lunes, 8 de octubre de 2012

THE SADIES

NEW SEASONS (2007)

Parece que vuelve a instalarse el calor intenso en muchos puntos de la geografía peninsular y con ello me apetece recurrir a sonidos cálidos con los que amenizar las mañanas calurosas que presiden el ambiente. Hoy estamos a treinta grados en esta jornada de resaca futbolística tras el impacto (por desgracia parece que para muchos medios más por el cansino anzuelo del tema político que por el plano deportivo en si) del clásico y tengo puestos en el reproductor a los fantásticos The Sadies, una de las mejores y más respetadas bandas de alt--country del planeta. Que tal vez no sean tan populares como Wilco, The Jayhawks, My Morning Jacket u otros portentos del género, no significa que su importancia esté cercana a sus nombres, solo que lo suyo más bien se trata de una simple cuestión de talento en estado puro a diferencia de lo elaborado de las carreras de estos. Los de Toronto (Ontario) bastan de juntar sus inspiradas mentes y hacer funcionar la maquinaria sin un esfuerzo supremo, pues crean gemas espléndidas sin necesidad de recurrir a estribillos sumamente coreables ni a un pericia técnica enganchadiza. Ellos solo hacen música con el corazón, y eso es más que suficiente para que te atrapen con sus sencillas muestras de country fornido y psicodelia controlada.

En alguna publicación que leí en su día a razón del lanzamiento de este, su sexto álbum de un total de trece (aunque con matices, puesto que igual se tiene que considerar el sexto atendiendo al hecho de que se cuentan también discos donde son mera banda de acompañamiento), decían que si Jon Spencer, Neko Case y Jim White les echaron el ojo, y en su disco en directo reunieron a luminarias como North Mississippi All Stars, los hermanos Robinson de The Black Crowes o RL Burnside, debe ser qué algo tienen estos muchachos y no puedo estar más de acuerdo. Tienen un encanto especial, sus discos son variados y ricos en contenido y su propuesta ha ido evolucionando a pasos agigantados desde que lucieron galas con  'New seasons', que es probable que no sea su mejor trabajo, pero si fue el que de alguna manera marcó el camino a seguir.

 Tras el paréntesis de la banda sonora de 'Tales Of The Rat Fink', todos sus seguidores esperábamos ansiosos su siguiente paso. El listón estaba por las nubes, pero consiguieron igualar sobradamente su marca anterior. Si en el pasado instrumentalmente no había dudas, era en las voces donde surgían los interrogantes y en esta ocasión solventado el problema con un potencial coral y vocal majestuoso, haciendo de las polifonías un arte y de los estribillos pegadizos un espectáculo. Si a eso le sumamos que extendieron su sonido a otros lares con sonoridades ambientales propias de Ennio Morricone, el atractivo fue si cabe aún mayor.  Armonías de la escuela The Byrds, profundidad taciturna, y la fina producción de Gary Louris (alma mater de The Jayhawks) para lograr una elegancia que se les presuponía y que por fin destaparon con la clase del que lleva puesto un frac nuevo de más de mil dólares.

Todo ello implícito en estas doce delicias que vienen precedidas de una simpática intro de simple título ('introduction') que trota veloz al compás de un bluegrass isntrumental, y entre las que podemos destacar "The first inquisition (part 4)", una preciosidad de alma bluesera bien encubierta en su tono setentero y que a ratos recuerda al  "Dark night" de The Blasters, con un tono sobrio y cercano a la inmediatez del garage o de unos The Who en sintonía, "What's left behind", mi favorita del lote por su perfección, pues todo suena en su sitio, en una mezcla de tendencias estilísticas abrumadora, un corte que entusiasmará tanto a clásicos como a modernos del buen country-rock y sucedáneos, trayendo así a bote pronto a los Allman Brothers y a Lynyrd Skynyrd a la memoria (casi nada), una de esas canciones que casi obliga a dar al 'repeat' de tu reproductor para volver a sentir todo su magnetismo, "Sunset to dawn", una dulce y tierna pieza tranquila, de las que algunos llaman 'balada' (no me gusta el apelativo...me recuerda a los años en los que a cualquiera que no escuchaba bakalao en el pueblo, le llamaban 'heavy' y cuando salía a relucir en una conversación el tema música, le decían 'no me gustan mucho esos grupos, pero son los mejores haciendo baladas'...¿?), "Yours to discover", otro contrapunto reposado donde las guitarras suenan tan nítidas como tímidas y las voces relucen en la brumosidad de la desnudez emocional, "Anna Leigh", donde a mí particularmente me recuerdan muchísimo a The Notting Hillbillies, aquel magno proyecto de Mark Knopfler al margen de Dire Straits, pero en una onda más acelerada, aunque quizás la sombra del escocés sea visible ante todo en el registro de su vocalista, muy similar al suyo en esta ocasión, "The trial", más luz y resplandor en un viaje imaginario por las carreteras anexas al Grand Canyon o al desierto de Mojave, con una base instrumental magnifica que hace comprender porque su paisana pelirroja, Neko Case, puso sus ojos y oídos en ellos a la hora de elegirlos como banda de apoyo en el pasado, "My heart of the wood", gigantesca, preciosa, una canción dotadísima de todos los ingredientes semi-épicos del género, una de las mejores de su carrera diría incluso, y es que esas atmósferas de fondo resultan irresistibles, "Never again", que nos lleva a fantasear con una de esas ferias con orquesta de las películas ambientadas en Alabama, en las que los tipos que van rigurosamente vestidos de vaqueros, sacan a las muchachas solteras a bailar para tratar de cortejarlas, un tema donde el banjo hace acto de presencia para dar un enfoque más arraigado a la tradición americana si cabe, y "The last inquisition (part 5)", que hace crujir los cimientos en su condición de pista de clausura, cabalgando a lomos del rock garagero de altos vuelos, como si fueran unos The Ponys en deuda con sus orígenes.

Un álbum redondo para un grupo que se ha hecho un lugar en el panorama a base de actitud y saber dar los pasos adecuados, desde sus colaboraciones con Jon Spencer en su proyecto Heavy Trash, con la antes mentada Neko Case, John Doe, Jon Langford, Andre Williams y The Tragically Hip, a crear el colectivo The Unintended junto a Greg Keelor de Blue Rodeo y Rick White de Eric's Trip y Elevator, pasando por girar por medio mundo junto al gran Will Johnson de Centro-Matic y apoyar en vivo a Neil Young en alguna ocasión. Tras esas buenas decisiones, labrarse una reputación y empezar a crear un estupendo material propio fue fácil. Los hermanos Dallas y Travis  Good (de casta le viene a los galgos, porque son hijos y sobrinos de los miembros de la reputada banda canadiense The Good Brothers), Sean Dean y Mike Bielitsky (que antes fue batería de Pernice Brothers, Jellyfishbabes y Jale) son los componentes fijos de The Sadies desde su creación a finales de los 90's.

8 comentarios:

  1. Ejem... ¿que pasa , que los que no somos putos no sentimos el calor? , bueno yo lo soy un poco , por eso debe ser que casi me derrito cambiando hoy a mi hijo en la poscina.

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  2. Jajaja. Eso iba a decir yo... Digo, coño! un taco en un post de Txarls! Falsa alarma. Un abrozo!!

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  3. Una de las mejores bandas actualmente, no tienen desperdicio, para hundirse en su trabajos y pasarlo en grande, no requieren de ningún esfuerzo intelectual o racional, su música te atrapa a la primera, son muy buenos. Su concierto del año pasado en la Sidecar es de ese ese grupo de conciertos a los que me duele no poder asistir (este año ya llevo varias pérdidas), pero no pudo ser (dejando de lado que la sala Sidecar, como ya sabes, es de lo peorcito de la ciudad).

    En fin si la Neko se los llevó de gira 'no hase falta desir nada más'.

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  4. jajajajajajaa!! madre mía bboyz, no sabes lo que me costó descifrar tu comentario, de hecho no lo hice puesto que 'mi pobre granaina' lo hizo por mi, porque macho, ni me había dado cuenta de la errata! que risas al verla, porque joder, es que encaja a la perfección, estoy por dejarla así y saltarme mi código anti-palabratoril :D

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  5. Ni hablar del peluquín, Silencekid, nada de tacos! jaja, vaya tela si le habéis sacado jugo a ese 'putos', jajaja. También he de decir que me he ecahdo unas risas con ese par palabrejos-réplicas que os habéis sacado de la manga (poscina-abrozo). Jugones!!!

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  6. La primera parte de lo que dices, Joaquim, me da ganas de cogerla, borrar parte de la entrada y ponerla en su lugar, porque define a las mil maravillas lo que logran The Sadies con su música. Nada de aspavientos ni trucos de artificio, solo sencillez y gancho emocional insconsciente. Son un lujo.
    No comprendo como pueden venir a actuar aquí y que les encasqueten el Sidecar, me parece deleznable poner a una banda de esta calidad en un antro de acústica ínfame como ese.
    Que ojo tiene nuestra pelirroja favorita eh? la frase de Bernardo Schuster da mucho juego siempre, jeje.

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  7. Estoy de acuerdo con Joaquim, estos tipos en directo son la polla. El año pasado tuve el placer de verles 2 veces, en el Turborrock de Benidorm (geniales) y en Valencia (sublimes)... eso y que su último disco en colaboración con André Williams es una gozada...

    A sus pinrreles monsieur...

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  8. Hombre Don Sulo Resmes, que gran alegría tu visita!
    Menuda colección de buenos se han juntado en esta entrada en su sección de comentarios :D
    Envidia de la sana pues aún no les he visto y entre los dos me ponéis los dientes largos, jeje.
    Pienso que es un grupo que debería de tener una mayor legión de seguidores, es una pena que no estén más valorados.
    El disco con Andre Williams es buenísimo, de hecho a veces parece que rayen a mayor altura como escuderos, aunque sus discos propios son una maravilla.

    Yo a los suyos buen señor!

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