lunes, 31 de octubre de 2016

DEVENDRA BANHART

WHAT WILL WE BE (2009)

Me costó muchísimo conectar con la propuesta de este artista de Houston (Texas), de hecho no entendía porque recibía tantos halagos por parte de prensa y público, incluso me molestaba que fuera tan popular y venerado a sabiendas de que a veces se comportaba como un impresentable en algunos de sus directos tal como informaban algunos medios que sin embargo le seguían riendo las gracias y poniéndolo por las nubes. Para mi entraba dentro de ese paquete de compositores díscolos entorno a los que se generaba un aura de ceguera incomprensible, tal como pasaba con Amy Winehouse, de la que nunca dejaré de reconocer que fue muy grande a la hora de crear e interpretar en el estudio, pero jamás alabaré su actitud en vivo al igual que otros muchos que ahora no me vienen a la cabeza pero que hacen un flaco favor los pobres músicos y vocalistas que en su línea sonora se parten el lomo intentando trasladar con pasión y compromiso su discurso al escenario. Supongo que encontrarlo hasta en la sopa tampoco ayudo a paliar mi animadversión por este figura. Aparecía en discos de Antony & The Johnsons, Xiu Xiu y Beck, colaboraba con Leonard Cohen, Joanna Newsom, Natalia Lafourcade, grupos como Vetiver, CocoRosie o Little Joy, saltaban a la fama solo por venir apadrinados por él, artistas del nivel de Fab Moretti y Michael Gira de Swans y Angels Of Light, aparecían en sus discos, y para colmo ocupaba titulares en revistas del corazón por su relación con la actriz Natalie Portman, a la que un servidor tenía en un pedestal por aquellos tiempos. Claro, así me era imposible no tenerlo aborrecido, pero pasado ese auge, cuando el personal dejó de prestarle tantísima atención, me dio por buscar sus álbumes y dedicarle unas escuchas dejando aparcados esos infundados prejuicios. Sin duda me había perdido algo muy bueno.

Criado en el seno de una familia hippie que seguía a un maestro espiritual llamado Prem Rawat, y que fue el causante de que pusieran tan peculiar nombre de pila a nuestro protagonista del post de hoy (Devendra es sinónimo de Indra, el dios del cielo, relámpago, trueno y lluvia de la mitología hindú), poco después, tras el divorcio de sus padres emigró con su madre a Sudamérica y más tarde se instaló en Los Angeles (California) con catorce años de edad, encontrando de este modo un lugar idóneo para desarrollar su talento. No fue de inmediato puesto que tras su breve estancia en el San Francisco Art Institute, se volvió a trasladar en busca de un mejor aprendizaje. El destino fue lejano, nada menos que París (Francia) y allí en una de las más avanzadas urbes del viejo continente, construyó sus primeras grabaciones con un cuatro pistas y un contestador telefónico antes de ser invitado por el dueño de un local para actuar en un evento de bandas y artistas noveles asociados al indie-rock y de ahí a abrir un concierto de Sonic Youth. Disfrutó su estancia pero en Otoño volvió a su hogar y empezó a mover su propuesta por distintas salas y bares californianas hasta que un día el azar quiso que se cruzara en su camino Siobhan Duffy, esposa de Michael Gira que se acercó a conversar con él y que tras recibir una maqueta con sus canciones se las llevó a su marido que quedó asombrado y lo fichó enseguida para su sello Young God Records. Ahí creció como intérprete y se hizo un nombre antes de firmar por XL Recordings y que llegara la fama suficiente como para fundar su propia discográfica Gnomonsong a medias con Andy Cabic, líder de los antes mentados Vetiver. Lo demás es redundancia pura y dura. Se ha labrado una reputación intachable con los años y está considerado uno de los grandes del folk americano de los últimos veinte años.

Comparado con alguno de los músicos incluidos en la lista de los que él mismo reconoce como influencia, tales como Caetano Veloso, Marc Bolan, Daniel Johnston, Billie Holiday, Syd Barrett, Manu Chao, Atahualpa Yupanqui, Nick Drake, Axl Rose, Kurt Cobain, Mick Jagger, Nusrat Fateh Ali Khan, Simón Díaz, Vasthi Bunyan, Ali Farka Toure, Arthur Russell, y Travis MacRae, tuvo que cambiar su registro vocal para otorgarle una personalidad y un timbre propios. Su tono se movía en sus inicios entre el falsete y la ambigüedad, pero con el tiempo ganó músculo. En los casi quince años que lleva de carrera lo ha prestado para múltiples proyectos, pero donde de verdad se saborea su verdadero potencial en su material de estudio.

Hoy saldo mi deuda, decidido a escribir sobre el que es el disco que más me convence de su discografía, la cual consta de nueve álbumes de larga duración. 'What will we be' fue el séptimo en su haber y tal vez el que marcó una solidez y una madurez más marcada. Sigue habiendo algo de la fusión sonora que le ha caracterizado desde sus inicios, ese mestizaje o más bien dicho esa fijación por unir lo genuinamente americano con lo latino (su madre nació en Venezuela y él se crió en Caracas, posee doble nacionalidad y domina nuestro idioma) y ese folk asilvestrado de corte bucólico que no le hace ascos al rock psicodélico ni al pop más experimental, pero aquí entona con delicadeza y pierde ese tono gamberro para envolver el ambiente con seda fina. Poco rastro queda de ese sonido lo-fi, pero el resultado es óptimo y muy rico en su diversidad. Su propuesta siempre se ha caracterizado por navegar por una gran cantidad de géneros y por reinventar lo añejo ingeniando nuevas fórmulas pero aquí aún sube un peldaño más en ese escalafón artístico. De ese modo podemos nos deleita con la delicadeza optimista de "Can't help but smiling", un precioso inicio de ritmo templado y luz pop que enamora al oyente antes de dar paso a otra frágil tonada de ternura implícita, la bella "Angelika", que encajaría en el ideario de un Nick Drake apasionado, una brisa fresca que hacía la mitad de su recorrido entorna los ojos en una mirada furtiva a la bossanova y el latin jazz más accesible, justo hasta la llegada casi enlazada de "Baby", mi favorita del lote y la que cierra esta brillante remesa compuesta de tres cortes gigantescos tan distintos entre sí como afines en su lógica, aunque tal vez instrumentalmente el repertorio sigue una línea que se podría identificar como conceptual, pero bueno, esta canción tal como decía es mi predilecta porque lo tiene todo, gancho sonoro, coherencia, una buena letra, unos coros preciosos y un deje al Lou Reed más alegre que la convierte en un hit potencial, de hecho hace poco la podíamos escuchar hasta la saciedad merced a un spot publicitario de una marca alemana de automóviles, y la cosa sigue con "Goin black", de alma sixtie, dócil, progresiva y cercana al viejo alt-country de Gram Parsons, "First song for b", que va unida a la obviamente continuista "Last song for b", que cambia el piano por la acústica y a Rufus Wainwright por Bert Jansch como espejo en el que mirarse, "16th & Valencia, Roxy Music", entre la música disco setentera y el glam de T-Rex, una gozada bailable de sencillo tarareo que se pega como una lapa, y que también guarda similitudes con The Strokes y Franz Ferdinand, "Rats", rockera e imponente, en algún lugar entre Deep Purple y Jefferson Airplane, "Brindo", la única pista interpretada integramente en español, con su marcado acento venezolano, cálida, depurada, intimista y desnuda emocionalmente hablando, "Walilamdzi", enésima gema de exquisita ejecución en la que recuerda ligeramente a Harry Nilsson, y la festiva "Foolin", que finiquita por todo lo alto un trabajo redondo.

Aparte de Devendra Obi Banhart (le pusieron ese segundo nombre en homenaje al personaje de 'Star Wars' Obi-Wan Kenobi, con lo que imagino que sus padres eran unos freakys de tomo y lomo), estuvieron implicados en este flamante 'What will we be', el gran artista brasileño Rodrigo Amarante (miembro también de Los Hermanos y Little Joy), Paul Butler (líder de A Band Of Bees), Noah Georgeson, Greg Rogove, Luckey Remington (ex-componente de The Pleased y Megapuss) y Greg Rogo Ve (habitual batería de Adam Green),

https://www.youtube.com/watch?v=kxGhUH_vuHA

2 comentarios:

  1. No he encontrado nunca la gracia a este artista, quizás después de la lectura de tu articulo, me pare en el disco que comentas. Todo lo que escuche de él me ha parecido bastante aburrido y previsible. Ya te cuento tocayo. Abrazos

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  2. Entonces eres de los míos, que le tienen o han tenido asquete y lo encuentran o encontraban sobrevalorado pero está abierto a cambiar de opinión, jeje. Yo no lo soportaba, me parecía un iluminado de la vida, pero pasado ese boom de alabanzas que le brindaron en su día, me metí un poco a escuchar en profundidad sus discos y este por lo menos me gusta bastante. A veces me pregunto si tuvo algo que ver que saliera con Natalie Portman (demasiado arroz para tan poco pollo) cuando lo dejaron lo ví con mejores ojos, como alguien más terrenal, que eso ya era pasarse de suertudo jaja.
    Ya me contarás pues, un abrazo, querido tocayo!

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