base de escuchas, 'Gone for good', no saldría de ahí ni con grúa, ya que ha sido un grato descubrimiento que disfruto más a cada día que pasa. Es fundamental para valorar su originalidad el hecho de que suene a mil referentes que adoro y sin embargo suene totalmente personal y es por eso que aunque en su contenido se puedan distinguir influencias de Neutral Milk Hotel, Calexico, Arcade Fire, Okkervil River y Beirut en lo musical, y a Mark Lanegan y Afghan Whigs en la narrativa, por motivos obvios que más tarde contaré, el resultado nos lleve a pensar que es un proyecto capaz de sujetarse con firmeza en sus propios cimientos. My Jerusalem es como un colectivo, un grupo de músicos provenientes de otras bandas más o menos reputadas, entre los que destaca su alma mater, Jeff Klein, amigo personal y compañero de Greg Dulli en The Twilight Singers y The Gutter Twins, y eso ha supuesto un punto de inflexión tanto en su manera de componer (aunque sutilmente), como a la hora de encontrar socios para su historia propia, algo muy notorio en el Don de gentes de su colega, que ya labró con el amistad en la época que Klein grababa discos en solitario. Ese contacto le facilitó entablar relación con una serie de artistas que dotan la fórmula de ingredientes adictivos con su pericia, adornando letras sobre bellos recuerdos de carretera, amor y desamor y un tremendismo casi bíblico para hablar de lo mundano, un malditismo estoico que busca algo de luz en cualquier pozo imaginable, empezando por un amago de fácil redención en "Valley casualities", que da comienzo a este maravilla con ternura acústica y una sección de viento formidable que está presente en casi todo el disco conjugando los mejores momentos al unirse a los brillantes arreglos de cuerda, "Sweet chariot", que rompe la baraja de la emoción alzándose como la mejor pieza del lote mostrando a un Klein pletórico desgañitándose la voz al mismo tiempo que unos angelicales coros acompañados de violines, trompetas, teclados, violas, violonchelos y enérgicas percusiones nos hacen soñar en la que además un servidor considera una de las diez mejores canciones del último año, compitiendo con el calor que evoca "Remenber everything", una delicia más cercana al pop bailable con la dosis necesaria de nostalgia y gamberrismo vocal a medio camino de The Pogues y The Rural Alberta Advantage, con una pizca de la jovialidad adolescente de The Rumble Strips, "Sleepwlaking", que habría encajado perfectamente en el flamante 'The suburbs' de los candienses Arcade Fire entre sus piezas más bailables, como por ejemplo "Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)", con cuya base guarda ciertas similitudes, "Gone for good", corte que da título al disco y que enseña su lado reposado y celestial, "Poison the truth", preciosa lindeza de raíz americana con unos atmosféricos tonos alt-country de fijación post-rock, "Shake the devil", ideal para escuchar en el coche mientras conduces sin dirección planeada, dejándote llevar por los impulsos y disfrutando del paisaje, y con un tour de force final tan épico como festivo, "Love you when you leave", la más corta del repertorio pero no por eso la menos disfrutable, puesto que en ella podemos gozar de un tierno dueto vocal entre Jeff y Ashley, la única componente femenina del grupo, y "Farewell", explosivo artefacto rockero de percusiones robustas y coralidad ebria que cierra un trabajo impecable que espero que os guste tanto como a mí, porque si no voy a quedar por enésima vez como un zalamero desproporcionado. Jeff Klein, cuyo pasado ya he mencionado antes, su compañero en The Twilight Singers, Dave Rosser, Ashley Dzerigian de Great Nothern y habitual de Ed Harcourt, Matt Bricker de The Low Lows y Rick Nelson de St. Vincent (ambos fijos de The Polyphonic Spree, además), Cully Symington de Bishop Allen, Cursive y colaborador de The Gutter Twins, forman este supergrupo.
sábado, 19 de febrero de 2011
MY JERUSALEM
GONE FOR GOOD (2010)
En esa discreta lista que hice el primer día del año con una serie de discos destacables del pasado ejercicio sin mojarme lo más mínimo en el orden porque soy un 'amarrategui' que además cambia de opinión como de ropa interior (no, no me refiero a que cambio poco, no pongáis esa cara, que yo soy muy pulido), incluí el debut en formato largo (antes editaron un ep) de este sexteto de New Orleans (Lousiana), y aunque como era de preveer hoy cambiaría muchos de los álbumes que engrosaban aquella tira compuesta por treinta y pico discos porque ha habido otros que he descubierto tiempo después que me han entusiasmado más o bien porque simplemente hay algunos que les han comido terreno a base de escuchas, 'Gone for good', no saldría de ahí ni con grúa, ya que ha sido un grato descubrimiento que disfruto más a cada día que pasa. Es fundamental para valorar su originalidad el hecho de que suene a mil referentes que adoro y sin embargo suene totalmente personal y es por eso que aunque en su contenido se puedan distinguir influencias de Neutral Milk Hotel, Calexico, Arcade Fire, Okkervil River y Beirut en lo musical, y a Mark Lanegan y Afghan Whigs en la narrativa, por motivos obvios que más tarde contaré, el resultado nos lleve a pensar que es un proyecto capaz de sujetarse con firmeza en sus propios cimientos. My Jerusalem es como un colectivo, un grupo de músicos provenientes de otras bandas más o menos reputadas, entre los que destaca su alma mater, Jeff Klein, amigo personal y compañero de Greg Dulli en The Twilight Singers y The Gutter Twins, y eso ha supuesto un punto de inflexión tanto en su manera de componer (aunque sutilmente), como a la hora de encontrar socios para su historia propia, algo muy notorio en el Don de gentes de su colega, que ya labró con el amistad en la época que Klein grababa discos en solitario. Ese contacto le facilitó entablar relación con una serie de artistas que dotan la fórmula de ingredientes adictivos con su pericia, adornando letras sobre bellos recuerdos de carretera, amor y desamor y un tremendismo casi bíblico para hablar de lo mundano, un malditismo estoico que busca algo de luz en cualquier pozo imaginable, empezando por un amago de fácil redención en "Valley casualities", que da comienzo a este maravilla con ternura acústica y una sección de viento formidable que está presente en casi todo el disco conjugando los mejores momentos al unirse a los brillantes arreglos de cuerda, "Sweet chariot", que rompe la baraja de la emoción alzándose como la mejor pieza del lote mostrando a un Klein pletórico desgañitándose la voz al mismo tiempo que unos angelicales coros acompañados de violines, trompetas, teclados, violas, violonchelos y enérgicas percusiones nos hacen soñar en la que además un servidor considera una de las diez mejores canciones del último año, compitiendo con el calor que evoca "Remenber everything", una delicia más cercana al pop bailable con la dosis necesaria de nostalgia y gamberrismo vocal a medio camino de The Pogues y The Rural Alberta Advantage, con una pizca de la jovialidad adolescente de The Rumble Strips, "Sleepwlaking", que habría encajado perfectamente en el flamante 'The suburbs' de los candienses Arcade Fire entre sus piezas más bailables, como por ejemplo "Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)", con cuya base guarda ciertas similitudes, "Gone for good", corte que da título al disco y que enseña su lado reposado y celestial, "Poison the truth", preciosa lindeza de raíz americana con unos atmosféricos tonos alt-country de fijación post-rock, "Shake the devil", ideal para escuchar en el coche mientras conduces sin dirección planeada, dejándote llevar por los impulsos y disfrutando del paisaje, y con un tour de force final tan épico como festivo, "Love you when you leave", la más corta del repertorio pero no por eso la menos disfrutable, puesto que en ella podemos gozar de un tierno dueto vocal entre Jeff y Ashley, la única componente femenina del grupo, y "Farewell", explosivo artefacto rockero de percusiones robustas y coralidad ebria que cierra un trabajo impecable que espero que os guste tanto como a mí, porque si no voy a quedar por enésima vez como un zalamero desproporcionado. Jeff Klein, cuyo pasado ya he mencionado antes, su compañero en The Twilight Singers, Dave Rosser, Ashley Dzerigian de Great Nothern y habitual de Ed Harcourt, Matt Bricker de The Low Lows y Rick Nelson de St. Vincent (ambos fijos de The Polyphonic Spree, además), Cully Symington de Bishop Allen, Cursive y colaborador de The Gutter Twins, forman este supergrupo.
En esa discreta lista que hice el primer día del año con una serie de discos destacables del pasado ejercicio sin mojarme lo más mínimo en el orden porque soy un 'amarrategui' que además cambia de opinión como de ropa interior (no, no me refiero a que cambio poco, no pongáis esa cara, que yo soy muy pulido), incluí el debut en formato largo (antes editaron un ep) de este sexteto de New Orleans (Lousiana), y aunque como era de preveer hoy cambiaría muchos de los álbumes que engrosaban aquella tira compuesta por treinta y pico discos porque ha habido otros que he descubierto tiempo después que me han entusiasmado más o bien porque simplemente hay algunos que les han comido terreno a base de escuchas, 'Gone for good', no saldría de ahí ni con grúa, ya que ha sido un grato descubrimiento que disfruto más a cada día que pasa. Es fundamental para valorar su originalidad el hecho de que suene a mil referentes que adoro y sin embargo suene totalmente personal y es por eso que aunque en su contenido se puedan distinguir influencias de Neutral Milk Hotel, Calexico, Arcade Fire, Okkervil River y Beirut en lo musical, y a Mark Lanegan y Afghan Whigs en la narrativa, por motivos obvios que más tarde contaré, el resultado nos lleve a pensar que es un proyecto capaz de sujetarse con firmeza en sus propios cimientos. My Jerusalem es como un colectivo, un grupo de músicos provenientes de otras bandas más o menos reputadas, entre los que destaca su alma mater, Jeff Klein, amigo personal y compañero de Greg Dulli en The Twilight Singers y The Gutter Twins, y eso ha supuesto un punto de inflexión tanto en su manera de componer (aunque sutilmente), como a la hora de encontrar socios para su historia propia, algo muy notorio en el Don de gentes de su colega, que ya labró con el amistad en la época que Klein grababa discos en solitario. Ese contacto le facilitó entablar relación con una serie de artistas que dotan la fórmula de ingredientes adictivos con su pericia, adornando letras sobre bellos recuerdos de carretera, amor y desamor y un tremendismo casi bíblico para hablar de lo mundano, un malditismo estoico que busca algo de luz en cualquier pozo imaginable, empezando por un amago de fácil redención en "Valley casualities", que da comienzo a este maravilla con ternura acústica y una sección de viento formidable que está presente en casi todo el disco conjugando los mejores momentos al unirse a los brillantes arreglos de cuerda, "Sweet chariot", que rompe la baraja de la emoción alzándose como la mejor pieza del lote mostrando a un Klein pletórico desgañitándose la voz al mismo tiempo que unos angelicales coros acompañados de violines, trompetas, teclados, violas, violonchelos y enérgicas percusiones nos hacen soñar en la que además un servidor considera una de las diez mejores canciones del último año, compitiendo con el calor que evoca "Remenber everything", una delicia más cercana al pop bailable con la dosis necesaria de nostalgia y gamberrismo vocal a medio camino de The Pogues y The Rural Alberta Advantage, con una pizca de la jovialidad adolescente de The Rumble Strips, "Sleepwlaking", que habría encajado perfectamente en el flamante 'The suburbs' de los candienses Arcade Fire entre sus piezas más bailables, como por ejemplo "Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)", con cuya base guarda ciertas similitudes, "Gone for good", corte que da título al disco y que enseña su lado reposado y celestial, "Poison the truth", preciosa lindeza de raíz americana con unos atmosféricos tonos alt-country de fijación post-rock, "Shake the devil", ideal para escuchar en el coche mientras conduces sin dirección planeada, dejándote llevar por los impulsos y disfrutando del paisaje, y con un tour de force final tan épico como festivo, "Love you when you leave", la más corta del repertorio pero no por eso la menos disfrutable, puesto que en ella podemos gozar de un tierno dueto vocal entre Jeff y Ashley, la única componente femenina del grupo, y "Farewell", explosivo artefacto rockero de percusiones robustas y coralidad ebria que cierra un trabajo impecable que espero que os guste tanto como a mí, porque si no voy a quedar por enésima vez como un zalamero desproporcionado. Jeff Klein, cuyo pasado ya he mencionado antes, su compañero en The Twilight Singers, Dave Rosser, Ashley Dzerigian de Great Nothern y habitual de Ed Harcourt, Matt Bricker de The Low Lows y Rick Nelson de St. Vincent (ambos fijos de The Polyphonic Spree, además), Cully Symington de Bishop Allen, Cursive y colaborador de The Gutter Twins, forman este supergrupo.
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Que interesante ese disco de remixes...
ResponderEliminarLa portada me de este 'Gone for good' me encanta, no sé si es por lo pueblerino que soy, jeje, porque me recuerda a los tiempos en los que veía el rebaño pasar por mi calle en el pueblo mientras me asomaba por la ventana y observaba un paisaje simular al de esas montañas y pinares que les sirven de fondo en esta imágen.
Me alegra mucho que te haya gustado. Recuerdo que a razón del post que hice con ls discos que más me habían entusiasmado del 2010, me comentaste que les brindarías una escucha y siempre quiese preguntarte que te habían parecido, así que duda resuelta, jeje. Es un disco muy cálido y que incomprensiblemente ha pasado desapercibido para la mayoría.
Por cierto, casualidades de la vida tenia pensado escribir un post sobre Mark Lanegan mañana. Un genio. 'Bubblegum' será el elegido, creo.
Passi-ho bé y mil gracias por el enlace!