martes, 9 de abril de 2013

ALEXANDER

ALEXANDER  (2011)

Por fin se divisa por mi ventana un sol de justicia, que ganas tenía ya de ver al Lorenzo a pleno rendimiento tras estas semanas de cielo tristón, y que felicidad porque ya reluce la Primavera que la sangre altera, bravo por tan magno acontecimiento, si señor. Estoy animado, seguro que lo habéis notado, que bien me sientan el calor a la luz, madre mía, pero es que además he ido al doctor por la mañana a primera hora tras levantarme a duras penas y arrastrarme hasta la cocina para prepararme el desayuno y no sé si los cereales con los que he acompañado el vaso de leche llevaban gingseng o algo por el estilo, pero me encuentro pletórico, con muchas energías, lo que nunca hubiera imaginado tras dormir poco más de tres horas, aunque al mismo tiempo me hago a la idea de que a media tarde me caeré de sueño porque vendrá el lógico bajón. El caso es que me han quitado unos tapones (uno por cada oído) que me provocaron algunos dolores hace unas semanas, algo que por lo que me cuentan suele ser común para los que viven en ciudad reinada por la contaminación, los que trabajan en algo que implica soportar la tortura sonora de máquinas gigantescas y los que abusan del uso de auriculares para escuchar música a un volumen alto, tres posibles razones que entran dentro de la sensatez y que posiblemente debería asumir como fáciles de achacar en mi persona, a pesar de que tengo dudas sobre si la tercera me afecta, salvo cuando está relacionada con la segunda (en el tajo para tapar el estruendo de la plancha, pongo los discos en el mp3 casi a tope).

En fin, que en estos momentos siento que se han abierto al mundo todos mis sentidos, sobretodo el del oído, pues tengo el pabellón auditivo tan despejado que creo que si me concentro puedo oír incluso mejor que las señoras de mi pueblo con mayor fama de cotillas profesionales, esas que tan capaces son de escuchar cualquier exclusiva en cinco kilometros a la redonda, y ante ese cúmulo de buenas vibraciones como resistirse a ese renovado estado de ánimo y a este panorama climático sin poner por aquí un disco animado, vital, saludable, de encanto infinito explorado por sonrisas de oreja a oreja que asoman cada vez que suena una nota alegre o una colorida melodía facilona pero cautivadora.

El elegido, este primoroso debut del vocalista de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros e Ima Robot, bajo su nombre completo de pila y titulado de forma homónima. Un debut sobresaliente en que aparte de desprenderse de su pseudónimo y desnudar su alma, muestra una deliciosa colección de canciones compuestas durante una de las gira que hizo con su banda. Temas que poseen la peculiaridad de estar realizados bajo una total ausencia de prejuicios y ataduras estilísticas, lo cual ha provocado que supere incluso lo ofrecido hasta la fecha con su grupo, al menos en algunos aspectos, pues aquí, dentro de una orientación menos recargada de épica hippie, ofrece un contrapunto que queda perfecto como acompañamiento a la escucha de cualquiera de las obras del popular y numeroso combo (en total son diez miembros los que componen 'Los ceros magnéticos', su compañía inseparable). Nos  podemos encontrar de todo y bueno en este disco, reinando sobre todas las cosas sus influencias añejas en una especie de deuda con lo que ha escuchado desde crío.

Llegó a mi manos este álbum gracias (como no) a mi niña de las diademas, que aprecia mucho estas canciones, así que de algún modo, hoy a diferencia de ayer, voy sobre seguro, pues se que le gustará leer esta entrada y que se la dedique. Y es que ella tiene muy buen gusto como digo siempre, pero el bueno de Alex Ebert nos regaló un disco que es una maravilla, que tiene un poder de comunión incomparable y que anima hasta al tipo más serio que podamos imaginar. Lo consigue a base de buenas piezas como "Let's win", esa simpática apertura repleta de trote acústico y bellas polifonías que deja a las claras su querencia folk de plena festividad, "Awake my body", ese vacilón cuento de tintes africanos con el que me resulta irremediable no pensar en la banda sonora de 'Banana Joe', una película italiana protagonizada por uno de mis dos ídolos de infancia Bud Spencer (el otro que tenia y tengo todavía, porque nunca he admirado hasta la devoción a nadie que no sea alguien conocido, era Terence Hill, su habitual compañero de correrías, que sin embargo no aparecía en este filme), una canción tan alegre como las que se podían escuchar en esa producción de principios de los 80's (para muestra un botón), "Truth", cuya melodía silbada podría provocar la envidia de Andrew Bird, un corte dócil y sensible que hace inevitable la tarea de acompañarlo en un tarareo prolongado y en cuyo estribillo también se hace palpable que nuestro héroe del post de hoy tiene una relación especial con toda sonoridad surgida del continente negro, "In the twilight", cien por cien deudora del Paul Simon de más rítmico el que encontraríamos en un término medio entre sus famosas creaciones junto a Art Garfunkel y el que grabó en solitario el genial 'Graceland', "Bad bad love", en la que la batería golpea de un modo que nos traslada a los años cincuenta y con una coralidad preciosista sin necesidad alguna de cuidados artificiales, una fantástica pista que permanece en el ambiente aún después de haber pasado su reproducción, y que bien podrían haber escrito The Felice Brothers mano a mano con Bob Dylan (hay un momento que la voz se asemeja mucho a la de de Duluth (Minnesota) y facilita la comparación), "Old friend", donde el registro se acerca más a una mezcla entre Matt Berninger de The National y Willie Nelson, una pequeña muestra de solemnidad folkie con una percusión recia que apoarece en los momentos adecuados marcando a la perfección los tiempo para que destaque sobretodo la voz de Ebert y su idea de crear un clima pasional, "A million years", estupenda revisitación a la música contestataria de los 70's con Cat Stevens como mayor referente a la hora de asociarla con dicha época, espíritu libertario por los cuatro costados sin que le haga falta acompañarla de un texto comprometido, "Glimpses", descomunal balada soul a lo Sam Cooke, que acaba por conquistar las almas de los abiertos de miras y de los nostálgicos porque cuando suena ese bajo profundo que lo cubre todo de nocturnidad a mitad de su recorrido, nos viene el nombre de 'Twin Peaks' y aquella majestuosa canción de Julee Cruise que le ponía sonido a sus créditos. Este disco es una barbaridad. No hace falta que se valore su calidad, solo su sentimiento, y aquí lo hay, vaya que si lo hay. Grande Alex!

Alexander Michael Tahquitz Ebert, nacido en Los Angeles (California) hace treinta y cuatro años e hijo de un psicoanalista y una actriz, creció escuchando discos en casa por cuenta de su padre, de gente como Johnny Cash, Patsy Cline, Luciano Pavarotti, Beethoven y los artistas que he ido nombrando como fuente de inspiración a lo largo y ancho de este escrito, pero lo que más le marcó fue el material que le compartía una profesora sudafricana que tuvo en la escuela elemental, algo que se nota mucho en cada rincón de este 'Alexander'.

2 comentarios:

  1. No sé si puedo decir que es uno de mis discos favoritos, pero... lo que si es que me apasiona y tiene dos temas que me enloquecen y por lo menos Truth es una canción que no puedo escuchar sólo una vez.

    Y no he sentido tanta magia como la de Alexander en un escenario, se entrega al máximo. (Claro, no tengo experiencia de ver a músicos en vivo, pero él es para sorprender al más experimentado)

    Me alegra sobremanera que hayas elegido este debut como parte de tus estados de ánimo. :)

    Y... tengo un problema mmm por un lado quiero matar a esos cereales del desayuno porque yo solamente te pongo pletórico... pero por el otro les voy a agradecer por tratarte bien jaja.

    mua!

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  2. Y te gusta más que los discos de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros? buen apregunta eh? jaja.

    'Truth' es una maravilla, posiblemente la mejor del disco.

    Ya sabes que me provoca mucha envidia sana el que me recuerdes que los viste en directo, lo que hubiera pagado yo por estar ahí conitgo disfrutando de aquel concierto. Por cierto, todo lo que has visto en vivo ha sido de mucha calidad, así que tienes experiencia, claro que si, porque además seleccionas muy bien lo que vas a ver, no como yo, que muchas veces he visto cosas que ni fu ni fa :P

    Los cereales ya fueron sido castigados, Yacen sus restos en el fondo de mi estómago, jaja, no es necesario que los mates que ya me los comí. Lo del agradecimineto pues nada, con que les mandes una corona de flores, basta...aunque no me la voy a tragar para que la tengan cerca eh!

    Um beijo!

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