jueves, 14 de abril de 2016

THE ORAL POETS

WE LIVE LONG BUT NOT FOREVER (2016)

Es difícil describir con exactitud la sensación y supongo que no es algo mío sino que le pasa a todo el mundo, pero la cosa es que a veces
encuentro el momento exacto para que mis sentidos conecten con cada nota musical ofrecida por un disco, que despierten y tengan ganas de confraternizar entre ellos para sacar todos los sentimientos que llevo dentro, hacerme volar mentalmente y trasladarme a un estado de completa felicidad, como si el tiempo se detuviera, no sé, creo que nunca encontraré las palabras exactas para describir eso, incluso este texto empieza a tener un perfume a deja-vú que me incita a querer borrarlo y empezar de nuevo porque tal vez lo más adecuado sería hacerlo en el momento que me sucede, pero no suelo tener ocasión y tampoco puedo decir a ciencia cierta si sería capaz de esclarecerlo, sin embargo creo que lo mejor es simplificar y tratar de acercar esos escasos álbumes que hacen que me ponga en plan pseudo-místico, en el sentido más ridículo de la palabra, a través de la escritura, así mareando la perdiz y diciendo cosas cuyo significado no sé ni yo, que soy el que trata de plasmarlas de una forma entendible. La cuestión es que The Oral Poets han vuelto a encogerme el corazón y me lo han revuelto todo, tal y como pasó cuando me llevé al oído sus dos anteriores trabajos, 'Jim Kelly' y 'Everything is drum'. Tenía claro que 'We live long but not forever', no iba a ser una excepción en ese aspecto, pero lo que no esperaba era que me calara tan hondo cuando lo degusté por séptima u octava vez a través de la unión de sonido e imagen, en el momento en que se presentó ante mí el escenario ideal para gozarlo.

Pasó durante los días de Semana Santa, en una tarde de sol radiante, no tengo claro si en Sábado o Domingo, pero lo que importa es que cogí el coche y me llevé a mi madre de copiloto para acercarnos a la vieja casa de la estación en la que ella se crió con mis abuelos y mis tíos, la cual todavía permanece en pie a las afueras del pueblo, aunque ocupada por inmigrantes argelinos que trabajan de jornaleros cogiendo fruta en los campos y siempre que volvemos a nuestras raíces pasamos a echar un ojo con tal de controlar que no haya señales de que se va a derrumbar puesto que la ley dice que si acaba hecha añicos con gente adentro, la responsabilidad cae sobre los herederos (cosas de la justicia). En fin, que me pierdo con las historietas de relleno...total, que en el trayecto hasta allí, por alguna extraña razón, la responsable de traerme al mundo permaneció en silencio y observando el exterior mientras sonaban las dos primeras pistas de este exquisito álbum y eso agudizó mi percepción del mismo, hasta entonces muy favorable pero a partir de ahí de rendición absoluta. Pocas veces una obra me había resultado tan apropiada para un instante y tanto fue así que decidí dejar las lunas del vehículo bajadas y el equipo de música reproduciendo a buen volumen cuando aparqué en el descampado anexo al jardín de la humilde morada, para poder seguir aprovechando esa mágica emoción que produce ser atrapado por los sonidos de los bellos pasajes instrumentales y melódicos del dúo burgalés. Mientras plantábamos unas chumberas con tal de que siguiera prevaleciendo la vida en ese terreno olvidado, el aire acariciaba nuestro sudoroso rostro dando un respiro de frescor que comulgaba a la perfección con el mensaje que transmiten los diez cortes que componen el segundo asalto en formato larga duración de Manu Catalina y Christina Kelly. Después, al acabar la faena y la visita nostálgica, dimos un largo paseo por los caminos anexos, con cuyos alrededores se puede deslumbrar uno viendo la belleza de los melocotoneros y los cerezos floreciendo y dando sus frutos bajo un cielo que aquella tarde poseía el azul más hermoso que mis ojos han visto, repleto de nubes que parecían comestibles...y la música aunque ya había dejado de sonar, seguía acariciando mis sentidos.

Hoy recupero la escucha y mantengo intacto el recuerdo hasta tal punto que puedo decir abiertamente que este es uno de los discos más evocadores que he tenido el honor de paladear. Dan buena cuenta de ello, "Temple Phoenix", con una breve intro con monólogo expuesto con una dulce voz femenina y unos bongos que empujan la pequeña atmósfera generada hacía algo más impetuoso con la entrada de la caja de rimos y una guitarra puntiaguda que en alianza me hace pensar en influencias dispares como Cinerama, The Magnetic Fields y el indie-pop cristalino de origen británico que se hacía en los 90's, un inmejorable arranque que sus escasos dos minutos nos lleva de la lucha a la tristeza y de ahí a la esperanza y el alivio, un auténtico tour de force entre distintos estados de ánimo exteriorizados con los instrumentos empleados para el cometido, "Hanging rock", que tiene la virtud de mostrar ese savoir faire admirable con su estribillo, las teclas de ese entrañable Casiotone (quizá no sea más que un teclado convencional emitiendo un compás pegadizo, pero a mi me encanta pensar que es dicho aparato) y la excelente voz del castellano-leonés, "Raccon prophet", una de esas piezas que ponen la piel de gallina, que despiertan pensamientos escondidos, muy en la onda de "Answering machine" de The Replacements, "Beauty" de The Shivers o "We were made out of lightning" de Right Away, Great Captain!, en el sentido de que es una de esas composiciones donde menos es más, "Ariel's hawkery", una vuelta de tuerca pinklfoydiana en sus primeros devaneos y que después adquiere una tiztineante vena pop de corte clásica, "The orchard thieves", coqueta y simpática tonada donde el bajo dirige el cotarro con batuta firme, y un espiritu twee-pop que puede emparentarse con Belle & Sebastian, The Vaselines o los Architecture In Helsinki del primer disco, "Monterrey sky", veraniega y ligera como una brisa marina, una delicia de adictivo tarareo, "Dance, dance girl", contadictoria en marcha con lo que demanda su titulo, yendo a terrenos más oscuros con una solemnidad abrumadora y un aura nostálgico que encajaría en un proyecto conjunto entre Bill Callahan y Arcade Fire, "We ara Atlantis", que retrocede sobre sus pasos y sigue profundizando en lo explorado por su antecesora, un tema donde brilla la guitarra creando un microcosmos inédito y atrevido que a mi particularmente me fascina, "Villa de los reyes", aromatizada con unas gotas de The Beatles pero con el genuino sello personal de la banda, que aunque lleve poco tiempo en activo ya se puede decir que tiene un sonido propio fácil de identificar, y la sobresaliente "Spring black bird", donde planea la sombra de su querido Conor Oberst, erigiéndose en su "Lula" particular, y en la que colabora su amigo Lucas López, encargándose de la percusión.

Joaquín Sabina, Hombres G, Duncan Dhu, Los Planetas, Death Cab For Cutie, Bright Eyes...nombres que en menor o mayor medida sirvieron de inspiración y aprendizaje en la vida de un músico enamorado sobretodo de la inspiración de la música independiente, alguien que como oyente siempre quiso tener la posibilidad de ser el que un día compusiese sus propias canciones y que quitada ya la espina de un sueño que ha persistido desde su juventud, crea desde la intimidad de su casa con el placer del objetivo cumplido sin más exigencia que disfrutar de ello y además lo hace con la ayuda de su pareja sentimental y la horma de su zapato a la hora de dar color y matiz a estas magnificas gemas. Como dato curioso, cabe decir que el nombre del grupo parte de una reflexión propia sobre que hay mucha gente que tiene un montón de poesía dentro, pero no tiene ninguna intención de ponerla por escrito.

https://theoralpoets.bandcamp.com/

4 comentarios:

  1. Todo un disfrute para los sentidos leerte; las descripciones, la forma de acercar la música a los hechos que conforman el vivir. Otra buena banda que me apunto para seguir. Saludos

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  2. Me sacas los colores una vez más Carlos :)
    Sabes que el respeto y la admiración es mutua, jeje.
    El disco es muy placentero, se escucha de un tirón y sin embargo es una experiencia duradera porque te introduce en su habitat.
    A ver si te gusta, a mi me encanta. Ya me contarás...
    Un abrazo grande!

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  3. Nos hemos quedado sin palabras al leerlo, tu honestidad es la mejor figura retórica. Que nuestra música te haya inspirado de esta manera da por válido el disco entero, tú sí que eres un Oral Poet.

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  4. En estos tiempos en los que tenemos la inmensa fortuna de llegar a casi toda propuesta musical que se precie, pero en los que también pasamos dificultades para conectar con algo que nos emocione de verdad en todos los sentidos debido a la cantidad de sonidos que consumimos y la forma tan fría en la que lo hacemos, es un placer indescriptible saborear cada melodía de este fantástico 'We live long but not forever'. Os ha quedado de lujo.
    Gracias, una vez mas :)

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