martes, 18 de diciembre de 2012

CASCADEUR

THE HUMAN OCTOPUS (2011)

La timidez es algo que me ha llamado la atención desde que tengo uso de razón, supongo en parte que por lo ajena que la veo a mi forma de ser, pues soy una persona que destaca por ser un gran bufón, sin sentido alguno del ridículo ni atisbo mínimo de vergüenza, de hecho soy de ese tipo de charlatanes que no pueden evitar tratar de animar cualquier evento a base de decir sandeces y hacer payasadas, dicho sea de paso sin provocar iras ni malas caras la mayor de las veces, sino más bien todo lo contrario, aunque tal vez también porque en esas circunstancias se puede aprovechar el efecto que da llevar dos copas de más (en los cuerpos de las compañías me refiero) y lo que incita eso a dejarse arrastrar. Describir esta dudosa faceta mía puede llevar al equívoco de hacer pensar que lo digo en un acto total de pretenciosidad, pues hablar de uno mismo suele ser bastante feo si se hace en términos de auto-halago, pero no es el caso, porque con esto no quiero decir en ningún momento que esa condición mía sea digna de elogio, sino más bien al revés, y además solo me sirve como pie a lo que quiero reflexionar, que no es otra cosa que la actitud introvertida. Me resulta interesante ver como muchos de mis  mejores amigos se definen a sí mismos como cortados o de poco dados a relacionarse y sin embargo, de la misma manera que les puede dar reparo hacer un discurso en público, ser el centro de atención tras una caída en la calle o serlo igualmente pero con distinta reacción ajena, en una comida o cena de empresa u ociosa, cuando rompen el hielo o cogen confianza son más dicharacheros que el más pintado de los extrovertidos, pero todavía me sorprende más que tengan un Don tan grande como la creación artística y pasen verdadero pánico a la hora de mostrarse ante un elevado número de personas. Varios de ellos, han pasado muchas dificultades hasta poder superar esa barrera, pero actualmente tocan en directo, exponen sus pinturas con ellos presentes o firman ejemplares literarios, según sea el caso de cada cual. En definitiva, lo que me apetece comentar hoy es que veo muchos casos similares a esa gente que conozco de cerca y muchos de ellos los percibo en la música, con el punto común de que todo tiene su etapa y poco a poco se superan los miedos confiando en el producto que se defiende seas como seas de prudente. Pero ojo! que en general eso se suele interpretar como una maniobra de marketing, ya que también eso hace que las masas, ávidas de algo innovador estéticamente hablando, se fijen más rápidamente, empujados también por el morbo de averiguar algún día quien se esconde detrás de esa tapadera indumentaria.

Lo digo por los muchos ejemplos que se han dado a lo largo de la historia, por gente como Slipknot, que empezaron en este mundillo cubiertos por unas monstruosas máscaras, escondiendo su identidad y sus rostros para unos años más tarde, mostrarse al natural en sus proyectos paralelos, Stone Sour y Murderdolls o los míticos Kiss, que estuvieron muchos años relacionados con su puesta en escena, pero también por otros que todavía es para muchos una incógnita su aspecto real, como son Los Tiki Phantoms, con sus esqueléticos disfraces, Daft Punk y sus trajes espaciales,el virtuoso guitarrista Buckethead, con su inexpresiva careta blanca y su cubeta de doce piezas de pollo (de esas que sirven en una conocida cadena americana de restaurantes de comida rápida) y yendo algo más atrás en el tiempo, los inclasificables Gwar, que casi no sabría ni decir en que consistía su atuendo, al igual que los metaleros Lordi, que tampoco se desprenden nunca de su riguroso maquillaje. Otro que se añade a la lista en representación de esta nueva década es el que va a ser protagonista de la entrada de esta noche, el genio de Metz (Francia), Cascadeur.

Este muchacho de descendencia italiana, cuyos padres eran músicos y que deja claro que de casta le viene al galgo, sacó el año pasado de su chistera un trabajo espectacular al que sumó un halo de misterio en la distribución y actuaciones de presentación del mismo, porque creó un personaje para la ocasión, como una especie de alter-ego que se distingue por combinar un mono de motorista con un casco blanco adornado con una estrella roja, y una máscara de luchador negra que oculta por completo su rostro en los directos (que no en la imágenes de promoción del álbum). Pero poco o nada importa esa anécdota cuando escuchas su música. Con tres discos en su cuenta particular, grabados de forma amateur, recientemente su nombre ha empezado a sonar con fuerza a raíz de este teórico debut, y digo teórico porque es en realidad una ópera prima si tenemos en cuenta que las canciones que lo componen están rescatadas de sus anteriores obras autoproducidas.

Piezas preciosas que flotan en delicadas orquestaciones, folk y pop barroco pero con un ostensible tinte clásico y una voz genuina cuyo timbre ha sido comparado con el de Antony Hegarty, líder de Antony & The Johnsons, uno de los muchos artistas que se citaron en los medios a la hora de buscar referencias similares. Radiohead (incluso lo poco que se ve de su cara en la foto que he puesto al lado de la portada del disco, recuerda a las facciones de Thom Yorke), Nina Simone, Jay Jay Johanson, James Blake...son otros nombres a los que se acudía para ubicarlo en algún sentido sonoro y si analizamos la diferencia estilísticas que hay entre cada uno de ellos, podemos imaginar que este chico no suena a nada concreto, tiene algo especial y no pone fácil la tarea de etiquetar su propuesta. A título personal me viene los nombres de The Cinematic Orchestra y Chris Garneu, pero también Polnareff, Yann Tiersen y otros ilustres de la chanson francesa. Lo mejor que se puede hacer es sacar conclusiones propias, simplemente dar al play, relajarse en un sofá lo más cómodo posible, dejar la mente en blanco, mirar al tendido y permitir que las notas y textos de 'The human octopus', penetren en nuestro interior y creen ilusiones y esperanzas renovadoras con las que sentirnos a gusto durante la escucha. Estaremos felices un buen rato con la conciliadora magia de cortes tan exquisitos como "Into the wild", melancólica, temperamental al mismo tiempo, con un nervio templado, que quiere asomar la cabeza entre las dunas de la cordialidad, yendo hacía lo salvaje como su propio título indica pero parando a admirar el paisaje, en parada y fonda coral, aprendiendo de cada experiencia vivida en el camino, "Walker", algo más tiesa, autosuficiente, en algún lugar entre Radical Face y Oren Lavie, capaz de emocionar al ser humano más rudo y después consolar su decepción por haber claudicado al sentimiento, con un leve arrebato eléctrico que adorna con un saxo piscodélico que bien podría encajar en el universo Pink Floyd tanto por el instrumento de viento como el de seis cuerdas (notable acercamiento a la manera de tocar de David Gilmour), "Waitin", haciendo gala de su destreza al piano en una canción de pulso inquieto, estirando su timbre vocal hasta el lamento comedido, con un ritmo de finalidad tribal, "Meaning", mi favorita del álbum sin tener nada especial salvo su facilidad para conmover desde la más lustrosa divinidad, acariciando las teclas con tanta ternura que parece querer hacerlas pasar a la eternidad en beneficio de lo inolvidable y un pizzicato en el núcleo del corte que abrumaría al mismísimo Owen Pallett (antes conocido como Final Fantasy) todo ellos cuidado con mimo y elevado a la perfección con unos coros épicos nada pedantes, "Bye bye", que busca el resplandor desde el primer segundo con esas risas femeninas y ese murmullo adolescente que acompaña su melodía, un caramelo para el buen amante del pop, un texto que es pura poesía urbana, ahondando en la pérdida y la sensación balsámica y curativa que produce apreciar la música, "Memories", mayor dosis de carnaza afectiva, reflejada en esa ambientación celestial sobre la que navega, "Higway", lo que harían Muse en la actualidad de no haberse pasado de vueltas por completo, una joya espectral y fantasmagórica (en el buen sentida) que se sustenta en los ecos sonoros, y "Meaning (choral version), relectura de la segunda pista interpretado a fuego lento con las angelicales voces de The Four French Girls. Magistral.

Alexandre Longo, este talento en ciernes que publica bajo el alias Cascadeur, estuvo ayudado en el estudio por el arreglista y compositor Rémy Galichet, que se encargó de dar forma a toda sección de cuerda presente a lo largo y ancho de esta obra, y Phil Delire que fue quién las acabó de pulir. Me habló de él por primera vez mi chica, mi idolatrada Sra.Esmiz, para la que no existen  suficientes palabras halagadoras para agradecerle que siempre me abastezca de buenos discos, y me cuide y mime como lo hace, así que solo puedo dedicarle esta entrada desde la más profunda admiración y querencia, con la ilusión de que sea de su agrado.


6 comentarios:

  1. Este disco lo consegui el año pasado porque en algun lado ponia que era de lo mejor del 2011...y bien, no esta mal pero acaba haciendose un pelín largo. Lo mas destacable la voz, increible.

    por cierto te animas a ver Meat Puppets (unos clasicos como pocos)en Sidecar? yo iré seguramente si no me quedo sin entrada, aunque es un poco caro sobre los 20 euros anda la broma...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Ando dándole vueltas al tema desde que me lo dijeron una pareja de amigos, porque además Meat Puppets me gustan bastante, creo que tengo todo lo que han publicado hasta ahora además, así que toquen lo que toquen me gustará, jaja, pero...puto Sidecar!! que mal suena, que miedo me da, fijate que eso me tira para atrás, todo lo que he visto ahí ha sonado de rayos y no sé si atreverme, porque además cada vez soy más cascarrabias e igual solo guardo recuerdo de queja tras haberlos visto (debe ser la edad, jeje). Ya parece que no baja nada de esas cifras económicamente hablando ni aunque el directo se de en un local de sonido ínfame. A ver si me animo y me dejo de pamplinas que ya me arrepentí mucho de lo de Blind Melon, tú ya sabes :P

    Sobre Cascadeur, lo cierto es que hoy escuchaba el disco después de un tiempo sin hacerlo y me iba acordando de todos los parones y arranques, esos momentos tontos que tenemos de hacer como que tocamos la batería o que movemos el pie al compás, así que viendo que atinaba, me debió de gustar mucho en su momento, vamos, no tengo duda de ello, jeje, pero si que he tenido la sensación al comentar las canciones de que era algo largo, es curioso, incluso me atrevería a decir que hay algún momento en que se me hace ligeramente monótono, sobretodo en su parte final. No obstante me parece un muy buen disco, distinto a lo demás, y la voz, como tú bien dices es extraordinaria.

    Lo dicho, a ver si finalmente voy a Meat Puppets, que nos echaremos un cervezón con motivo de la ocasión :D
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Mira que te dije vente a Blind Melon que es una ocasión unica en la vida!! No te pienso contar detalles pero para mi fue maravilloso jeje. Y Meat Puppets no soy tan adorador, pero los tengo muy bien considerados y reconozco que vuelven a ser otra oportunidad unica para verlos, ademas es la primera vez que vienen a España con 30 años de carrera, asi que imaginate...Como bien dices PUTO SIDECAR ese antro me da miedo meterme, es una trampa para ratas.

    ResponderEliminar
  4. :) Me ha gustado mucho la manera en que describes la huella que te ha hecho Cascadeur.

    A mi me impresionó ver en youtube un fragmento de su puesta en escena, ha de ser maravilloso verlo en vivo y de hecho prefiero más disfrutarlo frente al piano que escuchar el álbum.

    Lo identifico como una sombra que florece con una tenue luz, pues ahí es cuando aún más se puede acercar a abrazar sin prisas, sin escapes a la emoción... Su forma de cantar es emotiva pues viene desde dentro, me da dulzura y florece en la desolación, en la confusión, te hace enjuagar un poco los ojos, y plantearte el cómo es que está tan lejos jaja y no tienes la oportunidad de verlo en directo.

    Coincido que tiene similitud con Antony, pues ambos son intérpretes del ingenio, transmiten tanto que se meten en tu piel y Cascadeur con su máscara hace que uno mismo se despoje de la suya.

    Besos, hermoso!

    ResponderEliminar
  5. Calla, calla, golfo, que envidia sana me dio tu crónica del blog, jaja, tendría que haber ido, que melón, me tiró para atrás chuparme dos días de concierto, ya ves tú que 'problema'!
    a última hora decidiré si voy a Meat Puppets, es que la sala...bueno, lo dicho antes, vamos, que es infernal.
    De todos modos, tengo la esperanza de que tanto estos como Blind Melon, volverán, ni que sea en algún Primavera Sound.

    ResponderEliminar
  6. Cascadeur me ha dejado una huella imborrable como todo lo que tú me bridas y compartes, porque cada piedra que pones para construir lo que tenemos es más preciada.
    Da gusto leer como te expersas cuando algo te llega al alma y está claro que la música del galo te cala hondo.
    Yo también quedé fascinado al ver aquel vídeo que me pasaste de él cuando me lo adjuntaste junto al disco. Su puesta en escena tiene un magnetismo visual embriagador e imagino que apreciarlo acudiendo en persona a uno de sus directos ha de ser inolvidable. Ojalá algún día tengamos ocasión de vivir la experiencia cogidos de la mano ;)
    Lo que describes como sensación de lo que te produce su música es exquisito, ya sabes que creo que tienes un don para manifestar tus impresiones, porque mucho que seas una criatura sumamente humilde y nunca me des la razón, jaja.
    Pero por encima de todo, el último párrafo, esa genial metáfora de las máscaras es magistral. Que gran manera de definir la honestidad y la desnudez emocional.
    A sus pies alteza.
    I love you un huevo :D

    ResponderEliminar