jueves, 29 de noviembre de 2012

SHY CHILD

NOISE WON'T STOP (2007)

Vamos con algo animado, alocado y refrescante de la mano de otra de las muchas bandas que parecen haber sido tragadas por la tierra tras dar la impresión de que llegaban para quedarse en un lugar privilegiado de la escena independiente. Es un fenómeno curioso este, cuando surge algo que los críticos avalan como la nueva sensación y que pasado el tiempo, a pesar de que siguen publicando álbumes que no desmerecen lo mostrado en el trabajo que se ha llevado los halagos en ese preciso instante, se desvanece de la alabanza y la atención como lo haría un galán para adolescentes cuando se hace mayor y pasa a peinar canas. Shy Child, dúo procedente de New York City (New York) no llegó tampoco a ser lo que se dice un boom o un grupo de primer nivel mediático que copara portadas, pero si que tuvo sus quince minutos de gloria en el año que editó este bailable 'Noise won't stop'. Esa, la del 2007, fue una de las mejores cosechas de la década, hubo multitud de buenas formaciones noveles que impactaron con sus discos de debut, muchos clásicos volvieron con fuerza e infinidad de combos se asentaron con magnificas segundas entregas, pero en medio de todas ella, el tercer asalto de estos chavales no dejó indiferente a nadie. Aunque todo tiene un principio que no siempre es esperanzador y ellos tuvieron que sudar mucha tinta para acomodarse en la escena.

Años atrás, El Guapo (grupo embrionario de este proyecto), destacaron entre la nueva hornada de formaciones del sello Dischord, propiedad de Ian Mackaye (antiguo lider de Fugazi y ahora en The Evens) y Jeff Nelson (ex-compañero de este en Minor Threat). Su naturaleza experimental y electrónica apuntaba nuevos caminos para una corriente que anda siempre en evolución, pero todo quedó en agua de borrajas, la aventura no duró demasiado y de sus cenizas surgieron Supersystem (ya disueltos) y la banda que nos ocupa. Aposentados en un discreto lugar dentro de la escena dance rock neoyorquina después de dos largos y un Ep , Shy Child no había llamado mucho la atención a pesar de que el plástico anterior a este, el sorprendente 'One with the sun', ya vislumbraba un gran futuro. Pocas esperanzas le quedaban a nuestros dos protagonistas, especialmente a Pete Caffarella, alma mater de las dos anteriores historias que empezaba a sentir la frustración que supone crear sin resultados óptimos, cuando de sopetón dieron el salto por circunstancias relacionadas con el mero azar y ficharon por Wall Of Sound. Actuaron junto a The Rapture, Muse, Klaxons y Hot Chip, en diversos puntos del planeta, se plantaron en Barcelona para formar parte del off Sónar e incluso consiguieron colaboraciones como la de los hollertrónicos Spank Rock. Su suerte cambió definitivamente de golpe y porrazo. 

La mejora de las condiciones trajo un trabajo más sólido que sus dos antecesores, producido por Chris Zane (notable en su función a los mandos para Les Savy Fav y Asobi Seksu), donde le sacan todo el partido posible a los teclados, que llevan todo el peso de la instrumentación con el añadido de la batería marcando ritmos estruendosos en una comunión sonora abominable,  consiguiendo hacernos menear el esqueleto con sus frescas canciones de rock bailongo. Diez
temas contundentes, con buenas melodías y compases robustos para un imaginario que podría emparentarse con bandas como Battles (algo de su concepción del math-rock hay en el universo mental de estos tipos), Shit Disco, Late Of The Pier o cualquiera de los antes mentados.

Se abre el disco con la magnifica "Drope the phone", donde conviven cientos de elementos, desde los cencerros psicotrópicos a los sintetizadores centelleantes y alucinógenos, pasando por unos golpes de batería propios del reggeton y una armonía de finalidad arábiga que acompaña al estribillo poligonero, o más bien hooliganesco, mientras los vientos reivindican la psicodelia setentera indescriptible de Hawkwind, un comienzo abrasivo que quema todavía mas con la entrada de "Pressure to come", asfixiante, gritona y repetitiva pieza repleta de loops en un cúmulo de vanidad digital, "Kick drum", descaradamente hip-hop en su base y con Beastie Boys como referencia más lógica a pesar de que en su texto pueda traer a la memoria, con más razón, el núcleo duro del género, por ejemplo Dizze Rascal, Krs One o el Kanye West más temperamental y bronco, "The volume", un tanto más épica y oscura dentro de un orden, un corte que con voces femeninas encajaría en la obra de Lovers o School Of Seven Bells, mi preferida del lote por accesible y pegadiza, "Generation Y (we got it)", entre la esquizofrenia ochentera, el italo-disco y los ritmos caribeños, un popourrí laureado entusiasta con la colaboración de una voz femenina que en la línea de abajo diré a quien pertenece, "Astronaut", que bebe del glam y del rock sinfónico para mutar en un radiante himno new-rave con coros herederos del emocore noventero, como si Genesis se juntaran en la actualidad para repasar su discografía y modernizarla escuchado discos de No Age o The Bravery, "Good and evil", otra excelente muestra de su idea musical, con unos solos de teclado en su parte final que parecen homenajear al hard-rock de la vieja escuela con Sweet, Rush y Van Halen en el subconsciente, "Noise won't stop", canción homónima que fue tal vez la que más reconocimiento tuvo, tal vez por su condición de gancho directo de fácil aprendizaje, un buen tema que sin embargo queda eclipsado cuando asumimos el resto de pistas del repertorio, y "What's it feel like", una locura que parece querer coger todas sus influencias y apretarlas dentro de un pequeño recipiente para que se abracen cariñosamente.usando voces en falsete y un cómico spoken word en italiano para redondear aún más su demencia entrañable.

Pete Caffarella y Nate Smith (antes en Touchdown), con la colaboración de Seth Misterka (mitad de los sugerentes Dynasty Electric), que tocó el saxo en el corte de apertura, Yuki Chikudate (voz de Asobi Seksu), Stephanie McKay (estupenda cantante soul procedente del Bronx) y Rafael Cohen (ex-compañero de Caffarella en Supersystem), fueron los causantes de todo este deambular de ruidos en amable conexión.

4 comentarios:

  1. Si estas nervioso, ansioso, impaciente, este disco no es el mas indicado.
    Tu hermano Daniel eln eln eln eln eln... Mañana te veo?

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  2. jajaja, es bastante cuelgue este disco, parece que estaban alteraos cuando lo grabaron :D
    Respecto a lo de mañana...si, caimán!
    Ya te he pasado los discos al lápiz, te los llevaré, apreciado rantamplán, plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan-plan, piruliiii-piruliiii-piruliiii, donuts!

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  3. Sí amigo Txarls , en los tiempos que corren parece haber una criba natural o impuesta de apartar todo aquello que no se ajusta a las exigencias del mercado. A veces me da la sansación de que solo se habla de aquello que está en la cresta de la ola y sea pecado hablar de todo lo demás. Como si se quisiera poner de mola solo a unos estilos o bandas en concreto y todo lo demás fuera tan minoritario que no merezca la pena hablar de ello.
    No se , debe ser el mercado igual que pasa con los modelos de coches , los móviles o la ropa. O estás a la moda o no existes. Se que siempre son las tendencias las que marcan un determinado año; pero me niego a que me digan aquello que vale la pena prestar atención.

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  4. Vivimos en la era de la oferta y la demanda, del tanto vende tu producto, tanto vales y vendes porque te promociono yo y soy el que dice que necesitas...lamentable, hermano. Sé que siempre te digo lo mismo, quizás sea simple afinidad de ideas, pero lo voy a decir de nuevo...que razón tienes en todo lo que dices.
    Acoges algo que no es una más de esas sensaciones impuestas y cuando le coges cariño, resulta que un lumbrerar dice que está caduco y por ello desaparece del mapa. La verdad es que lo peor es justo eso que comentas, que no solo es en el campo musical, sino en todo. Al final tienes que entrar en el juego a la fuerza.
    En fin, conversación recurrente para acompañar un buen vino, a ver si nos juntamos un día y areglamos el mundo a nuestra manera (en sentido figurado, claro), jeje.
    Un abrazo, buen señor!

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