viernes, 1 de abril de 2016

HAWKWIND

HALL OF THE MOUNTAIN GRILL (1974)

Tengo dos razones de peso para dedicar la entrada de hoy a este incombustible grupo de la popular carretera de Landbroke Grove situada en el distrito de Kensington y Chelsea de la ciudad de Londres (Inglaterra). La primera es que hace muchísimo que no dedico espacio a una formación clásica de épocas pretéritas y la segunda y no por ello menos importante es que ante la duda sobre a que brindar unas líneas, me ha dado por indagar a ver cual era la banda a la que mas veces había citado en el blog sin haber posteado nada de ella, y esta ha sido, junto a Black Sabbath, la que se ha llevado el gato al agua en este aspecto. Eso es un claro indicar de que es una influencia para muchos y su música debe ser tenida en cuenta junto a otros nombres a los que se suele recurrir como imprescindibles y es que el mérito de Hawkwind fue ir un paso más allá que sus coetáneos e innovar las leyes de la psicodelia ideando un nuevo estilo que después se daría en llamar space-rock, pero también es digno de alabanza que fueran uno de los pioneros de la fusión sonora que se desarrolló en el progresivo de los años 70's, incorporando a sus costumbres ecos de otros géneros tales como el el krautrock, free-jazz, el proto-punk, el acid-rock y la electrónica más primitiva. Una multitudinaria formación con una extensa discografía de la cual he escogido este formidable 'Hall of the mountain grill', como punto de partida.

Fue un álbum que de alguna manera me persiguió en la infancia. Me acercaba con unos pocos ahorros a la tienda más cercana a mi barrio, la desaparecida 'Discomanía' y allí veía esa enigmática portada presidida por una especie de nave espacial tratando de salir a flote con el astro rey (o es la luna?) a sus espaldas, pero al final siempre me compraba otro porque desconocía si la misma escondía un cancionero de mi agrado, de hecho no tenía ni la más remota idea de que tipo de música practicaban estos tipos porque en aquel local no solían atinar mucho a la hora de apilar los cassettes en sus correspondientes secciones (sirva de ejemplo que el material de Ratos De Porão se podía encontrar en pop español y que Pink Floyd estaba en heavy metal junto a otros como Queen), de hecho hice bien en no fiarme porque esta cinta en concreto estaba ubicada en el cajón desastre de novedades en oferta, que manda narices porque la obra es de 1974 y estoy hablando más o menos de dos décadas después, y además dentro de los etiquetados como ¡¡brit-pop!!. En fin, que con esas referencias poco me apetecía arriesgarme en invertir las cuatro perras que llevaba en el bolsillo en algo así, pero la cosa es que se volvió a cruzar en mi camino en Discusatix, una emblemática tienda de vinilos de segunda mano que visité con mi melómano primo Fernando en Zaragoza y de la que creo que hablé brevemente por aquí hace mucho a colación de citar un disco de Tangerine Dream que compré aquella misma tarde. Pregunté al dueño de que iba la propuesta de esta gente y muy amable pinchó un par de canciones para que pudiera opinar por mi mismo y vaya, no me costó ni lo más mínimo conectar de lleno, lo malo es que como era un tiradete y ya había pagado el 'Cyclone' de los mentados alemanes, me quedé sin presupuesto para llevármelo, además de que tampoco tenía tocadiscos, con lo cual hubiera sido muy estúpido por mi parte agenciármelo. No acepté el ofrecimiento de mi familiar, que trató de convecerme para que lo adquiriera con un préstamo sin devolución posterior de su parte porque yo siempre he sido muy mirado y no me gusta aprovecharme en estas situaciones, así que luego me tiré de los pelos un tiempo cuando me cayó una propina de mi abuela con la que podría haberle devuelto el gesto de un día para otro, pero el impredecible destino quiso que en el viaje de vuelta a Barcelona, parara en una gasolinera a echar un orín y repostar y por casualidad viera en un stand de la gasolinera una serie de recopilatorios chusqueros de Los Chunguitos, La Pelúa y mis a posteriori apreciados Leño y Gipsy Kings, que me parecieron meros guardaespaldas de esta joya de Hawkwind que me estaba esperando más reluciente de lo que la había visto antes en mitad del panel al módico precio de trescientas pesetas. Rogué a mi padre que me la comprara, pero fue mi hermano quien me la regaló, supongo que para darse el gusto de una vez subidos de nuevo al viejo Seat Ronda, decirme 'pon a esos peludos para ver como suenan' para a las dos canciones de reproducirse soltarme un lacónico 'va, quita esa basura ya', pero que a mi me la traía al pairo porque ya tenía lo que quería.

Es posible que su mejor álbum sea 'Space ritual Alive', un directo editado un año antes que el disco que nos ocupa y que me dio a conocer mi querida Sra. Esmiz hace un cosa de dos años, pero tras mucho pensarlo decidí escribir sobre este porque fue con el que tuve mi primer contacto con su particular universo sonoro. No es tarea fácil escoger uno de sus treinta trabajos de estudio (aparte cuentan con diez grabados en vivo, cuatro Ep's y quince recopilatorios, ahí es nada) creados en sus más de cuarenta y siete años de historia en los que ha ido aumentando su calidad sin cesar, pero las nueve piezas que componen el que fuera su cuarto lanzamiento oficial, son para mí las que dan cuenta del que fue su mejor momento, comenzando por la gloriosa "The psychedelic warlords (disappear in smoke)", mi favorita de la banda, un inicio abrumador que se maneja en diferentes estilos y que es un verdadero carrusel instrumental en el que se funden cuerdas, vientos, sintetizadores y percusiones robustas acompañando un estribillo pragmático, en un acercamiento al hard-rock de Blue Öyster Cult y Kansas, y manteniendo el equilibrio con la mística espiritual de "Wind of change", una instrumental atmosférica deudora de las bandas sonoras con las que Maurice Jarre o Ennio Morricone nos deleitaron en el pasado, pero también heredera de The Moody Blues, la estupenda "D-Rider", tan fiel a las enseñanzas de Barrett, Waters, Gilmour, Mason y Wright como aventajada en su respetuoso desmarque de la mera copia, y confirmando su papel de innovadores con una paleta de añadidos inéditos, la accesible belleza acústica de "Web weaver", quizá su corte más pop en un sentido más cercano a Supertramp y Big Star que a The Beatles, la alucinógena "You'd better believe it", que a medida que avanza se va haciendo más feroz y eléctrica, "Lost Johnny", interpretada por el carismático Lemmy, que hizo aquí su puesta de largo como músico de élite, una canción en la que ya se notaba el sello personal del que con el tiempo se convirtió en leyenda, "Goat willow", con un theremon que recuerda el sonido de las películas de terror clásico que dieron fama a Boris Karloff, aunque luego un mellotron lleva la batuta y la deja en paisajes medievales, y "Paradox", con el resgar de la guitarra creando un ambiente comedidamente épico y trascendental.

Los causantes de todo esto fueron Dave Brock (líder indiscutible y único miembro fijo del proyecto), el recientemente fallecido Lemmy Kilmister (que más tarde abandonaría el grupo de la manera más gamberra posible con asuntos de faldas, infidelidades y traición de por medio, para formar Motörhead), Simon House (después presentes en discos de David Bowie, Japan, Third Ear Band, Mike Oldfield, David Sylvian, High Tide y un largo etcétera), Simon King (que antes estuvo en los psicodélicos Opal Butterfly y luego colaboró con gente como Brian Eno, Robert Calvert y Steve Swindells), Nik Turner (que en la actualidad compagina su labor en Hawkwind con sus apariciones en directo y estudio con Space Mirrors y Spirits Burning) y Del Dettmar (que se fue a vivir a Canadá e hizo sus pinitos compositivos en Melody Energy Commission). El futurista diseño de la portada corrió a cargo del artista gráfico Barney Bubbles y el título hace referencia a un restaurante londinense que frecuentaba la banda y que aparece en una fotografía interna del álbum y a su vez un guiño a una composición del pianista noruego Edvard Grieg.

https://www.youtube.com/watch?v=-ouS0bKDvFM

8 comentarios:

  1. Muy buena la entrada, cielo! :) pues ya ves mi memoria que no me acordaba jajaja y los confundí, pero ya harás la entrada de Captain Beyond jaja verdad? jaja muaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. Gracias, bombón! ;)
    Con esa maravilla de 'Space ritual' quedándose en el alero no puedo hacer más que comprometerme a dedicar una entrada a ese gran disco homónimo de Captain Beyond que tanto nos gusta y que tal como pasó con el mentado álbum de Hawkwind, escuché por primera vez merced a tu gentileza. Irá en tu honor, obviamente :D
    Mua!!!!!

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  3. Excelente, Txarls. Es mi disco favorito como álbum de un grupazo como Hawkwind, un fundamental muy poco reconocido aunque quizás las canciones que más me gusten están en los singles del "Silver machine" que publicaron fuera del "In search of space". Abrazos, crack.

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  4. Ahora que todos añoramos al desaparecido Lemmy, no estaria mal que volvamos la vista atras, a recuperar a este enorme grupo que donde Lemmy se curtió antes de convertirte en una cabeza de motor. Como siempre Txarls, todo un disfrute leerte

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  5. Años que no escucho este disco, y efectivamente es excelente, como lo fue el grupo, poco recordado así que este fantástico post tiene doble mérito por recordarnoslo.
    Salud.

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  6. Johnny! Fueron muy grandes Hawkwind y yo creo que ni que sea por la cantidad de años que llevan guerreando, todavía lo son. Quizá no se es justo con ellos a la hora de citar a las bandas más influyentes de la historia, porque deberían tener su lugar de privilegio en la lista, pero bueno, al final esas cosas no importan tanto cuando su carrera habla por si sola y se mantiene firme para muchos que todavía gozamos con discos como este. Voy a buscar esos singles que dices, porque tengo el 'In search of space', pero desconozco esos cortes externos. A mi el que me parece una obra maestra es el directo de 'Space ritual', aunque como digo en el post, tengo un aprecio nostálgico por este monumental 'Hall of the mountain grill'.
    Hubo tan buenos discos en esos años y han envejecido tan bien...a ver si dedico unas líneas a alguna banda más de la época que hay maravillas para dar y vender.
    Un abrazo grande y ten un buen fin de semana!

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  7. No más disfrute que leerte a ti, Carlos, jeje
    Pues si, ahora que Lemmy se ha instalado en el más allá para sembrar el mal con su carnoso sonido de bajo distorsionado, hay que recordar sus primeros pasos porque merecen reivindicación también, tienes toda la razón.
    Aunque acabaron como el rosario de la Aurora, luego se reconciliaron (al menos Brock y él) y hoy podemos comprobar los grandes que fueron ambos hasta en el aspecto de tragarse el orgullo y recuperar el respeto mutuo.

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  8. Gracias Addison!
    Es curioso como algunos discos se recuperan con los años y siguen entrándonos directos al corazón como lo hacían antaño.
    Estos días he estado escuchando los más recientes trabajos de la banda y no están nada mal aunque no lleguen a la excelencia de aquellos inicios como es lógico en cierto modo.
    Tiene mucho mérito lo de Hawkwind, seguir en la brecha tras más de cuatro décadas sin hacer ruido mediáticamente hablando. Muy grandes.
    Un placer tu visita.

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