jueves, 13 de marzo de 2014

JASON COLLETT

IDOLS OF EXILE (2005)

Esta última semana la he dedicado a ver películas recientes en línea y he disfrutado del séptimo arte como antaño, cuando no sufría la meca del cine la crisis de ideas que le lastra en la actualidad. Ha sido como un resurgir de emociones ver largometrajes tan interesantes, emocionantes y distintos entre si como 'Nebraska', 'Alabama Monroe', 'Dallas Buyers Club' o la fascinante y conmovedora 'Her', la cual disfruté ayer mismo y que me dejó convencido de que todavía quedan historias sensacionales por contar partiendo de una idea ficticia y que tal vez los tiempos de recurrir a remakes, biopics, superhéroes y hechos reales, queden atrás, al menos en cuanto a protagonismo total en la gran pantalla porque también se cogen a menudo buenos conceptos de ahí, pero es necesario en mi opinión, seguir creando a partir del ingenio. La cosa es que la premiada película de Spike Jonze, me encantó porque aparte de disfrutarla con la mejor compañía del mundo mundial y acompañarla de una tertulia con esa misma persona que no es otra que la niña de mis ojos, me dejó una preciosa sensación de calma emocional, algo que continua en esta dulce mañana soleada en la que solo me apetece relajarme tras escuchar la banda sonora de dicho filme creada para la ocasión por Arcade Fire y su otrora colaborador Owen Pallett, con un poco de la música de otro ilustre canadiense, Jason Collett, miembro de los geniales Broken Social Scene, que en su faceta de artista en solitario, entrega autenticas gemas preciosistas de folk reposado en el que prevalece la sutilidad y fragilidad de un discurso que es pura honradez.

Natural de Bramalea (Ontario),comenzó a escribir canciones a una edad temprana como válvula de escape a su aburrida vida en el que es el mayor suburbio de la ciudad de Toronto. Cogió a Kris Kristofferson, Bob Dylan y Nick Lowe como influencias y se fue a buscar la vida al centro de la gran urbe para trabajar de ebanista, carpintero, y reformista (lo que se conoce vulgarmente como 'chapuzas, vamos) con la idea de sacarse un dinero con el que poder comprar instrumentos y aparatos con los que poder desarrollar su pericia musical. Pronto hizo amistad con Hawskley Workman (cantautor de notable reputación en el país de bandera con hoja de alce, por lo efectivo de su propuesta a caballo entre el glam-rock y el cabaret pop) y con Andrew Cash (que en la actualidad está inmerso en su carrera política y es miembro del parlamento para el área de Davenport, y que en su día destacó como músico en la banda punk L'Étranger), para fundar Bird, un grupo que tan solo editó un álbum llamado 'Chrome reflection', pero que le supuso el espaldarazo definitivo para animarse a tratar de vivir de la música construyendo material propio tras la disolución del efímero proyecto. Antes de lanzarse a la piscina tuvo también una breve incursión en otro grupo, Grievous Angels, donde volvió coincidir con un futuro político, Charlie Angels. En ambas bandas predominaba el alt-country como base estilística, y por ahí van los tiros en la práctica totalidad de su discografía. No obstante, el verdadero golpe de efecto en su vida fue su entrada en el colectivo liderado por Kevin Drew, pues a partir de ahí, dejó la madera para siempre y comenzó a vivir del medio que tanto disfrutaba.

Desde entonces su evolución ha sido sana y meditada, equilibrada en cuanto a iniciativa, sacando a relucir su garra en los álbumes de BSS y endulzando su mensaje en los siete trabajos de estudio firmados con su nombre completo. Unas canciones tranquilas, de suaves texturas con melodías accesibles y con notables colaboraciones que se prestan a ponerse al servicio de un imaginario de gran franqueza y factura intachable. De esa lustrosa colección me quedo personalmente con este acogedor 'Idols of exile', cuarto en su haber, que cuenta con una mejor elaboración que sus antecesores y raya al nivel de sus obras más recientes con la diferencia de que carece del compromiso reivindicativo que preside su mensaje en la actualidad (se le conoce también por su afiliación al partido demócrata canadiense). Aquí su ideario es conciliador y entra a la primera, dibujando un buen paisaje de fondo a nuestros pensamientos.

Lo consigue con piezas tan adorables como "Fire", en la que comparte protagonismo vocal con Amy Millan, cantante de los magníficos Stars, cantando al unísono un estribillo que destila un familiar aroma a café, un corte sensacional que se acerca por momentos a lo que hacen The Sea And Cake cuando deciden reducir la marcha, ideal para abrir boca y ponernos en situación para afrontar el global del disco, "Hangover days", con la participación de Emily Haines, líder de Metric, una pista de melosidad pop que recuerda mucho a She & Him, aunque quizá se debería decir que lo que hace el proyecto de Matt Ward y Zooey Deschanel tiene connotaciones con esto y no al revés, pues su fundación es posterior a la fecha de concepción de esta rica tonada, "Brownie Hawkeye", próxima a Richard Swift incluso en las maneras, probablemente también a la parte nostálgica de Sufjan Stevens, exquisita con esos vientos y ese vibráfono, sin duda uno de los baluartes del lote, "We all lose one another", precioso pop soleado con unas estrofas que son pura gloria y un violín que es pura oda a la melancolía, mi favorita del repertorio por su carga emocional y su condición de hit estelar, "I'll bring the sun", que con velocidad de crucero cambia el rumbo para hacernos pensar que tal vez no se aleje tanto de lo que toca en su banda madre como cabría esperar, "Tinsel and sawdust", muy afín a lo mostrado por los últimos Wilco pero en una onda más atmosférica como harían Tired Pony, por ejemplo, "Feral republic", para que entre el sol por la ventana y brille el metal de los instrumentos de viento con su reflejo, "Pavement puddle stars", que no sé si explícitamente debido a su título, pero guarda similitudes con la faceta apegada al sonido americano de los de Stephen Malkmus, "Almost summer", que perfectamente podría entrar en la cualquier referencia de Ron Sexmith, tierna, simpática, de las que te pasan el brazo por el hombre en señal fraternal, "Pink night", donde juega a ser el Neil Young de 'Comes a time', y "These are the days", fin de fiesta y nunca mejor dicho porque esta clausura sabe a miel y llena de optimismo cada poro de nuestra piel. Excelente faena.

Jason Collett se rodeó de músicos amigos para dar un tono celestial al álbum, y así podemos encontrar en sus créditos a los anteriormente mencionados Kevin Drew, Emily Haines, Amy Millan y Andrew Cash (los tres primeros son compañeros suyos en Broken Social Scene, que aparecen por aquí al completo), Brendan Canning (otro miembro de BSS que aparte lidera Valley Of The Giants entre otras formaciones de nivel), Ravenna Barker, Howie Beck, Chris Brown ( fundador de los extintos Bourbon Tabernacle Choir), Julian Brown, Evan Cranley (que compagina su arte al servicio de Stars, Metric y Broken Social Scene...todo queda en casa), Bob Egan, Leslie Feist (que decir de esta mujer de notable carrera en solitario e inmersa también en el requetenombrado colectivo), Gabrielle Hrynkiw, Alfie Jurvanen (más conocido como Bahamas en su labor artística), Kersti Mcleod, Liam O'Neil, Julie Penner (violinista de Do Make Say Think y The Weakerthans), Justin Peroff (batería de Broken Social Scene), Tony Scheer (reputado músico asociado al jazz), James Shaw (cerebro de Metric), Jason Tait (batería de The Weakerthans), Paul Taylor (respetado saxofonista de jazz estadounidense), Andrew Whiteman (voz de Apostle Of Hustle y como no! también en Broken Social Scene) y Charles Spearin (alma mater de Do Make Say Think y...adivináis? si! otro más de BSS).

4 comentarios:

  1. Hola, guapura de hombre!!!

    Es muy tranquilito este disco, pero muy bonito! ya ves que el otro día lo estaba escuchando y mientras más le da vida a los altavoces, más va siendo uno de esos discos que no pueden faltar en la biblioteca musical.

    Gracias por compartirlo conmigo! te como a besos!

    ResponderEliminar
  2. Hola mi delicia de chocolate blanco! uhmmmn que te como!!! :D

    Es un disco muy apacible, tanto que seduce los días que necesitamos apreciar estos sonidos, además tiene momentos en los que entra en juego algo de nervio y se agradece el contraste. También me parece un trabajo genial en cuanto a estribillos coreables.

    Contigo es un lujo compartir todo!
    Te adoro!

    ResponderEliminar
  3. Allá que voy, embarcardonme en el barco de este artista que no conocía y que tan buena pinta tiene. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Échale una escucha, tocayo, yo creo que te gustará a sabiendas de tu prolífico gusto, pues doy por hecho viendo a menudo tu blog que te gustan Broken Social Scene y aunque los tiros no vayan del todo por ahí, obviamente por ser un miembro de ese grupo tiene ese sabor canadiense tan grato que tiene el colectivo y ese pulso encantador que levanta el ánimo.
    Un abrazo, crack!

    ResponderEliminar