sábado, 19 de octubre de 2013

STILL LIFE STILL


GIRLS COME TOO (2009)

Llega el fin de semana y con ello se renuevan mis ganas de volver a dar la murga sobre una banda procedente de ese país con el que mantengo un idilio eterno, musicalmente hablando: Canadá. No os preocupéis que esta vez no voy a ser tan plasta como para volver a escribir la letra del himno de esa noble patria norteamericana como hice la última vez que escribí sobre una banda de dicha procedencia, ni voy a citar a todos los grupos que adoro de allí, y al menos voy a intentar destacar las virtudes de esta formación de el humilde municipio de East York, situado en Toronto (Ontario) sin caer en la comparación odiosa con sus compatriotas, a excepción de Broken Social Scene, con los que tienen tantos puntos en común en algunas fases de sus composiciones que resulta obvio tener que hacerles  mención. De hecho el vocalista del ilustre colectivo, Kevin Drew, es el principal avalador de este cuarteto y además el productor de este disco que supuso su debut en formato de larga duración. Contemplar la luz de un soleado Sábado de Octubre y comprobar que todavía se alarga el calor, me ha animado a llevarme su ópera prima de nuevo al paladar y disfrutar un poco más de sus virtudes, ya que todavía no lo había escuchado en profundidad y mi juicio podía aún podía ser coaccionado por la emoción de las primeras audiciones. Después de todo, tan solo hace un mes que me hice eco de la existencia de Still Life Still, gracias a la adqusición de su último trabajo 'Morning trance', facilitada por mi querida Sra.Esmiz, que tuvo el buen hacer de recoméndarmelo y servírmelo en bandeja de plata, y desde que entré en su peculiar universo sonoro no había sacado tiempo para darles cancha a tope, aunque he de decir que también el haberlos dejado pendientes, responde a mi manía de no masacrar los discos que me gustan hasta la extenuación.

Quizás suene algo raro, y no sé si lo he explicado por estos lares alguna vez, pero tengo por costumbre no masacrar los discos que me entusiasman a la primera impresión. Supongo que cada uno tenemos nuestras fobias respecto a la manera de degustar música, y esta junto a la de no escuchar absolutamente nada durante días del grupo que voy a ver antes de un concierto, son mis dos extravagancias más neuróticas, porque además lo cumplo religiosamente, así que puedo decir con esto que si tuviera que hacer una lista de las diez obras que más me gustan, casi con total probabilidad diría que ninguna de ellas, ha sonado más de una veintena de veces y de paso afirmar que cuando recibo algo nuevo de mi agrado, si me encanta, pues poco lo pondré, porque con eso cada vez que lo oiga será una experiencia revitalizante. Con estos muchachos no ha sido una excepción, pero bien podría haber roto la norma y haberme pasado un día entero gozando de sus dos largos sin tregua alguna, porque además son dos historias bien distintas. Si este 'Girls come too' es todo un glosario de electricidad y nervio indie-rock con denominación de origen, su más reciente lanzamiento es fascinante, un fabuloso viaje en el que miran por la ventana los paisajes más lustrosos del dream-pop, el shoegaze y la electrónica más accesible, esa que se alimenta solo de componentes orgánicos. Exaltación contra serenidad, eso proponen en sus dos referencias, y aunque la última me parece una preciosidad digna de entrar entre lo mejor de lo que llevamos de año, en este preciso instante prefiero centrarme en sus comienzos.

Fundados a finales del pasado siglo, el quinteto se conoció en edad infantil en el vecindario de Danforth, cuando todavía cursaban estudios de secundaria, y desde entonces han mantenido su amistad infranqueable metiendo horas a su pasatiempo favorito, que no ha sido otro que hacer ensayar, grabar, y tocar en directo. Pronto vieron que su propuesta tenía margen de mejora y un prometedor futuro ante sí, así que se buscaron las abichuelas a base de tocar en distintos recintos del núcleo urbano de su ciudad y de la periferia de la misma. Llamaron a las puertas del sello local Arts & Crafts y en pocas semanas ya se les había introducido en un estudio para concebir su primera labor discográfica, el Ep 'Pastel', con el mentando Drew y Martin Davis Kinack (conocido por su labor tras los mandos para BSS, Hayden y Sarah Harmer). La unión fue muy fructífera y se repitió en esta maravilla que trajo consigo el salto del grupo, que para su presentación se embarcó en sendas giras teloneando a The Most Serene Republic y The Hold Steady. Cuatro años han tardado en dar continuidad a este primer pero la calidad de lo que encontramos aquí fue suficiente placebo para amansar a sus seguidores.

Buena prueba de ello son canciones como "Danse cave", efervescente inicio que a lanza destellos de eclecticidad seductora en la línea de Apostle Of Hustle, con una malodía alegre que progresa sobre la marcha al son de una batería de ejecución lo-fi, "Flowers on a breath", excelente pieza que cubre sus deseos con una gigantesca lona de acordes y riffs atmosféricos que rozan la épica, "Kid", un corte que parece un descarte de Kc Accidental, una resplandeciente muestra de dulzura, envuelta en preciosos arreglos semi-acústicos y con unas estrofas aterciopeladas que saben a gloria, "Lite-bright lawns", la más fiera del lote, con una maraña de distorsión que destaca sobremanera sobre los demás efectos que componen esta breve pieza que apenas alcanza el minuto y medio de duración, "Pastel", mi favorita del repertorio aunque a decir verdad es difícil elegir una, pues todo rinde a un nivel parecido dominando el cotarro en conjunto, una canción acelerada y exultante, "Planets", con unos primeros devaneos que tontean con la psicodelia, desembocando en un gustoso tratado pop de guitarras sugerentes animado por artificios vocales extraños, "Knives in cartoons", más carnaza rockera de inmediatez altruista en algún lugar entre Wolf Parade y Sebastien Grangier & The Mountains, "T-shirts", que narra sus experiencias adolescentes de fluídos corporales y relaciones torpes con las chicas entre otras cosas que le dan un enfoque juvenil a una instrumentación y una rítmica ya de por si afín a esa etapa existencial, y "Wild bees", satisfactoria calma que supera la docena de minutos y que despide un trabajo sobresaliente.

Aaron Romaniuk, Eric Young, Derek Paulin, Brendon Saarine y Josh Romaniuk son Still Life Still. Por cierto...ahora que repaso la entrada a ojo de buen cubero...menos mal que he dicho que no iba a compararlos con ninguno de sus paisanso coetáneos!






2 comentarios:

  1. Eres mi contreritas jajaja... Conocí a un señor hace mucho tiempo que le gustaban hasta la barbaridad los tacos al pastor siempre que los comía no se permitía comer más de 2... a mi se me hacía raro, por que lo normal es comerse mil jaja si es que te gustan mucho... pero no, y dio la explicación que ya que le gustaban bastante no se podía permitir comer mucho más de eso para que en otra ocasión pudiera comerlos con muchas ganas.

    Es parecido a lo que haces con los discos, yo es que soy del mundo de los mortales, no me puedo permitir no comer tantos tacos al pastor como se me antoje y lo mismo que si un disco me gana lo escucho hasta hartar a mis auriculares, pues claro, si algo me gusta no creo que me llegue a fastidiar, no recuerdo si ya me ha pasado :/... el caso es que admiro ese control que tienes referente a no machacar los discos, o lo de los conciertos por ejemplo... que otras personas podrían oír a la banda en cuestión, para saber corear las canciones durante el show o después del evento ponerselos dias enteros y seguir hablando de ellos hasta hartar al vecino jaja que eso si se me hace un poquito "friki"... pero vamos que cada quien lo toma como quiere, todo está bien jajaja ahh oye cariño! te gusto mucho? si?... ok... entonces MACHACAME a diario, porque tu ya estás más que machacado por mi jajaja, guapo!!! muchos abrazos de pulpo! mua!

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  2. Siempre he querido preguntarte que es 'Contreritas', jaja, ya me lo acalararás esta noche, a ver si no se nos olvida....
    Ese señor era un tipo curioso, sin duda, lo cierto es que le llamaría maniático o insensato, pero entonces estaría tirando piedras contra mi propio tejado, jajaja. Como bien sabes, yo estas manías las tengo solo con la música, porque si hablamos de tacos al pastor ya que has sacado el tema a colación, puedes dar fe siendo algo que me pirra, no me privo de comérmelos, aunque para meterme el quinto entre pecho y espalda tuve que desabrocharme el botón del pantalón, jajaja. Pero vamos, entiendo perfectamente a ese buen hombre. Seguro que luego cuando comía ese manjar, lo saboreaba al máximo, como me pasa a mi con los discos, que en las pocas escuchas que les doy a los que me encantan, voy descubriendo nuevas sensaciones a cada vez.

    De todos modos creo que esta manía la tengo por culpa de las fm's comerciales, porque cuando empezaba a trabajar, tenían la radio puesta todo el día y las pocas canciones que ponían de grupos que me gustaban, las hacían sonar tantas veces, que acaba detestándolas, porque inevitablemente las asociaba a esos momentos.
    No sé, son rarezas mías, imagino que todos tenemos alguna. He decir que tampoco es muy normal que cuando compre un cd, esté un rato oliendo el librillo donde vienen letras, créditos, portada y contraportada, pero eso es harina de otro costal :P

    Te machacaré a besos y abrazos, mi primor, claro que si, pero...antes me vas a explicar que es eso de 'yo que soy del mundo de los mortales'....me estás llamando marciano!!! :O muy bien muy bien, muy bonito, decirle esto a tu chico, uhhhhhh :D
    Muchas gracias por dar vida a estos posts y a este blog con tus bellos comentarios. No sé que sería de este espacio sin ti, probablemente estaría abandonado hace tiempo.
    Besos de vaca y abrazos del oso con salto inmediato a la cama!

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