sábado, 1 de octubre de 2011

SMITH WESTERNS

SMITH WESTERNS (2009)

Aunque no ha sido hasta este año cuando estos chavalotes de Chicago (Illinois) han dado relativamente el pelotazo con su su segundo álbum 'Dye it blonde' (de hecho en estas fechas andan girando por Estados Unidos junto a sus vecinos Wilco y los neoyorquinos Yeasayer), ya mostraron todo su arte desenfadado y resultón con su primer paso homónimo hace dos ejercicios. De este modo llegué a ellos hace unos meses, gracias a mi eternamente querida Sra.Esmiz que tuvo el buen hacer, como de costumbre, de recomendarme esta amena y divertida colección de canciones que aunque la mayoría de críticas le atribuyen como influencia los nombres de David Bowie, T-Rex, Marc Bolan o lo que es lo mismo, el glam de los 70's, a mí me gusta encuadrar dentro del noise-rock actual, ese en el que tan bien se desenvuelven bandas como Japandroids o No Age, o el indie-rock experimental de Ducktails, Beach Fossils, Cloud Nothing o Girls.

Con el sonido lo-fi por bandera en cuanto a producción, Smith Westerns van desgranando poco a poco unas piezas que acumulan elementos hasta lograr que entremos en una profunda adicción, pasando un buen rato y provocando una sensación de alegría auditiva la mar de grata. No va más allá de eso, no es este un disco histórico, pero ni falta que hace, la mejor confitura es la que se sirve en tarro pequeño como dicen por los rincones de la buena cocina, así que simplemente hay que valorar su anárquica condición de magnos canalizadores del entretenimiento. Grabado con escasos medios en el sótano de uno de sus miembros, este trabajo está impregnado de actitud, sin reparo alguno a la hora de definir hacía donde se dirige su discurso, sin preocupaciones y dejando un aura de convencimiento en su manera de ser interpretado realmente encomiable, suficiente para llamar la atención de los medios y de un público que les acogió en su seno con aquel inicio y que hoy apalude unánime su más reciente obra.

Imposible entender la valía de su evolución sin atender antes a estos temas que en casi ningún caso superan los tres minutos de duración, haciendo que se degusten fácilmente, como la ramoniana "Dreams", que comienza como el mítico "Blitzkrieg bop", pero que degenera en un noble camino autodidácta que aún con todo introduce retazos de otras fuentes de inspiración y constantes rayos de luz, "Boys are fine", un corte que podría haber compuesto Daniel Johnston con la banda que ahora le sirve de pasatiempo en el anonimato, con una base pegadiza a rabiar e imposible de silbar y tararear al tiempo de ser escuchada, para un servidor la mejor del disco, "Gimme some time", y porque no dar cabida al twee-pop almibarado más vitaminado (y mineralizado que diría Super Ratón, que con ese tonto pareado solo me ha faltado añadir eso)? pues eso, blanco y en botella como lo más granado de la denominación de origen Cariñena, "Girl in love", casi descarada su deuda en los primeros compases con Gary Glitter, pues por momentos parece un calco ese hit inmejorable para amenizar eventos deportivos en los descansos llamado "Rock and roll", que apuesto mi paga extra de Navidades que todos hemos oído alguna vez, aunque a decir verdad con ese aire vacilón tan de rebeldes adolescentes que le dan, casi que va cobrando más fuerza su propia identidad, "We stay out", acelerada y marciana por ritmo y reiteración pero enganchadiza y efectiva al mismo tiempo, "Tonight", como si Bradford Cox de Deerhunter le diera una vuelta más a la llave que abre las miras de su proyecto en solitario, Atlas Sound, para acercarse al rock garagero de The Seeds, "Be my girl", la más pulcra del lote, pulida con mimo para endulzar su discurso y ponerse tiernos por un instante, "The glam goddess", declaración de principios, intenciones y admiraciones empezando por el mismo título, "Diamond boys", una mirada al pasado con un piano consistente y unos coros que hubieran firmado hace cuatro décadas los a veces olvidados Slade o los primeros Big Star, según se mire, y "My heart", que no sé porque siempre que me la llevo al oído proyecto en mi mente a los 'Fraggel rock' cantando al unísono (soy un tío raro, lo sé).

Una buena labor a manos de Max Kakacek con los hermanos Cullen y Cameron Omori.

2 comentarios:

  1. Buenisimo articulo amigo. Me apunto el nombre de esta banda. saludos

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  2. Te gustarán Carlos, ya verás (vamos, eso espero, jeje). Suenan muy frescos, con todo lo chorra que puede llegar a ser esa palabra :P
    Saludetes!

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