viernes, 3 de octubre de 2014

GREGORY ALAN ISAKOV

THIS EMPTY NORTHERN HEMISPHERE (2009)

Frank Zappa dijo una vez que hablar de música es como bailar arquitectura, y puede que tuviera razón, pero en mi opinión soltó una frase muy filosófica y arreglada pero carente de un sentido coherente, porque si no empleáramos parte de nuestro tiempo libre compartiendo impresiones con amigos, colegas y conocidos, sobre bandas y artistas con los que hemos conectado a través de sus canciones, pues el cerco se limitaría solo a lo que fuéramos encontrando por nuestra cuenta, y eso es ardua tarea, sobretodo en lo tiempos que corren. Es más, viéndolo en perspectiva, pienso que mas que incongruentes, las palabras del difunto genio de Baltimore (Maryland) han caducado, puesto que en la actualidad surge tanto material que es imposible evitar el hecho de intercambiar opiniones, ni que sea para recomendar la escucha de algo desconocido con lo que te has topado casi sin pretenderlo. Precisamente esa ha sido la circunstancia más reciente con la que me he topado, gracias a mi compañero de equipo 'Todoterreno' Yeray, con quien de vez en cuando cruzo impresiones sobre esta afición y que además nos ilustra sobre el tema de vez en cuando con sus publicaciones como colaborador del blog 'Mono de...', que hace escasos días me animó a buscar discos de este quinto mío, protagonista de la entrada de hoy.

No había oído hablar de él y mucho menos tenía conciencia de en que línea iba su discurso, pero al ver su curioso nombre entre la pequeña lista de álbumes difíciles de encontrar en la red que me hizo este hombre para ver si los podía conseguir, sentí el impulso de llevármelo al oído antes de ponerme a la faena de emprender la búsqueda. Nacido en Johannesburgo (Sudáfrica), pero criado en Philadelphia (Pennsylvania) y afincado actualmente en el estado de Colorado, este joven compositor de apellido ruso (o quien sabe si búlgaro), apuesta por un sonido genuinamente americano para su folk de raíz, con influencias de Bruce Springsteen y Kelly Joe Phelps, según la prensa especializada, aunque yo personalmente le veo similitudes con cantautores más cercanos en el tiempo como Iron & Wine, Ben Nichols, Rocky Votolato, Bert Jansch, Josh Ritter o Alexi Murdoch, así como con formaciones como Blind Pilot y Lord Huron, con un toque personal, mucha elegancia, deliciosos arreglos, variedad estilística y un aroma optimista muy embriagador.

Melodías dulces, estribillos fáciles de aprender y tararear...la sonoridad de sus cinco discos editados hasta la fecha, es muy accesible, se digiere con comodidad, pero más en esos momentos en los que uno quiere relajarse tras una jornada dura. Las mandolinas, guitarras acústicas, violines y percusiones reposadas que inundan de belleza sus canciones, sientan tan bien que es inevitable disfrutarlas de un solo bocado, brillan sin resaltar una sobre otra, como un preciado conjunto que cobra vida en su unión, sin sobresaltos, sin experimentos, en línea recta sin desviarse del renglón, aunque sin caer en la monotonía. 'This empty northern hemisphere', cuarta y penúltima de sus obras en ver la luz, supuso un brinco hacía adelante sin necesidad de cambiar sus conceptos, pero con la peculiaridad de que el rendimiento comercial llegó tres años más tarde de que estuviera disponible en el mercado. El motivo fue que una de las pistas sirvió de hilo musical para un spot publicitario de una conocidísima cadena de restaurantes de comida rápida de origen estadounidense y que tiene repartidos locales por todo el mundo (ya podéis imaginar cual es), y como no podía ser de otra forma, su nombre empezó a sonar con fuerza por ser el autor de esa pegadiza tonada.

Quien siembra recoge, a pesar de que sea a causa de algo tan cuestionado como puede ser ceder los derechos de un tema para un anuncio, pero el fin justifica los medios, y la fama que merecía desde mucho antes por sus esfuerzos para dar a conocer algo exquisito y apto para todos los paladares, tuvo al fin su reválida en forma de reconocimiento mediático y popular. Sería un error pensar que es un músico de impacto efímero, porque cualquiera de las trece pistas que iluminan esta colección (compuesta por doce propias y una versión) está al nivel de la elegida para darle a conocer a las grandes masas.

Para comprobarlo os animo a escuchar gemas tan ricas como la inicial "Dandelion wine", fina y reposada, con la sensibilidad del rasgar de las cuerdas como cebo para captar nuestra atención, y una polifonía exquisita que nos emula directamente a Sufjan Stevens, la dulce "Light year", muy probablemente la pieza más delicada y bonita del lote, una delicia con aires soul en un recitado que profundiza en las claves del encanto del repertorio, la nostalgia y la añoranza, a caballo entre la tristeza y la esperanza, dejándote con ganas de no hacer nada más que acostarte boca arriba y mirar las estrellas que emergen detrás de las nubes que se mueven con la brisa ligera de una noche resplandeciente de luna llena, la excelsa "That moon song", un trasfondo cálido, orquestado que recoge influencias de la música tradicional irlandesa, levantando el ánimo de lo ofrecido con antelación, "Evelyn", en la que pone almíbar a su voz para jugar con los falsetes sin llegar al abuso del método, pero asemejándose por momentos al veterano James Taylor o a Colin Meloy de The Decemberists cuando prescinde de la idea, algo que también ocurre en las primeras estrofas de "Virginia May", pieza apoyada en un piano, una armónica y las portentosas gargantas de Gregory y Brandi Carlile complementándose a la perfección, "Big black car", el corte más emblemático de su carrera por la razón que os conté más arriba, una hermosura desde el punto de vista instrumental, pero una proeza desde el lírico con frases tan metafóricas e interesantes como 'la esperanza era una carta que nunca pude enviar / el amor era un país que no podía defenderse', "Idaho", en la que cabe un slide que le acerca al alt-country, estilo en el que demuestra que se podría mover como pez en el agua, "Words", a medio camino entre las formas del jazz más cordial y la bossanova moderna, cercana a lo que las caras b de Coldplay ofrecen o a lo que gustaban de hacer con las canciones lentas en su debut 'Parachutes', "Firescapes", cortísima pero entrañable desnudez de su alma con el simple acompañamiento de un banjo, y para despedirse por todo lo alto, una relectura del "One of us cannot be wrong", de Leonard Cohen, una auténtica genialidad, hecha desde el respeto y la admiración y para la que cuenta una vez más con su amiga Brandi Carlile.

Cada canción cuenta lo suficiente de una historia para transmitir una emoción. Isakov tiene un Don para la apertura de puertas proverbiales, para transmitir y hacer conectar al oyente con su imaginario. Él es un tipo tranquilo que cuando no está de gira ni encerrado en el estudio, se dedica a cuidar de su jardín, y en su labor artística simplemente está ahí para agitar el cielo y el polvo, así como nosotros llevamos sus textos a nuestro terreno. Sus arreglos son exuberantes e intuitivos, dotados de una energía suficiente como para traspasar los altavoces de nuestro equipo de audio, pero nunca cruza la línea del melodrama sobreexcitado, por eso entra tan bien. Para este logro Gregory Alan isakov contó con la inestimable ayuda antes mentada de la sensacional cantante Brandi Carlile (muy recomendables sus discos como solista y sus colaboraciones con Indigo Girls), Jeb Bows, Julie Davis, Jen Gilleran, Jack Leahy, J.C.Thompson, James Han y Phil Parker.

6 comentarios:

  1. Zappa era un universo en sí: demasiado difícil entenderle. Sobre estos artistas, ni idea, Txarls. He de ponerme en serio.

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  2. Vaya que si Alex, menudo personaje inclasificable y excéntrico el amigo Frank, como para entender el significado de sus palabras, madre mía, mejor interpretarlas a gusto de cada cual.
    El tal Gregory Alan Isakov, te puede gustar, es tranquilito pero lo que hace es pegadizo y bastante accesible. Ya le hincarás el diente a ver si te convence.
    Un abrazo, tio!

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  3. ah, muy bien este chico. Es de los de guitarra acústica en ristre y banjo... me gusta.

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  4. Ya tenías controlao a este carpanta u que, pataliebre?
    Me pareció que te podía gustar precisamente por la sencillez de su propuesta, me alegra no haberme equívocado. A ver si voy poniendo más cosicas de este estilo, que lo tengo un poco abandonado por estos lares, pero no para mis oídos, cosa que no tiene ningún sentido, oiga.

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  5. No tenía ni idea de su existencia. Mucho talento hay por ahí. Saludos y buena semana.

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  6. Que bien haberte dado a conocer a este tipo entonces, más sabiendo que te ha gustado. Pasa buena week tú también :)

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